¿Urbanización con
pobreza? Por Javier León | Desarrollo Urbano y Vivienda del BID ha trabajado y
continúa diseñando intervenciones innovadoras para las ciudades con un objetivo
claro y simple: que todos
los ciudadanos tengan acceso a los beneficios de la
urbanización. Y este es también el
objetivo de este blog. Un lugar de encuentro para pensar y discutir los
proyectos e intervenciones más efectivos para las ciudades que queremos
construir.
Si uno busca en
Google “ciudades” o “cities” encontrará una multitud de organizaciones,
iniciativas y fundaciones especializadas en el tema, y también una diversidad de “apellidos”:
ciudades sostenibles, emergentes, seguras, inteligentes, globales, saludables,
ciudades del milenio y muchas otras. Todo esto muestra que el tema es muy
actual y concita el interés general.
¿Es esto importante
para América Latina y el Caribe? Muchísimo, y por varias razones. En primer
lugar, esta es la región más urbanizada del planeta. Un 82% de sus habitantes
vive en ciudades, lo que equivale a 480 de 600 millones. En segundo lugar, por
la velocidad de la urbanización. En los últimos 50 años Europa y América del
Norte pasaron de una tasa de urbanización de 62% a 80%, mientras que América
Latina y el Caribe, en el mismo período de tiempo, creció de 49% a 82%. Desde
1960 el número de residentes de las ciudades de América Latina y el Caribe se
ha multiplicado por seis. Este
crecimiento acelerado se explica por la migración campo-ciudad en la década del
60 y 70 y el boom demográfico que recientemente ha comenzado a declinar.
La urbanización tiene
muchos efectos positivos, especialmente para la economía, la innovación y el
intercambio de conocimiento. Muchas ciudades son los centros más importantes en
generación de bienes y servicios. Así, Lima, Buenos Aires y Montevideo son responsables
por más de la mitad del PIB de sus respectivos países.
Pero la rápida
urbanización de América Latina y el Caribe también ha traído efectos no
deseados. Un alto porcentaje de los habitantes de ciudades viven bajo la línea
de pobreza. De los 180 millones de pobres en la región, 125 millones viven en
ciudades. Esto se debe a que el
crecimiento demográfico ocurrió mucho más rápido que el crecimiento económico.
Recientemente, al
gran número de familias de bajos ingresos que demandan acceso a servicios
básicos se suma una clase media emergente con demandas cualitativamente
distintas: más seguridad, menos contaminación, mayor transparencia y mejor
movilidad. Crece la demanda, pero la capacidad de respuesta de las ciudades y
sus gobernantes es, en muchos casos, limitada.
Instituciones débiles, mal manejo de ingresos, peores decisiones sobre
gastos e inversiones y prioridades definidas por ciclos políticos, son los
males que impiden una respuesta efectiva de las autoridades.
La urbanización con
pobreza genera además problemas de violencia, degradación de barrios,
informalidad, crecimiento desordenado y baja densificación. A esto hay que añadir los temas ambientales y
de cambio climático. El 82% de la población de América Latina y el Caribe viven
en áreas de baja elevación costera.
Estos son formidables desafíos de la región. Y este es
nuestro espacio para compartir con nuestros lectores nuestras experiencias en
América Latina, las lecciones que aprendemos, el conocimiento que generamos y
las buenas prácticas que fomentamos. Los invitamos a sumarse. Esta columna fue publicada originalmente en el
Blog Urbanización y Pobreza del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
TOMADO DE EL NUEVO DIARIO DE NICARAGUA
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