Organizaciones se unen para fortalecer lucha por la
soberanía alimentaria.
“La alimentación no
es una mercancía sino un derecho humano reconocido por los Estados a partir de
diversos instrumentos jurídicos. Reconocer este derecho plantea la obligación
de los Estados de respetar, proteger y garantizar el derecho a la alimentación de
los pueblos y en especial de los productores de alimentos, que se garantice el
derecho al trabajo y empleo dignos, al salario justo basado en los principios
de justicia social y dignidad humana”, dice la declaración de la I Asamblea de
la Alianza por la Soberanía Alimentaria de América Latina y el Caribe.
El encuentro,
realizado el 6 y 7 de agosto en Bogotá, Colombia, fue convocado por diversas
asociaciones regionales comprometidas con la lucha por la soberanía
alimentaria, incluyendo a la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del
Campo-La Vía Campesina, el Movimiento Agroecológico de América Latina y el
Caribe, y la Red de Acción contra Plaguicidas, entre otras.
Representantes de 23
redes, movimientos y organizaciones latinoamericanas y caribeñas, así como 11
organizaciones colombianas, culminaron con el proceso de creación de la
Alianza, iniciado en 1996 en la II Conferencia Internacional de La Vía
Campesina, realizada en México.
El principal
compromiso es “llevar adelante la lucha por la soberanía alimentaria,
asumiéndola como un principio, visión, legado, derecho y deber construido por
los pueblos indígenas, campesinos, agricultores familiares, pescadores
artesanales, mujeres, afrodescendientes, jóvenes y trabajadores rurales, que se
ha convertido en una plataforma aglutinadora de nuestras luchas y en una
propuesta para la sociedad en su conjunto”.
Otros compromisos
incluyen la defensa de los territorios contra el acaparamiento, el
extractivismo y la privatización de bienes, y la agroindustria a gran escala.
La agroecología fue
elegida como “modo de vida que recupera todo lo que hemos perdido, una conexión
con los saberes ancestrales”, rescata los mercados locales, saberes de las
comunidades, pone en discusión los precios, fomenta el intercambio y el trueque
como modelo económico de una economía social y solidaria basada en la
sustentabilidad, redistribución y reciprocidad.
“Es una propuesta
alternativa al cambio climático que afecta principalmente a los productores de
alimentos locales”, dice la declaración.
Uno de los logros de
las instituciones que conforman la Alianza es que entidades internacionales
como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO) aceptara en el 2012 debatir sobre la soberanía alimentaria
entendida como “el derecho de los pueblos a controlar sus propias semillas,
tierras, agua y la producción de alimentos, garantizando, a través de una
producción local, autónoma (participativa, comunitaria y compartida) y
culturalmente apropiada, en armonía y complementación con la Madre Tierra, el
acceso de los pueblos a alimentos suficientes, variados y nutritivos,
profundizando la producción de cada nación y pueblo”.
La FAO defiende la seguridad alimentaria para superar el
hambre en el mundo. No obstante, La Vía Campesina considera que no basta con
que el alimento esté disponible, sea accesible, suficiente e inocuo, de lo que
se trata es de alcanzar la soberanía alimentaria, es decir, “dar prioridad a la
producción y consumo local de alimentos”.
Desde el 2008 se ha producido un incremento de los precios
internacionales de los alimentos, que ha llevado a que casi 50 millones de
personas en América Latina y el Caribe (8% de la población total) padezcan
hambre, situación que para la FAO, “no se explica por insuficiente producción o
falta de abastecimiento alimentario, sino que se debe fundamentalmente a la
falta de acceso a alimentos de un sector importante de la población que no
cuenta con ingresos suficientes para adquirirlos”.
En América Latina y
el Caribe alrededor del 80% de las
explotaciones agrícolas corresponden a la agricultura familiar, según datos de
la FAO, que ha declarado el 2014 Año Internacional de la Agricultura Familiar.
“El objetivo de la
Alianza es ser el instrumento de unidad de los pueblos que luchan por la
soberanía alimentaria como ejemplo sustancial en la construcción de un nuevo
modelo de sociedad basada en el Buen Vivir y la soberanía de los pueblos”,
señala la declaración. —tomado de envío de Noticias Aliadas.
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