Las dudas en el
futuro del Mercosur
A 25 años de la creación del Mercosur, el rumbo del acuerdo
regional es incierto, con más frustraciones que satisfacciones, por haberse desvirtuado
la esencia del intercambio regional pero además por un encierro que está a
contramano de la dirección en la que va el mundo, por cierto.
El desafío plantea acordar rumbos y la forma de instrumentar
decisiones sobre políticas de intercambio comercial en las que hay acuerdos y
disidencias, habida cuenta de que hay intereses en juego que no siempre son
coincidentes. Es que además de participar en un acuerdo regional, los países
que integran el bloque también compiten entre sí por los mercados. Y a ello
deben agregarse fuertes asimetrías en la economía de los estados, desde que
participan las dos economías más grandes del subcontinente –Brasil y Argentina–
con países pequeños –Uruguay y Paraguay–, además de la errática Venezuela.
Recientemente tuvo lugar un foro en el que se analizó el
saldo del cuarto de siglo de funcionamiento del acuerdo, con participación de
especialistas en economía y política exterior, del que surgieron visiones y
eventuales propuestas para enmendar errores y ensayar salidas.
Luego de 25 años del nacimiento del Mercosur —el 26 de marzo
de 1991 con la firma del Tratado de Asunción—, hay voces que plantean abandonar
el bloque regional, aunque este paso traumático genera fuerte discusión. El
ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, indicó al respecto que “Uruguay
tiene que trabajar no para abandonar el Mercosur, sino para mejorarlo”, y
también señaló que adoptar un enfoque “de regionalismo abierto” en materia de
política exterior es “lo más conveniente”, según recoge El País.
Señaló que se debe “valorar la integración en la región,
pero no puede ser la etapa terminal”, y consideró fundamental aproximarse a la
Alianza del Pacífico, concretar el acuerdo comercial con la Unión Europea y
asociarse al Acuerdo Transpacífico. Así, el planteo de Astori pasa por volver
al origen y “aplicar el Tratado de Asunción” que dio vida al Mercosur en 1991 y
establece la libre circulación de bienes (entre otros).
Por su lado, el expresidente Luis Alberto Lacalle, quien
participó en la firma del Tratado de Asunción, dijo que “antes de seguir, el
Mercosur debería empezar a cumplir lo acordado”. Precisamente, reclamó que el
bloque regional avance en el libre comercio, el principal objetivo trazado en
1991, deje de lado la intención de impulsar una asociación política y propuso
que cada uno de los miembros del Mercosur haga “una pausa para reflexionar”
sobre los asuntos comerciales y planificar el futuro. “Que Paraguay diga: 'a mí
me joroba esto de Brasil', ver qué plantea Argentina y así avanzar”, explicó
Lacalle.
Otro aporte vino del director del Departamento de Negocios
Internacionales e Integración de la Universidad Católica del Uruguay, Ignacio
Bartesaghi, para quien el Mercosur mantiene “un acuerdo antiguo, de la década
del 90, que debemos aggiornar, si no, vamos a seguir jugando en la C del mundo
comercial”. Bartesaghi evaluó que se debe “dejar de lado la política y la
ideología” para encarar el relacionamiento internacional y tener una visión
“más pragmática” de la política exterior. “El mundo negocia pragmáticamente y
el Mercosur lo hace ideológicamente, ese es el problema que tenemos”, remarcó.
El profesor de Comercio Internacional de la Universidad de
la República, Marcel Vaillant, y el ministro Astori promueven acuerdos con
otros bloques y también flexibilidad para negociar a distintas velocidades con
terceros países. Para avanzar en este sentido, el Mercosur debe rever la
resolución 32/00 que impide la firma de acuerdos comerciales de manera
bilateral, sin la participación de todos los estados miembros, subrayaron.
El excanciller (1998-2005) Didier Opertti dijo que muchas
veces se plantea “con mucha facilidad irse del Mercosur” y considera poco
realista esa opción, en un mundo que se organiza en regiones. Sin desconocer la
pertinencia de las voces que piden salir del bloque, señaló que actualmente hay
“una etapa de turbulencia”, producto de “no tener un rumbo claro ni una agenda
rica y atrayente para los países miembros”. Bajo la idea de avanzar en la
asociación comercial, Opertti indicó que “la flexibilidad y el realismo se
tornan inexorables” en el futuro del Mercosur.
Pero claro, como bien señalaba Opertti, a la tentación de
irse del Mercosur debe incorporarse la dosis de realismo que significa el
enclave de la región. La premisa debe ser la complementación y potenciar
instrumentos comunes, antes que jugársela solos en un mundo altamente
competitivo, en el que priman los regionalismos.
Además nuestros grandes competidores en los mercados
internacionales tienen una perspectiva que ha mejorado sustancialmente en los
últimos años, porque tienen la ventaja de haber firmado acuerdos que les dan
preferencias arancelarias significativas. Tal como lo señaló Astori cuando
reflexionó: “dos de nuestros más grandes competidores, Australia y Nueva
Zelanda, están en todos los acuerdos del mundo y dentro de unos años no pagarán
arancel por vender los mismos productos que Uruguay vende y por los que sí paga
aranceles".
La pérdida de competitividad de Uruguay, con importantes
costos de producción, es un obstáculo para negociar con otros bloques
económicos que alcanzaron una integración más avanzada, como la Unión Europea.
Cualquier análisis crítico del Mercosur debe evaluar
positivamente el cambio de gobierno en Argentina, porque el advenimiento de
Mauricio Macri conlleva el desmonte de medidas proteccionistas y trabas
impuestas por la delirante conducción de los gobiernos K, haciendo que
Argentina vuelva a asomarse al mundo tras su encierro, alineándose con los
otros países de la región en cuanto al rumbo económico. Y es probable que se
generará otra disposición al momento de negociar las políticas del Mercosur. Tomado
de el telégrafo de uy
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