Por Ingeniero agrónomo Esteban Hoffman
“El comienzo
de la zafra de invierno viene complicada por la inestabilidad climática”
La semana anterior ha sido muy especial para
el sector agrícola, presentándose con lluvias y alta humedad que “imposibilitan
la siembra en una fecha fundamental para esto, como es la última quincena de
mayo, para evitar sembrar en junio”, manifestó a EL TELEGRAFO el ingeniero
agrónomo Esteban Hoffman.
El técnico de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de la Facultad de Agronomía, sostuvo que hay zonas del país “en las que el agua registrada es de 40 milímetros y en otras llegó a los 100 mm. Ahora hay que rezar para que no llueva más, que salga el sol, tengamos viento y comience a helar, para así poder retomar la siembra en una semana, porque si nos se complica la largada”.
Explicó que la expectativa está “en términos medios”, porque la situación de los precios no ayuda demasiado, aunque la gente tiene muy presente lo acontecido en la última zafra. De todas formas, como los números de los cultivos de verano son muy buenos y la gente tiene un poco más de entusiasmo porque les está yendo muy bien, se genera mayor interés en lo de invierno”, dijo. Hoffman recordó que la zafra del año anterior “había comenzado muy bien, porque se pudo cosechar en fecha los cultivos de verano y hacer lo propio con los cultivos de invierno, y la implantación fue bárbara. Pero comenzó a complicarse en el mes de agosto, cuando empezó a llover (232 milímetros llovió en Paysandú cuando 73 es el promedio histórico de ese mes)”. Agregó que después, en setiembre y octubre, la situación “se revirtió y parecía que tendríamos una zafra muy buena, pero lamentablemente los más de 300 milímetros en octubre 2012 (122 es el promedio) hizo que fuera imposible que ningún cultivo soportara tanta cantidad de agua, no tanto por el fusarium sino por el exceso hídrico”.
planes
Sostuvo que “aún es prematuro indicar” si los Planes de Uso y Manejo Responsable de Suelos, que lleva adelante la oficina de Recursos Naturales Renovables (Renare) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), “pueden afectar o no el área de cultivos de invierno”.
“En el país tenemos más de un millón y medio de área agrícola sembrada, porque por más que el MGAP indique que son 1.100.000, los datos arrojan una cifra de 1.500.000 a 1.600.000 hectáreas. Alrededor de 1.200.000 se sembró en verano, por lo que tenemos un rastrojo de soja potencialmente fácil de sembrar”, señaló.
El ingeniero Esteban Hoffman precisó que los planes “hoy tienen registrados casi 500.000 hectáreas, y hay plazo hasta el 31 de mayo, por lo que se puede seguir incrementando”. Y con respecto a si el sistema agrícola tendrá cambios, dejó en claro que “nos vamos a enterar de acá a dos o tres años”.
Cebada
El profesional, que el pasado martes disertó en una jornada promovida por Maltería Uruguay (AmBev) en Paysandú y Soriano, efectuó un análisis de lo ocurrido el año pasado “para que la gente entienda lo que pasó, por qué pasó, y para explicar que el exceso de agua de la cebada y el trigo no fue relacionado con el fusarium, y mostrar que los problemas fueron de anegamiento, o se el exceso de agua en el suelo”.
Para el técnico de la Eemac “es muy difícil salvar a un cultivo de invierno de esas condiciones, y en especial porque esta fue de las zonas más afectadas del país”.
Indicó que uno de los problemas que hoy tiene la cebada es que “se está haciendo cebada en campos donde ya sabíamos que no funciona bien: después del trigo, en chacras que no son buenas para el trigo, ya no manejando la cebada en forma fina como se hacía antes sino de manera muy parecida a como se trabaja el trigo, con algunos ahorros de insumo”.
Aclaró que algo parecido pasa con el sorgo, “con productores que siembran sorgo en donde no siembran maíz y soja. En realidad lo siembran y dejan que el pobre sorgo se arregle como puede, y después los rendimientos son de 4.000 kilos por hectárea, cuando en realidad la gente que apuesta tecnológicamente al sorgo está en un 50 a 60 por ciento más, y se transforma en un cultivo de alta rentabilidad”.
“Perro verde”
A Uruguay se le conoce como un “perro verde” en el mundo agrícola, “porque es uno de los pocos países en el mundo que tiene un área importante de cebada en relación al trigo”, explicó Hoffman.
“Salvando lo que está aconteciendo con Argentina, donde ahora se están volcando masivamente a la cebada por un problema de retención e imposibilidad de exportar, Uruguay históricamente tuvo una relación muy ajustada. En los últimos años el trigo ha crecido y la cebada lo ha hecho muy lentamente, pero en realidad son dos cultivos que en un esquema de rotación en siembra directa, en un país en el que llueve como en el nuestro en invierno, si no tuviéramos un cultivo como la cebada, casi que tendríamos un único cultivo para hacer en el invierno, que sería el trigo, porque la colza aún no ha logrado despegar”.
El técnico de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de la Facultad de Agronomía, sostuvo que hay zonas del país “en las que el agua registrada es de 40 milímetros y en otras llegó a los 100 mm. Ahora hay que rezar para que no llueva más, que salga el sol, tengamos viento y comience a helar, para así poder retomar la siembra en una semana, porque si nos se complica la largada”.
Explicó que la expectativa está “en términos medios”, porque la situación de los precios no ayuda demasiado, aunque la gente tiene muy presente lo acontecido en la última zafra. De todas formas, como los números de los cultivos de verano son muy buenos y la gente tiene un poco más de entusiasmo porque les está yendo muy bien, se genera mayor interés en lo de invierno”, dijo. Hoffman recordó que la zafra del año anterior “había comenzado muy bien, porque se pudo cosechar en fecha los cultivos de verano y hacer lo propio con los cultivos de invierno, y la implantación fue bárbara. Pero comenzó a complicarse en el mes de agosto, cuando empezó a llover (232 milímetros llovió en Paysandú cuando 73 es el promedio histórico de ese mes)”. Agregó que después, en setiembre y octubre, la situación “se revirtió y parecía que tendríamos una zafra muy buena, pero lamentablemente los más de 300 milímetros en octubre 2012 (122 es el promedio) hizo que fuera imposible que ningún cultivo soportara tanta cantidad de agua, no tanto por el fusarium sino por el exceso hídrico”.
planes
Sostuvo que “aún es prematuro indicar” si los Planes de Uso y Manejo Responsable de Suelos, que lleva adelante la oficina de Recursos Naturales Renovables (Renare) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), “pueden afectar o no el área de cultivos de invierno”.
“En el país tenemos más de un millón y medio de área agrícola sembrada, porque por más que el MGAP indique que son 1.100.000, los datos arrojan una cifra de 1.500.000 a 1.600.000 hectáreas. Alrededor de 1.200.000 se sembró en verano, por lo que tenemos un rastrojo de soja potencialmente fácil de sembrar”, señaló.
El ingeniero Esteban Hoffman precisó que los planes “hoy tienen registrados casi 500.000 hectáreas, y hay plazo hasta el 31 de mayo, por lo que se puede seguir incrementando”. Y con respecto a si el sistema agrícola tendrá cambios, dejó en claro que “nos vamos a enterar de acá a dos o tres años”.
Cebada
El profesional, que el pasado martes disertó en una jornada promovida por Maltería Uruguay (AmBev) en Paysandú y Soriano, efectuó un análisis de lo ocurrido el año pasado “para que la gente entienda lo que pasó, por qué pasó, y para explicar que el exceso de agua de la cebada y el trigo no fue relacionado con el fusarium, y mostrar que los problemas fueron de anegamiento, o se el exceso de agua en el suelo”.
Para el técnico de la Eemac “es muy difícil salvar a un cultivo de invierno de esas condiciones, y en especial porque esta fue de las zonas más afectadas del país”.
Indicó que uno de los problemas que hoy tiene la cebada es que “se está haciendo cebada en campos donde ya sabíamos que no funciona bien: después del trigo, en chacras que no son buenas para el trigo, ya no manejando la cebada en forma fina como se hacía antes sino de manera muy parecida a como se trabaja el trigo, con algunos ahorros de insumo”.
Aclaró que algo parecido pasa con el sorgo, “con productores que siembran sorgo en donde no siembran maíz y soja. En realidad lo siembran y dejan que el pobre sorgo se arregle como puede, y después los rendimientos son de 4.000 kilos por hectárea, cuando en realidad la gente que apuesta tecnológicamente al sorgo está en un 50 a 60 por ciento más, y se transforma en un cultivo de alta rentabilidad”.
“Perro verde”
A Uruguay se le conoce como un “perro verde” en el mundo agrícola, “porque es uno de los pocos países en el mundo que tiene un área importante de cebada en relación al trigo”, explicó Hoffman.
“Salvando lo que está aconteciendo con Argentina, donde ahora se están volcando masivamente a la cebada por un problema de retención e imposibilidad de exportar, Uruguay históricamente tuvo una relación muy ajustada. En los últimos años el trigo ha crecido y la cebada lo ha hecho muy lentamente, pero en realidad son dos cultivos que en un esquema de rotación en siembra directa, en un país en el que llueve como en el nuestro en invierno, si no tuviéramos un cultivo como la cebada, casi que tendríamos un único cultivo para hacer en el invierno, que sería el trigo, porque la colza aún no ha logrado despegar”.
Tomado de el telégrafo
de Uruguay
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