La baja de los precios internacionales del petróleo ha
puesto en evidencia una nueva arista del fracking: no solo es altamente
riesgoso, contaminante, e insostenible social y ambientalmente, sino también es
inviable económicamente. Es crucial que los gobiernos de la región asuman una
activa política para detener esta técnica de extracción de hidrocarburos no
convencionales (HNC). La experiencia en lugares como México, Colombia, Chile,
Perú y Argentina demuestra que promover el fracking es una mala
decisión política, económica, social y ambiental. Profundiza la dependencia en
los combustibles fósiles, malgasta los esfuerzos y recursos que deberían
dirigirse al desarrollo de energías renovables y aumenta el impacto sobre el
cambio climático.
El fracking está avanzando a ciegas en
América Latina
En los países en los que se está desarrollando el fracking, las
comunidades afectadas han visto vulnerados sus derechos humanos fundamentales como:
la consulta y el consentimiento previo, libre e informado, el derecho a la
participación y control social, el derecho a la información[1] y el derecho
al ambiente sano y equilibrado. Los Estados de la región tampoco han aplicado
el principio precautorio con el fin de prohibir esta actividad, considerando
los riesgos graves que genera en la salud de las personas y el ambiente, y la incertidumbre
sobre el alcance y magnitud de los daños que puede ocasionar. Es grave también
la modificación de legislaciones nacionales en función de las demandas
corporativas, para abrirle la puerta a la explotación de HNC utilizando fracking.
La reforma energética mexicana (2013) y la nueva ley de hidrocarburos argentina
(2014) son ejemplos claros de ello.
El fracking en la región se ha desarrollado
sin que existan estudios integrales y de largo plazo sobre los riesgos y daños
que esta técnica causa en la salud de las personas y el ambiente. Con la
excepción de México, los países de la región carecen de estudios propios de
reservas de hidrocarburos no convencionales, que puedan verificar las cifras
estimadas por la Agencia de Información de Energía de Estados Unidos, sujetas
todas a un amplio margen de incertidumbre. Aún en el caso mexicano, no existe
certeza sobre la existencia de yacimientos explotables, pero ya se están
fracturando pozos con elevados daños a la población y al medio ambiente.
En el continente, el fracking ha
avanzado sobre comunidades indígenas, campesinas, barrios urbanos e incluso
Áreas Naturales Protegidas. Esto ha ocasionado el desplazamiento de
personas, así como de actividades productivas como la ganadería y agricultura,
cuya convivencia con esta técnica es imposible[2]. En paralelo, se
multiplican las denuncias y daños ocasionados por incendios, derrames, explosiones,
acaparamiento de agua, contaminación de agua, aire y tierra por desechos
tóxicos, pérdidas de sustancias radioactivas en los pozos, así como por el mal
manejo de las aguas de retorno[3].
Por otra parte, el fracking es
ineficiente e inviable económicamente en América Latina. La opción por
el fracking es altamente costosa tanto para los Estados como
para los habitantes de cada país. La inviabilidad económica del fracking se
profundiza en un contexto de bajos precios del petróleo. Adicionalmente, la
decisión política de avanzar con la extracción de hidrocarburos no
convencionales prolonga la dependencia de los combustibles fósiles y posterga
las políticas para el desarrollo de energías alternativas en los países de la
región.
Los países deben cumplir sus compromisos para enfrentar
el Cambio Climático
La extracción de hidrocarburos no convencionales a través
del fracking es contraria a los compromisos nacionales e
internacionales de nuestros países para reducir las emisiones de gases de
efecto invernadero (GEI) y aumenta los impactos del calentamiento
global.
Durante el ciclo de extracción, procesamiento,
almacenamiento, traslado y distribución de los HNC, se libera metano que es 87
veces más activo como gas de efecto invernadero que el dióxido de carbono. Ello
provoca un mayor calentamiento global, cuando lo que debemos hacer es tomar
medidas urgentes para su reducción. Debido a las emisiones fugitivas de
metano, “en un periodo de 20 años, la huella de gases de efecto
invernadero del gas natural de lutitas es peor que la del carbón o la del
petróleo”[4]. Esto contradice
el Acuerdo de París, el cual establece el límite de aumento de la temperatura
global en un margen de 1.5-2°C y, por tanto, la necesidad de dejar la mayor
parte de los hidrocarburos que restan bajo tierra.
De continuar moviéndonos bajo la misma concepción de
desarrollo basada en la explotación de combustibles fósiles, sin tener en
cuenta los derechos y necesidades de las comunidades, será imposible conservar
un planeta que no comprometa los bienes naturales y el bienestar de las
generaciones presentes y futuras. Los HNC extraídos víafracking no
deben ser considerados como energías de transición ni energías más limpias ya
que la emisión de GEI es muy alta, así como los daños y riesgos que generan
para el ambiente y la salud de las personas[5].
En Latinoamérica crece el rechazo al fracking
Nuestros países se están organizando en contra de esta
nociva técnica. Prueba de esto son las redes nacionales e internacionales de
oposición a esta técnica, así como los más de 50 municipios y comunidades que
han prohibido el fracking en sus territorios en Argentina,
México, Brasil y Uruguay[6] o la
suspensión de operaciones de fracking en Brasil y Argentina a
partir de acciones judiciales.
Considerando estos argumentos, urgimos a los Estados de
América Latina a la:
–Aplicación del principio precautorio como
imperativo legal y ético de acción para encarar situaciones de alto riesgo en
un marco de incertidumbre científica, en este casoprohibiendo el fracking en
los países donde se han iniciado estas actividades o existe interés en
realizarlas.
–Realización de estudios científicos objetivos e
independientes sobre los impactos, daños y riesgos del fracking en
la salud, el ambiente y los procesos productivos, con un horizonte de largo
plazo, para garantizar los derechos de las presentes y futuras generaciones.
Los resultados de tales estudios deben ser divulgados con claridad y
transparencia. Donde se confirmen impactos, los Estados deben garantizar que
las empresas se responsabilicen de los daños ocasionados y, prioritariamente,
de la restauración de los ambientes afectados aún en el caso de que su contrato
ya haya terminado.
-Fortalecer una política de diversificación energética y
de reducción-racionalización del consumo de energía, que contemple el
impulso a las energías renovables justas y respetuosas de los derechos de las
comunidades, y desincentive la extracción de combustibles fósiles, siempre
atendiendo los principios y derechos relacionados con la transparencia, la
participación y el consentimiento previo, libre e informado.
Desde la Alianza Latinoamericana Frente al Fracking
alertamos de los riesgos y los daños graves e irreversibles que pueden causar
la exploración y explotación de HNC en los territorios y poblaciones de nuestros
países. El fracking es una técnica experimental y ni gobiernos
ni empresas deben realizar experimentos de alto riesgo con la vida, la salud de
las personas ni el ambiente.
[1] Cfr.
Alianza Latinoamericana Frente al Fracking; “Avance ciego del fracking en
América Latina” (infografía), septiembre de 2015. Ver en:http://www.opsur.org.ar/blog/2015/09/04/mapa-del-fracking-en-america-latina-2/
[3] Cfr.
Pablo Bertinat et al; “20 Mitos y Realidades del Fracking”; 2014. Ver en:http://www.rosalux.org.ec/attachments/article/819/20_Mitos_LIBRO_FRL_PRINT.pdf
[4] Cfr..
Food and Water Watch “Por qué es urgente prohibir el fracking” Febrero, 2015http://www.foodandwaterwatch.org/sites/default/files/spanish_urgent_case_ban_fracking_report_feb_2015.pdf y
Robert Howarth y Anthony Ingraffea, “Should fracking stop?”, en: Nature, 15 de
septiembre de 2011, vol. 477, p. 272.http://www2.cce.cornell.edu/naturalgasdev/documents/pdfs/howarth%20nature.pdf
[5] Cfr.
Robert Howarth “A bridge to nowhere: methane emissions and the greenhouse gas
footprint of natural gas” Abril, 2014http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/ese3.35/pdf
[6] Cfr. Alianza
Latinoamericana frente al Fracking, “Avance ciego del fracking en América
Latina” (infografía), septiembre de 2015. Ver en:http://www.opsur.org.ar/blog/2015/09/04/mapa-del-fracking-en-america-latina-2/
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