Sin horarios, ni
exámenes, ni clases: el colegio que revoluciona la educación en Latinoamérica
La red colombiana de Colegios Fontán, considerada una de las
más innovadoras del mundo, aplica un modelo 100% disruptivo que ya reciben 50
mil estudiantes de seis países. En diálogo con Infobae, Julio Fontán, su fundador
y director, consideró: "El sistema educativo no cree en los niños"
Por Maximiliano Fernandez
La red de colegios Fontán implementa un modelo disruptivo de
educación
El mismo año en que él nació, en 1957, sus padres fundaron
el Centro Psicotécnico de Medellín, dedicado a la psicología del aprendizaje.
El tiempo rindió sus frutos. En 1985, se consagraron como los responsables de
la primera "Innovación Educativa" aprobada en Colombia. Su padre
murió ocho años después, en 1993. En ese momento, Julio Fontán, administrador
de empresas de profesión, asumió la conducción y profundizó la transformación,
al punto de fundar una red de escuelas.
En un principio, los niños tenían material autodidáctico,
cumplían con un plan, todos con la misma currícula. Cuando se consideraban
preparados, rendían un examen y si lograban aprobarlo, pasaban al siguiente
tema. En Bogotá, implementaron el primer cambio: eliminaron los exámenes. Lo
que importaba, en realidad, era el proceso de aprendizaje de los chicos. La
palabra clave: autonomía.
"Cuando implementamos los cambios, hubo algunos
problemas. Sobre todo, a partir de que el estudiante tiene que llegar a la excelencia
en todos los temas. El concepto de nota ya no existe. Es que en realidad la
nota es una mentira", remarcó en diálogo con Infobae Julio Fontán,
director de la red de colegios, considerada una de las más innovadoras del
mundo según Microsoft. "En una escuela, un niño con lo que sabe se saca
una nota. Y en la de al lado, con los mismos conocimientos, se saca otra",
agregó.
-¿Cómo se organiza la dinámica en sus aulas?
-Los niños no están por cursos ni por edades, sino por
niveles de autonomía. Por caso, hay niños de 11 años en el nivel de autonomía
más alto. Lo que sucede es que el sistema educativo no cree en los niños, pero
cuando uno les da la oportunidad y las herramientas lo logran con una facilidad
que uno se queda con la boca abierta.
-¿Hacia dónde apunta su modelo?
-Lo fundamental del proceso es desarrollar las habilidades
que tienen alta correlación con la calidad de vida en todos los niños. Si un
niño desarrolla la capacidad de evaluación, está desarrollando la capacidad de
tomar decisiones por el resto de su vida. Si tú tienes un niño durante catorce
años de su vida, hay como 15 mil horas de práctica de esa relación. El sistema
educativo no puede ser el entorno donde el niño practica la mediocridad durante
catorce años.
-¿Se busca la excelencia?
-La excelencia no es una meta; es un proceso. No todos los
niños tienen que llegar a esa meta. La excelencia es un proceso de toda la vida
y la idea es que el niño tenga en cuenta cada vez más profundidad en su
evaluación. Se trata de que cada vez el niño sea mejor.
-¿Cuál es el rol del docente en este nuevo sistema?
-Hay dos roles. Por un lado, hay tutores, que se preocupan
de la parte humana de los estudiantes. Por otro, hay analistas, que es una
posición más parecida a la del profesor. Le ayuda a armar el plan individual al
niño, lo acompaña, le hace seguimiento al proceso, pero no enseña. Ayuda al
estudiante.
-¿Cómo los capacitan para llevar adelante roles tan
distintos a los tradicionales?
-El sistema educativo piensa que si capacita, resuelve el
problema. La capacitación solo sirve para aprender a manejar herramientas, ya
sea tecnológicas o pedagógicas, pero no transforma paradigmas. Entonces, lo
primero que hacemos cuando llegamos a una nueva comunidad educativa es que
todos construyan sentido. Si algo no tiene sentido, no tiene valor. La gente no
está dispuesta a poner la energía necesaria para hacerlo. Después evalúan el
estado de su institución y los ayudamos a elaborar un plan, pero no lo hacemos
nosotros. Por último, llega lo más importante: la metacognición de toda la
comunidad.
-¿Por qué es lo más importante?
-Un proyecto solo es sostenible si toda la comunidad
-estudiantes, autoridades, educadores y padres- cambian su paradigma respecto a
lo que es la educación. Aquí hay muchos paradigmas nuevos: lo primero es que la
búsqueda es mejorar la calidad de vida de los estudiantes. Las metas no son las
pruebas de estado. Aunque también, en forma colateral, se mejoran las pruebas
de estado.
-¿Tiene datos precisos sobre la mejora del rendimiento?
-Tenemos muchos datos. El último que recabamos tuvo lugar en
Itagüí, un municipio al sur de Medellín. Allí hay unos 6.000 estudiantes que
están mejorando sus pruebas de estado 6,8% por año, que es un incremento muy
alto. Fuera de eso, hay 24 colegios en el municipio. De ellos, cinco que no
están perdiendo estudiantes: cuatro son nuestros. Y, a su vez, de ellos, tres
están creciendo. Los tres replican nuestro sistema.
El sistema Fontán, hoy, se aplica en 23 colegios
colombianos. En las instituciones privadas, sus alumnos no tienen horarios. De
hecho, pueden arrancar su ciclo de aprendizaje cuando lo deseen y finalizarlo
cuando consideren haber alcanzado la excelencia. También el modelo se
implementa en 13 colegios de Estados Unidos, México, Costa Rica, Chile y
España. En total, 50 mil estudiantes siguen el learning one to one que diseñó
el Colegio Fontán.
-Podría describirme un día en los colegios de Fontán.
-En nuestros colegios no hay clases porque no están los
niños mirando hacia adelante, a un profesor que escribe en un pizarrón.
Preferimos llamarles talleres. Tú entras y ves a grupos de niños sentados en
mesas trabajando. Cuando llegan, hay una actividad de apertura, que se planea entre
estudiantes y educadores, donde hay diálogo entre ellos para abrir puentes de
comunicación.
-¿Después de esa actividad?
-Cada niño planea su día. Él puede decir, por ejemplo, toda
la mañana voy a trabajar en matemática y en la última hora, lenguaje. Todo de
acuerdo a sus necesidades. Por más que pueden plasmar su cronograma en el
sistema, la mayoría lo escribe en un papel y lo ponen cerca de sus
computadoras. Algunos se demoran más, otros menos, pero todos terminan las
materias porque deben llegar a la excelencia en todos los temas, por lo cual
trabajan mucho más que en un sistema tradicional, que cuando se termina el curso
vieron el 70 o 75% de los estándares curriculares.
-¿La educación va hacia este tipo de modelos?
-Según los futuristas, el 50% de las profesiones de hoy no
existirán en menos de diez años y el 75% de los niños que están en primaria van
a estudiar carreras que no existen. Según ellos, también se acaba el trabajo de
los profesores. Enseñar es quitarle la necesidad al niño de que haga el proceso
de aprendizaje y solo darle la respuesta. El problema es que la calidad de vida
depende del proceso y no de la respuesta. No obstante, va a seguir habiendo
educadores. Habrá entornos sociales de arte, de deporte, de laboratorios, pero
el concepto de escuela que tenemos hoy se va a acabar más rápido de lo que
pensamos. Tomado de infobae , sugerido por face de Raquelita fontana
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