América Latina
pobreza - En América Latina hay 175 millones de personas que viven en la
pobreza - Infolatam/Efe
La entrevista
Francisco Panizza: “América latina no ha sido capaz de pasar
del crecimiento al desarrollo”
Según el informe Panorama Social de América Latina 2015 la tasa regional de pobreza habría aumentado
a 29,2% de los habitantes de la región (175 millones de personas) y la tasa de
indigencia a 12,4% (75 millones de personas). En términos absolutos, el número
de personas en situación de pobreza creció en alrededor de dos millones en 2014
en comparación con 2013, alcanzando los 168 millones de personas, de los cuales
70 millones estaban en la indigencia, informó la CEPAL.
Segun dicho informe las tasas de pobreza e indigencia
medidas por ingresos se mantuvieron estables en América Latina en 2014 respecto
al año anterior (situándose en 28,2% y 11,8% de la población de la región,
respectivamente), y se estima que ambas se habrían incrementado en 2015. Por
ello, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe(CEPAL) pidió
proteger los avances logrados en años recientes e impedir retrocesos sociales
ante un escenario de menor crecimiento económico.
En términos absolutos, el número de personas en situación de
pobreza creció en alrededor de dos millones en 2014 en comparación con 2013,
alcanzando los 168 millones de personas, de los cuales 70 millones estaban en
la indigencia, informó la CEPAL. Según las proyecciones del organismo, en 2015
la tasa regional de pobreza habría aumentado a 29,2% de los habitantes de la
región (175 millones de personas) y la tasa de indigencia a 12,4% (75 millones
de personas).
El aumento de la cantidad de personas pobres constatado en
2014 se produjo básicamente entre los pobres no indigentes, y fue consecuencia
de dispares resultados nacionales, elevándose en algunos países y disminuyendo
en un número importante de ellos, explica el documento.
“Si queremos lograr el primer Objetivo de Desarrollo
Sostenible, que llama a poner fin a la pobreza en todas sus formas, América
Latina debe generar más empleos de calidad, con derechos y protección social,
cautelar el salario mínimo y proteger el gasto social, que muestra una merma en
su ritmo de crecimiento”, sostuvo Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la
CEPAL.
“Urge explorar nuevas fuentes y mecanismos fiscales de
financiamiento que hagan sostenible la política social y los avances alcanzados
en el último decenio”, enfatizó la alta funcionaria, al recordar que entre 2002
y 2012 la pobreza se redujo 15,7 puntos porcentuales.
A comienzos de los años noventa (1991-1992), el gasto social
se situaba en 12,6% del producto interno bruto (PIB) de la región como promedio
ponderado, aumentando a 19,5% del PIB regional en 2013-2014.
El incremento del gasto social como porcentaje del PIB (6,8
puntos porcentuales entre 1991 y 2014) obedece en primer lugar al crecimiento
del gasto en seguridad social y asistencia social (3,5 puntos porcentuales),
seguido de educación (1,9 puntos porcentuales) y salud (1,5 puntos
porcentuales).
En esta edición del Panorama Social de América Latina, la
CEPAL dedica un capítulo a analizar la transición demográfica que vive la
región. Según datos incluidos en el informe, en 2023 la región pasaría de ser
una “sociedad juvenil” a una “sociedad adulta joven”; en 2045 se daría inicio a
la “sociedad adulta” y en 2052 se estaría frente a una “sociedad envejecida”,
con importantes diferencias entre países.
De acuerdo con las estimaciones del organismo, en la mayoría
de los países de América Latina el llamado bono demográfico (período en que la
población en edad de trabajar es mayor que la población dependiente) seguirá
vigente durante los próximos 15 años, lo que abre oportunidades de inversión en
áreas como educación y salud. No obstante, la magnitud de este bono proyectado
hacia 2030 es inferior a la observada en los últimos 15 años, y varios países
están cerca de terminar la etapa positiva de la transición demográfica para
iniciar una fase de incremento de costos producto del envejecimiento de la
población.
El documento lanzado hoy analiza también la evolución de la
distribución del ingreso y las persistentes desigualdades que se manifiestan en
el sistema educativo y en el mercado laboral.
Entre 2002 y 2014, la gran mayoría de los países lograron
mejoras en la distribución del ingreso según el coeficiente de Gini (donde 0
significa plena igualdad y 1 máxima desigualdad). El coeficiente pasó de 0,497
en 2013 a 0,491 en 2014, mientras que en 2010 era de 0,507. Pese a este
descenso, en 2014 el ingreso per cápita de las personas del 10% de mayores
ingresos fue 14 veces superior que el del 40% de menores ingresos.
En el estudio, la desigualdad también es medida según los
resultados de escolaridad en los diferentes tramos de ingresos de la población.
Así, a pesar de los importantes avances registrados en acceso y conclusión, en
especial en la educación primaria y secundaria, persisten brechas
significativas: mientras un 80% de los jóvenes de 20 a 24 años del quintil de
mayores ingresos habían concluido la secundaria en 2013, solo 34% de las
personas de igual edad del quintil de menores ingresos tuvieron el mismo logro.
Las desigualdades, plantea la CEPAL, se hacen más patentes
al cruzar otras variables. Si se miden, por ejemplo, los ingresos laborales
mensuales promedios según sexo, raza, etnia y años de escolaridad, se observa
que los ingresos laborales medios de los hombres no indígenas ni
afrodescendientes cuadriplican a los de las mujeres indígenas y duplican a los
de las mujeres afrodescendientes.
Según la Comisión, el 80% de los ingresos totales de los
hogares latinoamericanos provienen del trabajo.Por ello, el empleo de calidad,
con derechos y protección social, “es la llave maestra para la igualdad, eje de
la integración social y económica, y mecanismo fundamental de construcción de
autonomía, identidad, dignidad personal y ampliación de la ciudadanía”, señala
el estudio.
En el informe se revisan 58 programas públicos de inclusión
laboral y productiva de 21 países de la región, que buscan ampliar las
oportunidades de trabajo para la población en situación de pobreza y
vulnerabilidad. Se trata de iniciativas importantes, dice el organismo, pero su
éxito depende tanto del aumento de la escala de esos programas como de su
articulación con otros instrumentos de la política social, económica,
productiva y de mercado de trabajo.
En toda la región, agrega la CEPAL, deben persistir los
esfuerzos de promoción del trabajo decente, entre ellos, los de formalización
del empleo y de las empresas, de fortalecimiento de los salarios mínimos y de
acceso a la protección social, en los que se incluya la igualdad de género como
objetivo transversal.
Finalmente, el estudio examina la institucionalidad para el
desarrollo social existente en la región. Junto con destacar sus avances en los
últimos 25 años, enfatiza la necesidad de potenciarla para mejorar la calidad
de las políticas en términos de impacto, eficiencia, sostenibilidad,
participación y transparencia. Aboga, asimismo, por la construcción de sistemas
integrales de cuidado como un pilar fundamental de la protección social en
América Latina. ENVIADO POR RED FOROBA
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