CAN LA: DECLARACION DE LIMA
Las
organizaciones de CAN-LA (Climate Action Network Latinoamérica), reunidas en su
Asamblea Anual 2013, realizada en la ciudad de Lima, considerando necesario un
cambio de rumbo que recupere nuestra coherencia en la defensa integral de la
vida, han decidido compartir con todos los actores involucrados en las
políticas sobre cambio climático, especialmente CAN I, la siguiente
declaración:
CONSIDERANDO
QUE:
- Resulta saludable iniciar un ejercicio
autocrítico sobre el papel que actualmente cumplen tanto CAN como otras
redes internacionales en las negociaciones sobre cambio climático.
- Es pertinente revisar la posición de las
organizaciones latinoamericanas, las cuales, en general, no han estimulado
posiciones que se correspondan con los urgentes desafíos de la
sustentabilidad de nuestra región y del Planeta, ni han comunicado
apropiadamente a la ciudadanía la gravedad de la crisis climática.
- La estrategia del “desarrollo sostenible”,
concepto en el que se centró el cambio de rumbo, no ha sido eficaz para
reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) ni
para alcanzar los objetivos globales de desarrollo, debido a que este
concepto ambiguo sólo ha servido para crear expectativas que no se ajustan
a la realidad de lo que hoy ocurre en la mayor parte de las economías del
mundo, cuyos
modelos de producción y consumo que estimulan el uso intensivo de
combustibles fósiles, son la causa central de la actual crisis climática.
- Desde la firma del protocolo de Kioto (PK)
el mundo ha cambiado, por lo cual no podemos aceptar que se mantenga la
ineficiente categorización entre países Anexo 1 y No Anexo 1, que no
permite alcanzar las reducciones globales necesarias para estabilizar el
clima planetario. Planteamiento que de ninguna manera nos aleja de nuestra
histórica exigencia a los países “desarrollados”, particularmente aquellos
que nunca han asumido un compromiso internacional serio y que pretenden imponer
un negativo sistema de mitigación basado en la voluntariedad y no en la
obligatoriedad que la crisis climática demanda para el mundo entero.
- El esquema de división entre “países
desarrollados” y “países en desarrollo”, tuvo su justificación en 1992,
pero resulta hoy inadecuado debido a las excesivas emisiones de los
llamados “países emergentes” y a la urgencia de estabilizar las emisiones
de gases de efecto invernadero
(GEI) a nivel global. Entendemos que las negociaciones en la Plataforma de
Durban van encaminadas hacia ese reconocimiento dentro de la propia
Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC).
- Nuevas obligaciones internacionales de
reducción por parte de todos los países (salvo los más pobres y con
menores emisiones netas) significaría la posibilidad de exigir nuevas
herramientas a las comunidades nacionales para aumentar sus estrategias
orientadas a mejorar su propia sustentabilidad, como lo demanda –por ejemplo-
el impulso de energías renovables.
- Transcurridos 20 años de la CMNUCC y 15
años del PK, las sociedades del mundo, especialmente las más vulnerables,
exigen medidas realmente contundentes para enfrentar tan grave fenómeno
planetario.
EXHORTAMOS:
- A establecer internacionalmente un
parámetro de equidad y esfuerzo compartido en materia de mitigación, que
involucre a todos los países como una forma de contribuir a enfrentar un
problema global. Esta es también una vía muy importante para lograr, al
interior de los países, nuevas formas de producción y consumo que reduzcan
su impacto local, y se encaminen hacia formas de desarrollo ambientalmente
sustentadas.
- A examinar y actualizar el principio de responsabilidades
comunes pero diferenciadas de acuerdo a las respectivas capacidades
(RCPD-RC), especialmente en algunos países latinoamericanos que ya no son
países pobres, sino países de renta media y cuyas emisiones per cápita son
cada vez más significativas. Instamos a que se adopte un nuevo régimen que
incorpore una actualización del principio RCPD y se reafirme el criterio
de mayor responsabilidad de los países autodenominados “desarrollados” y a
que se llame a los países que aún no llegan a tales niveles de consumo y
emisiones a cambiar el rumbo de sus actuales políticas de crecimiento y
desarrollo, que los llevaría a tan dañina condición. Esto les otorgaría
la fuerza moral y política
suficiente para exigir a los países
desarrollados el emprendimiento de
un esfuerzo histórico fundamental.
- A que todos los países, salvo los más
pobres y con más bajas emisiones, hagan esfuerzos vinculantes, medibles,
reportables y verificables de mitigación de sus emisiones de gases de
efecto invernadero, y que promuevan de esta manera el establecimiento de
un acuerdo internacional, justo y legalmente vinculante que sea adoptado
durante la COP 21 en el 2015.
- A que se reconozca internacionalmente la
posición política adoptada por algunos países “en desarrollo”, especialmente
de América latina, que han dado pasos importantes en el establecimiento de
un marco institucional y legal para hacer frente al cambio climático o que
han anunciado su intención de reducir sus emisiones proyectadas, se insta
a formalizarlas y ponerlas en marcha, lo cual marcaría un cambio de rumbo
esencial, estableciendo una notoria diferencia entre aquellos que rehúyen
su responsabilidad y los que empiezan a asumirla.
- A que se tenga en cuenta que la probable
definición de la sede de la COP en Latinoamérica se corresponda con
acciones efectivas de mitigación en el país que sea seleccionado, de
manera que se garantice la congruencia entre el fin último de la
Convención y los países que le sirven de sede anualmente. Creemos que el
mundo “en desarrollo”, incluidos los países latinoamericanos, que poseen
numerosas iniciativas positivas, deben convertirse en ejemplos a seguir
por aquellos países altamente emisores que se han negado a asumir sus
responsabilidades históricas.
- A que se reemplace gradualmente el
concepto del desarrollo sostenible por nuevas alternativas al crecimiento
(desarrollo) que enfoquen los objetivos progreso en el bienestar de una
humanidad capaz de vivir en armonía con la Naturaleza, para lo cual el
concepto del “Buen Vivir”, inspirado en nuestros pueblos originarios, bien
podría guiar la búsqueda de estas nuevas alternativas orientadas a
garantizar la supervivencia y el devenir de la especie humana en el
planeta.
Firmado por
las organizaciones miembros de CAN LA, reunidas en Lima entre el 15 y el 17 de
abril del año 2013.
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