viernes, 3 de mayo de 2013

DECLARACIÓN DE LIMA DE Climate Action Network Latinoamérica


CAN LA: DECLARACION DE LIMA
Las organizaciones de CAN-LA (Climate Action Network Latinoamérica), reunidas en su Asamblea Anual 2013, realizada en la ciudad de Lima, considerando necesario un cambio de rumbo que recupere nuestra coherencia en la defensa integral de la vida, han decidido compartir con todos los actores involucrados en las políticas sobre cambio climático, especialmente CAN I, la siguiente declaración:
CONSIDERANDO QUE:
  1. Resulta saludable iniciar un ejercicio autocrítico sobre el papel que actualmente cumplen tanto CAN como otras redes internacionales en las negociaciones sobre cambio climático.
  2. Es pertinente revisar la posición de las organizaciones latinoamericanas, las cuales, en general, no han estimulado posiciones que se correspondan con los urgentes desafíos de la sustentabilidad de nuestra región y del Planeta, ni han comunicado apropiadamente a la ciudadanía la gravedad de la crisis climática.
  3. La estrategia del “desarrollo sostenible”, concepto en el que se centró el cambio de rumbo, no ha sido eficaz para reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) ni para alcanzar los objetivos globales de desarrollo, debido a que este concepto ambiguo sólo ha servido para crear expectativas que no se ajustan a la realidad de lo que hoy ocurre en la mayor parte de las economías del mundo, cuyos modelos de producción y consumo que estimulan el uso intensivo de combustibles fósiles, son la causa central de la actual crisis climática.
  4. Desde la firma del protocolo de Kioto (PK) el mundo ha cambiado, por lo cual no podemos aceptar que se mantenga la ineficiente categorización entre países Anexo 1 y No Anexo 1, que no permite alcanzar las reducciones globales necesarias para estabilizar el clima planetario. Planteamiento que de ninguna manera nos aleja de nuestra histórica exigencia a los países “desarrollados”, particularmente aquellos que nunca han asumido un compromiso internacional serio y que pretenden imponer un negativo sistema de mitigación basado en la voluntariedad y no en la obligatoriedad que la crisis climática demanda para el mundo entero.  
  5. El esquema de división entre “países desarrollados” y “países en desarrollo”, tuvo su justificación en 1992, pero resulta hoy inadecuado debido a las excesivas emisiones de los llamados “países emergentes” y a la urgencia de estabilizar las emisiones de  gases de efecto invernadero (GEI) a nivel global. Entendemos que las negociaciones en la Plataforma de Durban van encaminadas hacia ese reconocimiento dentro de la propia Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC).
  6. Nuevas obligaciones internacionales de reducción por parte de todos los países (salvo los más pobres y con menores emisiones netas) significaría la posibilidad de exigir nuevas herramientas a las comunidades nacionales para aumentar sus estrategias orientadas a mejorar su propia sustentabilidad, como lo demanda –por ejemplo- el impulso de energías renovables.
  7. Transcurridos 20 años de la CMNUCC y 15 años del PK, las sociedades del mundo, especialmente las más vulnerables, exigen medidas realmente contundentes para enfrentar tan grave fenómeno planetario.
EXHORTAMOS:
  1. A establecer internacionalmente un parámetro de equidad y esfuerzo compartido en materia de mitigación, que involucre a todos los países como una forma de contribuir a enfrentar un problema global. Esta es también una vía muy importante para lograr, al interior de los países, nuevas formas de producción y consumo que reduzcan su impacto local, y se encaminen hacia formas de desarrollo ambientalmente sustentadas.
  2. A examinar y actualizar el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas de acuerdo a las respectivas capacidades (RCPD-RC), especialmente en algunos países latinoamericanos que ya no son países pobres, sino países de renta media y cuyas emisiones per cápita son cada vez más significativas. Instamos a que se adopte un nuevo régimen que incorpore una actualización del principio RCPD y se reafirme el criterio de mayor responsabilidad de los países autodenominados “desarrollados” y a que se llame a los países que aún no llegan a tales niveles de consumo y emisiones a cambiar el rumbo de sus actuales políticas de crecimiento y desarrollo, que los llevaría a tan dañina condición. Esto les otorgaría la  fuerza moral y política suficiente para  exigir a los países desarrollados el emprendimiento de  un esfuerzo histórico fundamental.
  3. A que todos los países, salvo los más pobres y con más bajas emisiones, hagan esfuerzos vinculantes, medibles, reportables y verificables de mitigación de sus emisiones de gases de efecto invernadero, y que promuevan de esta manera el establecimiento de un acuerdo internacional, justo y legalmente vinculante que sea adoptado durante la COP 21 en el 2015.
  4. A que se reconozca internacionalmente la posición política adoptada por algunos países “en desarrollo”, especialmente de América latina, que han dado pasos importantes en el establecimiento de un marco institucional y legal para hacer frente al cambio climático o que han anunciado su intención de reducir sus emisiones proyectadas, se insta a formalizarlas y ponerlas en marcha, lo cual marcaría un cambio de rumbo esencial, estableciendo una notoria diferencia entre aquellos que rehúyen su responsabilidad y los que empiezan a asumirla.
  5. A que se tenga en cuenta que la probable definición de la sede de la COP en Latinoamérica se corresponda con acciones efectivas de mitigación en el país que sea seleccionado, de manera que se garantice la congruencia entre el fin último de la Convención y los países que le sirven de sede anualmente. Creemos que el mundo “en desarrollo”, incluidos los países latinoamericanos, que poseen numerosas iniciativas positivas, deben convertirse en ejemplos a seguir por aquellos países altamente emisores que se han negado a asumir sus responsabilidades históricas.
  6. A que se reemplace gradualmente el concepto del desarrollo sostenible por nuevas alternativas al crecimiento (desarrollo) que enfoquen los objetivos progreso en el bienestar de una humanidad capaz de vivir en armonía con la Naturaleza, para lo cual el concepto del “Buen Vivir”, inspirado en nuestros pueblos originarios, bien podría guiar la búsqueda de estas nuevas alternativas orientadas a garantizar la supervivencia y el devenir de la especie humana en el planeta.

Firmado por las organizaciones miembros de CAN LA, reunidas en Lima entre el 15 y el 17 de abril del año 2013.       

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