Alegorías. Los carros adornados representaron temáticas como
el amor, el mar, la música.
La segunda edición del desfile artístico Guayaquil es mi
destino en carnaval contó con más de 500 artistas
Se presentó a la novia de
Juan Pueblo, Juanita Aún no eran las once de la mañana y la gente empezó a
situarse en las veredas a lo largo del malecón Simón Bolívar. Aprovecharon los
tramos con sombra que regalaban los arbustos, pues el sol era fuego; y no bajó
su intensidad durante las casi dos horas en las que se desarrolló el desfile
Guayaquil es mi destino en carnaval, promovido por la Empresa Pública Municipal
de Turismo y Promoción Cívica. Con la banda de la Policía Metropolitana
entonando Guayaquil es mi destino, se dio inicio al pregón que tenía como
cabecera a los personajes íconos: Juan Pueblo y su novia Juana, que por primera
ocasión apareció en la ciudad para ser parte de los eventos cívicos y
culturales. El carnaval se juntó esta vez con el Día de los Enamorados, por lo
que un Cupido de al menos cuatro metros acompañó a los novios Pueblo. A su
paso, un grupo de jóvenes danzantes vestidos de rojo, hacían alusión a la dupla
San Valentín-carnaval. La directora de turismo, Gloria Gallardo, acompañó a los
bailarines danzando junto a ellos al ritmo de merengues que salían de los
parlantes apostados en las esquinas. Viviana García acudió a ver el pregón
junto a su esposo, su mamá y su hija. Era la primera vez que lo hacía, pues en
años anteriores había preferido ir a Ambato a pasar el feriado. "Vine
porque me pareció buena la propuesta de que, como en otras ciudades, también se
hagan desfiles, y espero que iguale y supere a los desfiles de la Sierra que
son renombrados", comentó la mujer que llegó desde Sauces II. La algarabía
se observó en los rostros de los danzantes que le daban vida al pregón,
vestidos con atuendos de plumas, lentejuelas y trajes de fantasía. Sus caras,
coloradas por la intensidad del calor, y los rayos solares que lejos de
quitarle energía les inyectaba adrenalina que contagiaba a más de uno que,
desde sus puestos, a lo largo del Malecón entre Tomás Martínez y Colón,
cantaban y bailaban al ritmo de los éxitos de Olga Tañón, Celia Cruz, El General,
Wilfrido Vargas, entre otros. El despliegue artístico de más de 500 bailarines
se puso en escena. La belleza también fue parte de este pregón con la presencia
de las reinas de Guayaquil, del carnaval, del Club de Leones entre otras misses
que desde los carros alegóricos saludaban al público. Los vehículos adornados
con alegorías como la música, el mar, los piratas, Guayaquil, tradiciones,
mitos y leyendas fueron los más fotografiados. De rato en rato, cuando la
marcha se detenía, la gente aprovechaba para posar junto a estas grandes
estructuras hechas a base de esponja, fómix, escarcha, pintura y otros adornos
que daban color al carnaval en la ciudad. La espuma y las burbujas fueron el
complemento a la música, los atuendos vistosos, los disfraces y antifaces que
usaron los marchantes. Denisse Montalvo, una cubana que observaba el paso de
los artistas, estuvo grabando en vídeo el desfile. Hacía zoom para captar los
rostros de los participantes, grababa sus movimientos de pies al tiempo que
ella se movía, por inercia, obedeciendo a los ritmos tropicales que escuchaba y
tarareaba y que le recordaban su pasado como bailarina en su isla natal. Karina
Silvera G. TOMADO DE EL EXPRESO DE ECUADOR
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