FERTILIZANTES. Jhonny
Quiroga descubrió hace 20 años una veta de turba (plantas y animales
fosilizados) en Capinota, y desde entonces la procesa para convertirla en
fertilizantes
Turba-bol transforma fósiles en abono orgánico
Por Luis Fernando Avendaño - Jhonny Quiroga muestra las
vetas de turba en Apilla Pampa, en Capinota. - Cortesía del entrevistado
Periodista Invitado Hace 20 años, Jhonny Quiroga Vega llegaba, invitado por
unos amigos, a un valle de Capinota llamado Apilla Pampa, sin imaginar que
allí, en el suelo, a flor de piel, estaba la materia prima con la que
trabajaría un emprendimiento que lo acompañaría por más de dos décadas. Era la
turba, un carbón fósil formado hace más de un millón de años con los restos de
animales y plantas. Probablemente allí ocurrió un sismo que enterró esa fauna y
flora (helechos gigantes), hasta que, por un proceso anaeróbico la materia
orgánica se fue fosilizando. Si hubiera estado un poco más abajo, a unos 400
metros, se hubiera convertido en petróleo, pero así, a flor de piel, la turba
parece sólo una mole entre piedra y tierra. Pero para Jhonny Quiroga, ingeniero
agrónomo, era "oro en abono".
Entonces, sometió los fósiles a análisis de laboratorios en
Cuba, los cuales le dieron el aval científico, y con una inversión de 70 mil
dólares (que más tarde se convirtieron en 90 mil), dio vida a Turba-bol (Turba
Boliviana), una firma que procesa ese material en dos plantas, una en
Quillacollo y la otra camino antiguo a Santa Cruz. En estas factorías, tras un proceso de destilación
pirolítica, se extrae el alquitrán y otros elementos de la turba, y a los
residuos se incluyen los 14 elementos esenciales para una planta, comenzando
por el nitrógeno y concluyendo en glucosas (azúcar moreno). De ese modo,
Turbabol logró el abono orgánico sólido con sus variedades Juancho y Garden,
que tienen alto poder de retención de agua y de transportar elementos
nutritivos del suelo a la raíz de la planta. El Garden es recomendado para
jardín, mientras que el Juancho sirve para la agricultura intensiva y
extensiva. Además, Turbabol logró el abono líquido foliar Turmivic, que, como
su nombre lo indica, sirve para alimentar a las plantas a través de las hojas,
mediante una mezcla balanceada con agua. Según Quiroga, se demostró que este
fertilizante tiene un poder 180 por ciento mayor a los abonos tradicionales. Además,
de los residuos volátiles, se extraen insecticidas y fungicidas naturales para
control de plagas y enfermedades. También se hacen preparados especiales, como
el Triple 15, recomendado para productos del valle, como maíz, papa, arveja y
otros, mientras que el Triple 20 está destinado a suelos más tropicales, y
cultivos de banano, yuca, palmito, arroz, papaya y otros.
De hecho, Turba-bol logró consolidar mercados en Yapacaní,
con el arroz, soya y chía, y en los valles cruceños, además de sectores del
altiplano y los valles. Aunque al principio, hubo malos tiempos, hoy puede darse por
vencedor. Ha demostrado el poder nutritivo y la cualidad ambiental de su
producto. Hay 1.200 toneladas de materia prima acumuladas y 50 toneladas
procesadas. "La turba es un producto totalmente orgánico, natural y ecológico"
Desde Capinota al
productor
• Turba-bol extrae la materia prima de una zona fiscal de la
comunidad de Apilla Pampa, en Capinota, y por la extracción paga una comisión
anual a Sergeomin.
• Tiene varias presentaciones sólidas (Juancho y Garden) y
líquidas (Turvimic) y tamaños, frascos pequeños que van entre 25 y 45
bolivianos y bolsas de quintales para cultivos más extensivos. También hay
insecticidas.
• El producto puede encontrarse en todas las tiendas
agropecuarias o también hacerse los pedidos a los teléfonos 4561500
77405227-77405228. Tomado de los tiempos de Bolivia
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