REALIDAD SOCIAL, EL
CIRCO ROMANO Y FÚTBOL PARA TODOS
La
historia que siempre vuelve y que no hay nada nuevo bajo el sol, son dos
constantes en el devenir de los pueblos.
En una
descripción de la realidad social de Roma antigua, efectuada por sus
contemporáneos y citada por Juan Eslava Galán en su trabajo La Roma de los
Césares (1), veremos pintadas a muchas de las ciudades actuales.
Si no
dijera el lugar, pensará que hablo de la capital de nuestro país, al decir: “Un
cuarto de la población padece hambre física. Los que tienen vivienda se hacinan
en superpoblados edificios de los barrios bajos cuyas destartaladas ventanas
dan a las lujosas mansiones rodeadas de jardines de los ricos o a las casas
unifamiliares, con una docena de habitaciones, de la clase media.” Ya sé, pensó en las villas y los puertos
Madero de los nuevos ricos y famosos.
"Muchedumbres de personas abandonan voluntariamente su país natal y
llegan a Roma atraídos por su propia ambición o por necesidades de los cargos
públicos que desempeñan. Otros, lo que buscan es un lugar rico en vicios para
engolfarse en ellos o anhelan únicamente recrearse en los espectáculos
públicos. Unos vienen a vender su hermosura, otros su elocuencia, y muchos
ponen en la almoneda sus virtudes o sus vicios", expresaba Séneca y “El
también español Marcial remacha: "Si uno es honrado, no es seguro que
pueda vivir en Roma".
“En la
multitud encontramos de todo: gentes atareadas que se ocupan de mil diversos
asuntos, gentes ociosas, pícaros, nobles patricios, míseros mendigos, hombres
de negocios, funcionarios estatales, ávidos cambistas, abogados, geómetras,
médicos, vendedores ambulantes de salchichas y empanadas de garbanzos... Todas
las razas y pueblos del mosaico imperial están dignamente representados en el
mar de cabezas: rubios germanos, azafranados galos, endrinos etíopes, rizosos
judíos, greñosos sirios, impecables griegos, cetrinos hispanos.”
“Vemos
el niño mendigo al que su madre ha enseñado a pedir limosna lloriqueando, el
revendedor que te molesta insistiendo en que le compres” algo.
“Los
pobres viven en edificios, que refuerza nuestra impresión de que se trata de
auténticas colmenas humanas. En estos
edificios, suele hacinarse a razón de una familia por habitación. La
construcción es tan deplorable que son frecuentes los incendios y
desplomes".
Le
adivino el pensamiento, Buenos Aires, manteros, conventillos y el crisol de
razas.
En ese
contexto de luces y sombras de la Roma imperial, aparece el CIRCO, que 20
siglos después nos sigue sorprendiendo y maravillando ya sea por las grandes
construcciones, la crueldad, la convocatoria y su fama.
El
gran CIRCO ROMANO, fue mucho más que un simple entretenimiento de masas o un
espectáculo, que se replicó en todas las zonas donde llegaba la influencia del
Imperio.
El
Circo se constituyó en una verdadera política de Estado, planificada y
ejecutada con precisión, destinada a exaltar el poderío y magnificencia de sus
élites, aunque su verdadera finalidad encubría un sistema de control social de
los sectores pobres de la atiborrada Roma.
Tan es
así, que en períodos de crisis políticas, económicas, desastres militares o
convulsiones populares, el Circo, funcionaba en forma casi permanente y en
casos ininterrumpidamente casi un año, de la mañana a la noche, pese a los
ingentes gastos que insumía al erario.
La re
manida frase “Pan y Circo”, era una realidad, ya que a los asistentes con más
carencias, se les proveía de los alimentos necesarios para su subsistencia, por
lo general hogazas de pan, entre otros.
Esto
permitía mantener encerrados y alienados a miles de personas, durante gran
parte del día, rodeados por las legiones, lo que facilitaba la distribución de
alimentos, obviando las dificultades de tener que hacerlo fuera del recinto y
por otra parte se controlaban y minimizaban posibles protestas y disturbios
sociales.
El
fracaso del “espectáculo” podía aparejar la caída de una gestión y por ello se
destinaban ingentes recursos para el esplendor del mismo.
Afirmaba Juvenal "Dos cosas anhela el pueblo: pan y
espectáculos", y nosotros algo heredemos de ello y los gobiernos actuales
aprendieron. Ya en su momento se eligió a alguien que sabe mucho de
espectáculos, como es Marcelo Tinelli, para dirigir “Fútbol para Todos”,
proyecto que tiene mucho de circo y más de fondos públicos.
Esa
iniciativa abortó antes de nacer, por cuanto al conductor que le gusta la
plata, Hebe de Bonafini le marcó la cancha, cuando le advirtió: “que el
programa Fútbol para Todos' "no está hecho para hacer plata" sino
"para hacer política, como dijo
NÉSTOR (Kirchner)".
El Circo
romano, siglos después se reencarna en “Fútbol para todos”, con los mismos
códigos y personajes siniestros que rodearon a su antecesor, falta o no tanto
que los actores digan "Ave Caesar,
morituri te salutant!". (Salve César, los que van a morir te saludan), la
que ante cada partido es dicha por muchos de los concurrentes.
Alrededor de él, como en el fútbol actual, pululaban los intermediarios
inescrupulosos, las cirqueras-botineras, tongos, arreglos y estafas varias,
grandes apuestas y cronistas promocionando figuras que gozaban del fervor
popular.
Al
igual que hoy, distintos sectores de poder y una legión de mercenarios (hoy
barras bravas), de una forma u otra se aprovechaban de los fondos públicos, que
nunca alcanzaban a cubrir los agujeros negros de las deudas sin fin.
Dice
Juvenal: había estrellas que, aunque fueran torpes en su oficio, eran famosas
por su belleza y las invitaban con frecuencia a banquetes y fiestas íntimas.
En
definitiva nada cambia, por ello los dejo para que lo piensen y me despido
hasta la próxima aguafuertes.
Ref: 1.- Roma de los
Cesares.pdf - inabima.gob.do
Ricardo Luis Mascheroni
Docente
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