LAS TUNAS Y las
lluvias que no llegan…
La provincia enfrenta una de las sequías prolongadas más
crudas de su historia, con lamentables efectosAutor: Leidys María Labrador
Herrera | internet@granma.cu
Varios cargaderos de pipas se han habilitado en la provincia
para el abasto a la población. Fotos:
Cortesía de la Delegación Provincial
del INRH
LAS TUNAS. —Cualquier supersticioso podría pensar que la
provincia de Las Tunas fue objeto de algún maleficio, o que por una razón
desconocida San Pedro se ha enojado con este territorio. Sin embargo, más allá
de tales apreciaciones utilizadas muchas veces de forma jocosa por los y las
tuneras, la ciencia ha demostrado que la sequía es el fenómeno hidrometeorológico
extremo que con más frecuencia se presenta en el balcón del oriente. Lo cierto
es que el 2015 fue un año muy desfavorable en materia de lluvias, y
lamentablemente el 2016 se vislumbra similar. En el pasado calendario, los
acumulados registrados solo llegaron a 871 milímetros, lo que representó el 84
% de la media histórica. De acuerdo con los estudios realizados por la
delegación provincial del Instituto nacional de Recursos Hidráulicos (INRH),
los municipios más afectados fueron Manatí, Colombia y Jobabo, a los que, en
el presente año, se les suma también Majibacoa. Las consecuencias de este
fenómeno natural abarcan prácticamente todos los sectores de la sociedad
tunera, y su impacto en la economía es notable. Aunque se ha estructurado una
estrategia para enfrentar tal situación, no se observan por el momento
perspectivas de mejoría, por lo que llevar a cabo las medidas de contingencia
representa una tarea titánica. CARA A CARA CON LA SEQUÍA La falta de lluvias
puede tener a largo plazo efectos devastadores. En el caso de Las Tunas, ya
estos son innegables, pues se manifiestan los tres tipos de sequía:
meteorológica, hidrológica y agrícola. En lo que va del 2016, las
precipitaciones se han comportado al 58 % con un acumulado de 71 milímetros.
Ello ha llevado a la disminución del nivel de los embalses, que hoy se
encuentran en un promedio del 24 % respecto a su capacidad total. También han
sufrido serias afectaciones las fuentes de abasto subterráneo, administradas
por el INRH, con 13 de ellas en sequía total, mientras que el resto muestra un
deterioro importante. Solo se recuerda una situación similar entre los años
2004 y 2005, en que los embalses de Las Tunas descendieron hasta el 11 % de su
capacidad y paulatinamente colapsaron. A partir del 2007 la situación se
estabilizó, con un acumulado entre 90 y el 100 % en relación con la media
histórica, hasta el momento actual, en que la naturaleza ha llevado a la
provincia a un punto crítico. LAS
CONSECUENCIAS PALPABLES Los efectos de la sequía adquieren cada vez mayores
dimensiones. Entre los más significativos se puede citar la falta de garantía
de agua para diferentes usos. Otras problemáticas están relacionadas con la
deshidratación de los animales y la muerte de los mismos. Se pueden señalar además
la salinización de los suelos y el incremento de incendios forestales, así como
el deterioro del cuadro higiénico sanitario y el aumento de enfermedades de
transmisión hídrica. Sin embargo, el impacto negativo de este fenómeno natural
tiene una ascendencia notable en el rendimiento agrícola. La falta de agua ha
determinado que la producción agropecuaria en la provincia se desarrolle
básicamente en secano, pues muchas de las fuentes antes utilizadas por la
agricultura para el riego, hoy se han destinado exclusivamente al consumo
humano. Asimismo, se aprecia un incremento en la aparición de plagas que dañan
los cultivos. Las afectaciones se han extendido a otras actividades económicas,
por ejemplo, la zafra azucarera, para la cual ha sido necesario apostar por
fuentes alternativas. La pesca atraviesa también una situación difícil, pues
tiene dificultades en su estación de alevinaje en el municipio de Manatí y en
los estanques de peces de Majibacoa. Los embalses de la provincia han bajado sus
niveles de forma
considerable.
EL PUEBLO TAMBIÉN SUFRE LA SEQUÍA El deterioro del manto
freático y el colapso de los pozos existentes, ha determinado que un total de
475 comunidades reciban hoy el agua potable a través de pipas. En otras
palabras, 159 799 habitantes, dependen de esta alternativa para servirse del
preciado líquido. En la provincia se ha establecido un ciclo para el abasto de
siete días. Los organismos de Acueducto y Comunales respectivamente, tienen la
responsabilidad de garantizar esa tarea. No obstante, existe un grupo de
factores que limita el cumplimiento de ese plazo, muchas veces extendido a más
de 20 días. Para estas funciones solo se utilizan en la provincia 165 pipas, un
número insuficiente si observamos las necesidades reales. Aunque hasta este
momento no han faltado ni el presupuesto para el alquiler de los vehículos, ni
el combustible para el funcionamiento de los mismos, la escasez de piezas de
repuesto (baterías, motor de arranque, luces…), representa un obstáculo
considerable, si tenemos en cuenta que muchos de estos medios llegan hasta
lugares de difícil acceso. Por otra parte, se utilizan vehículos pertenecientes
a formas productivas, que además de repartir el agua, deben cumplir otras
funciones. Una problemática nada despreciable es que la mayoría de los hogares,
sobre todo aquellos que dependían de redes de distribución y también los
ubicados en áreas rurales, carecen de los envases necesarios para almacenar el
agua hasta el día en que corresponde el ciclo. Esta situación no está dada
porque no existan reservorios a la venta, sino porque los altos precios de los
mismos no son accesibles muchas veces para las familias.
En este sentido, la vicepresidenta de la Asamblea Provincial
del Poder Popular Vitalina Álvarez Torres aseguró, que la provincia ha
realizado varias propuestas a instancias superiores para disminuir el costo de
esos recursos a la población, sin recibir hasta el momento respuestas
positivas. LA ESTRATEGIA INDISPENSABLE Ser la provincia más seca del país
implica un seguimiento constante al problema y por ende, la articulación de una
estrategia que abarque cada uno de los aspectos vinculados al enfrentamiento a
la sequía. Es por ello que Las Tunas ha puesto en marcha una serie de medidas,
perfeccionadas con la experiencia de los últimos años y enriquecidas con los
retos que se presentan en el camino. Entre los aspectos esenciales de la
estrategia tunera se encuentra la creación de los puestos de dirección, que
desde la instancia municipal hasta la provincia, evalúan la situación de la
sequía y ordenan las acciones previstas. Se desarrolla también un análisis
diario del abasto de agua al pueblo, sobre todo en las zonas más afectadas.Otro
aspecto importante han sido los estudios para la perforación de nuevos pozos,
así como la coordinación con las autoridades sanitarias para la certificación
de estos y otros reservorios de índole comunitaria. A esto se suma el control
riguroso del gasto de agua a los grandes consumidores y el desarrollo de un
cronograma para la eliminación de salideros. La lista pudiera ser interminable,
pues en la medida en que se acrecienta la sequía, nuevas decisiones se imponen.
Lo cierto es que la naturaleza ha golpeado muy duro a esta provincia y quizá
todavía no esté dicha la última palabra. TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA
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