Rojo sangre de El Federal // Por Paulo Ferreyra
Especial para El Litoral
Colaboración: Abel Fleita
Federal (familia icteridae). Se alimenta de insectos y
algunos frutos silvestres. Macho y hembra presentan un aspecto similar, llegan
a medir 24 centímetros de longitud. Su peso es de 85 gramos aproximadamente.
Viven en esteros, bañados, lagunas y otros cursos de agua dulce con juncos.
Habitan en buena parte del país.
En Argentina, popularmente se cree que su denominación vulgar, asociada al color rojo fuerte de su pecho, es producto de la identificación con la “Divisa Punzo”, la que fuera un distintivo político de color rojo que identificaba a los federales en los primeros años de la independencia argentina. También es reconocida como “cintilla federal” que fuera establecida por Juan Manuel de Rosas entre 1832 y 1850 para identificar a sus partidarios.
“De igual manera, cuesta conciliar la aceptación original del nombre vulgar de esta especie con la región guaraní, habida cuenta del posicionamiento de la provincia de Corrientes en el bando opuesto (unitarios) y la todavía inexistente provincia de Misiones en el contexto nacional. Por eso es que los nombres vulgares (con los que también se los identifica) de “blandengue” o especialmente el de “bombacha roja” hayan sido probablemente sus denominaciones vulgares originales en la región, antes de la expansión y consolidación del nombre con el que actualmente se lo reconoce”, del libro de Fernando Laprovitta Guyra, Reminiscencias míticas desde la fauna guaraní.
Con el federal se da una cuestión particular, porque aunque sus llamativos colores combinados en rojo y negro se destacan a primera vista, para quienes no lo conocen mucho vale esperar a verlo cantar porque durante el esfuerzo y estiramiento hacia arriba, deja al descubierto sus llamativas piernas rojas, como su cabeza y cuello. Aunque también oírlo sin verlo es una grata sorpresa. Agrada escucharlo, por momentos escondido en el pirizal, uno de los característicos ambientes acuáticos que
Existen las circunstancias en que la definición de rojos y negros es menos fuerte o manchada en dichas aves. Los federales dan identidad a ciertos lugares, así hay zonas agrestes que cobran vida. Es posible observarla al costado de la ruta, basta con prestar atención a la vegetación o a los cables de electricidad, porque es seguro que uno o dos de ellos estarán vocalizando junto a los rayos del sol.
Los pichones de el Federal son negros y se van manchando de anaranjado. Va ganando primero la parte delantera comenzando por la garganta, baja hacia el pecho, luego los laterales tomando las mejillas, la frente y extendiéndose por último por la cabeza y la nuca hasta completar el capuchón.
frecuenta.En Argentina, popularmente se cree que su denominación vulgar, asociada al color rojo fuerte de su pecho, es producto de la identificación con la “Divisa Punzo”, la que fuera un distintivo político de color rojo que identificaba a los federales en los primeros años de la independencia argentina. También es reconocida como “cintilla federal” que fuera establecida por Juan Manuel de Rosas entre 1832 y 1850 para identificar a sus partidarios.
“De igual manera, cuesta conciliar la aceptación original del nombre vulgar de esta especie con la región guaraní, habida cuenta del posicionamiento de la provincia de Corrientes en el bando opuesto (unitarios) y la todavía inexistente provincia de Misiones en el contexto nacional. Por eso es que los nombres vulgares (con los que también se los identifica) de “blandengue” o especialmente el de “bombacha roja” hayan sido probablemente sus denominaciones vulgares originales en la región, antes de la expansión y consolidación del nombre con el que actualmente se lo reconoce”, del libro de Fernando Laprovitta Guyra, Reminiscencias míticas desde la fauna guaraní.
Con el federal se da una cuestión particular, porque aunque sus llamativos colores combinados en rojo y negro se destacan a primera vista, para quienes no lo conocen mucho vale esperar a verlo cantar porque durante el esfuerzo y estiramiento hacia arriba, deja al descubierto sus llamativas piernas rojas, como su cabeza y cuello. Aunque también oírlo sin verlo es una grata sorpresa. Agrada escucharlo, por momentos escondido en el pirizal, uno de los característicos ambientes acuáticos que
Existen las circunstancias en que la definición de rojos y negros es menos fuerte o manchada en dichas aves. Los federales dan identidad a ciertos lugares, así hay zonas agrestes que cobran vida. Es posible observarla al costado de la ruta, basta con prestar atención a la vegetación o a los cables de electricidad, porque es seguro que uno o dos de ellos estarán vocalizando junto a los rayos del sol.
Los pichones de el Federal son negros y se van manchando de anaranjado. Va ganando primero la parte delantera comenzando por la garganta, baja hacia el pecho, luego los laterales tomando las mejillas, la frente y extendiéndose por último por la cabeza y la nuca hasta completar el capuchón.
Semana de mayo
A mitad de mes había llegado a Buenos Aires la fragata inglesa Mistletoe. El virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros había intentado demorar la difusión de las novedades, las que al conocerse aceleraron el movimiento revolucionario. La fragata trajo los periódicos que confirmaban los rumores que circulaban intensamente por Buenos Aires: la Junta Central de Sevilla cayó en manos de los franceses de Napoleón, era el último bastión del poder español.
Días después el virrey Cisneros hizo leer por los pregoneros (porque la mayoría de la población no sabía leer ni escribir) una proclama que comenzaba diciendo: “A los leales y generosos pueblos del virreinato de Buenos Aires.” El virrey advertía que “en el desgraciado caso de una total pérdida de la península, y falta del Supremo Gobierno” él asumiría el poder acompañado por otras autoridades de la Capital y todo el virreinato y se pondría de acuerdo con los otros virreyes de América para crear una Regencia Americana en representación de Fernando. Cisneros aclaraba que no quería el mando, sino la gloria de luchar en defensa del monarca contra toda dominación extraña y, finalmente prevenía al pueblo sobre “los genios inquietantes y malignos que procuran crear divisiones”. A medida que los porteños se fueron enterando de la gravedad de la situación, fueron subiendo de tono las charlas políticas en los cafés y en los cuarteles. Todo el mundo hablaba de política y hacía conjeturas sobre el futuro del virreinato”, relata en la página web El Historiador, Felipe Pigna.
“La situación de Cisneros era muy complicada. La Junta que lo había nombrado virrey había desaparecido y la legitimidad de su mandato quedaba claramente cuestionada. Esto aceleró las condiciones favorables para la acción de los patriotas, que se venían reuniendo desde hacía tiempo en forma secreta en la jabonería de Vieytes. La misma noche del 18 de mayo los jóvenes revolucionarios se reunieron en la casa de Rodríguez Peña y decidieron exigirle al virrey la convocatoria a un Cabildo Abierto para tratar la situación en que quedaba el virreinato después de los hechos de España. El grupo encarga a Juan José Castelli y a Martín Rodríguez que se entrevisten con Cisneros.
Las reuniones continuaron hasta la madrugada del sábado 19 y sin dormir, por la mañana, Cornelio Saavedra y Manuel Belgrano le pidieron al Alcalde Lezica la convocatoria a un Cabildo Abierto. Por su parte, Juan José Castelli hizo lo propio ante el síndico Leiva.
Ayer comenzó lo que se ha dado en llamar la “Semana de Mayo”. Esto encierra una serie de acontecimientos que sucedieron en el Virreinato del Río de La Plata entre el 18 y el 25 de ese mes de 1810 y que desencadenó en la Revolución. Se vivieron días álgidos. El 22 de mayo algunos vecinos concurrieron al Cabildo Abierto, autorizados por el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros. La historiadora Paola Figueroa, comentó en Noticias Uncuyo, que a esa asamblea asistieron sólo 251 de 450 invitados, blancos. “Asistió una pequeña élite alfabetizada que sustentaba el poder económico, político o religioso. Por lo tanto fue, desde el inicio, una revolución burguesa, al estilo de todas las de la época”. Con el tiempo la participación popular se fue abriendo y así comenzó a escribirse otra historia. Tomado de el litroal de ctes ar
A mitad de mes había llegado a Buenos Aires la fragata inglesa Mistletoe. El virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros había intentado demorar la difusión de las novedades, las que al conocerse aceleraron el movimiento revolucionario. La fragata trajo los periódicos que confirmaban los rumores que circulaban intensamente por Buenos Aires: la Junta Central de Sevilla cayó en manos de los franceses de Napoleón, era el último bastión del poder español.
Días después el virrey Cisneros hizo leer por los pregoneros (porque la mayoría de la población no sabía leer ni escribir) una proclama que comenzaba diciendo: “A los leales y generosos pueblos del virreinato de Buenos Aires.” El virrey advertía que “en el desgraciado caso de una total pérdida de la península, y falta del Supremo Gobierno” él asumiría el poder acompañado por otras autoridades de la Capital y todo el virreinato y se pondría de acuerdo con los otros virreyes de América para crear una Regencia Americana en representación de Fernando. Cisneros aclaraba que no quería el mando, sino la gloria de luchar en defensa del monarca contra toda dominación extraña y, finalmente prevenía al pueblo sobre “los genios inquietantes y malignos que procuran crear divisiones”. A medida que los porteños se fueron enterando de la gravedad de la situación, fueron subiendo de tono las charlas políticas en los cafés y en los cuarteles. Todo el mundo hablaba de política y hacía conjeturas sobre el futuro del virreinato”, relata en la página web El Historiador, Felipe Pigna.
“La situación de Cisneros era muy complicada. La Junta que lo había nombrado virrey había desaparecido y la legitimidad de su mandato quedaba claramente cuestionada. Esto aceleró las condiciones favorables para la acción de los patriotas, que se venían reuniendo desde hacía tiempo en forma secreta en la jabonería de Vieytes. La misma noche del 18 de mayo los jóvenes revolucionarios se reunieron en la casa de Rodríguez Peña y decidieron exigirle al virrey la convocatoria a un Cabildo Abierto para tratar la situación en que quedaba el virreinato después de los hechos de España. El grupo encarga a Juan José Castelli y a Martín Rodríguez que se entrevisten con Cisneros.
Las reuniones continuaron hasta la madrugada del sábado 19 y sin dormir, por la mañana, Cornelio Saavedra y Manuel Belgrano le pidieron al Alcalde Lezica la convocatoria a un Cabildo Abierto. Por su parte, Juan José Castelli hizo lo propio ante el síndico Leiva.
Ayer comenzó lo que se ha dado en llamar la “Semana de Mayo”. Esto encierra una serie de acontecimientos que sucedieron en el Virreinato del Río de La Plata entre el 18 y el 25 de ese mes de 1810 y que desencadenó en la Revolución. Se vivieron días álgidos. El 22 de mayo algunos vecinos concurrieron al Cabildo Abierto, autorizados por el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros. La historiadora Paola Figueroa, comentó en Noticias Uncuyo, que a esa asamblea asistieron sólo 251 de 450 invitados, blancos. “Asistió una pequeña élite alfabetizada que sustentaba el poder económico, político o religioso. Por lo tanto fue, desde el inicio, una revolución burguesa, al estilo de todas las de la época”. Con el tiempo la participación popular se fue abriendo y así comenzó a escribirse otra historia. Tomado de el litroal de ctes ar
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