miércoles, 30 de marzo de 2016

SEQUÍAS PROLONGADAS EN CUBA Y LA LLUVIA NO LLEGA

 LAS TUNAS Y las lluvias que no llegan…
La provincia enfrenta una de las sequías prolongadas más crudas de su historia, con lamentables efectosAutor: Leidys María Labrador Herrera | internet@granma.cu
Varios cargaderos de pipas se han habilitado en la provincia para el abasto a la población. Fotos:
Cortesía de la Delegación Provincial
del INRH
LAS TUNAS. —Cualquier supersticioso podría pensar que la provincia de Las Tunas fue objeto de algún maleficio, o que por una razón desconocida San Pedro se ha enojado con este territorio. Sin embargo, más allá de tales apreciaciones utilizadas muchas veces de forma jocosa por los y las tuneras, la ciencia ha demostrado que la sequía es el fenómeno hidrometeorológico extremo que con más frecuencia se presenta en el balcón del oriente. Lo cierto es que el 2015 fue un año muy desfavorable en materia de lluvias, y lamentablemente el 2016 se vislumbra similar. En el pasado calendario, los acumulados registrados solo llegaron a 871 milímetros, lo que representó el 84 % de la media histórica. De acuerdo con los estudios realizados por la delegación provincial del Instituto nacional de Recursos Hi­dráulicos (INRH), los municipios más afectados fueron Ma­natí, Co­lombia y Jobabo, a los que, en el presente año, se les suma también Majibacoa. Las consecuencias de este fenómeno natural abarcan prácticamente todos los sectores de la sociedad tunera, y su impacto en la economía es notable. Aunque se ha estructurado una estrategia para enfrentar tal situación, no se observan por el momento perspectivas de mejoría, por lo que llevar a cabo las medidas de contingencia representa una tarea titánica. CARA A CARA CON LA SEQUÍA La falta de lluvias puede tener a largo plazo efectos devastadores. En el caso de Las Tunas, ya estos son innegables, pues se manifiestan los tres tipos de sequía: meteorológica, hidrológica y agrícola. En lo que va del 2016, las precipitaciones se han comportado al 58 % con un acumulado de 71 milímetros. Ello ha llevado a la disminución del nivel de los embalses, que hoy se encuentran en un promedio del 24 % respecto a su capacidad total. También han sufrido serias afectaciones las fuentes de abasto subterráneo, administradas por el INRH, con 13 de ellas en sequía total, mientras que el resto muestra un deterioro importante. Solo se recuerda una situación similar entre los años 2004 y 2005, en que los embalses de Las Tunas descendieron hasta el 11 % de su capacidad y paulatinamente colapsaron. A partir del 2007 la situación se estabilizó, con un acumulado entre 90 y el 100 % en relación con la media histórica, hasta el momento actual, en que la naturaleza ha llevado a la provincia a un punto crítico.  LAS CONSECUENCIAS PALPABLES Los efectos de la sequía adquieren cada vez mayores dimensiones. Entre los más significativos se puede citar la falta de garantía de agua para diferentes usos. Otras problemáticas están relacionadas con la deshidratación de los animales y la muerte de los mismos. Se pueden señalar además la salinización de los suelos y el incremento de incendios forestales, así como el deterioro del cuadro higiénico sanitario y el aumento de enfermedades de transmisión hídrica. Sin embargo, el impacto negativo de este fenómeno natural tiene una ascendencia notable en el rendimiento agrícola. La fal­ta de agua ha determinado que la producción agropecuaria en la provincia se desarrolle básicamente en secano, pues muchas de las fuentes antes utilizadas por la agricultura para el riego, hoy se han destinado exclusivamente al consumo humano. Asimismo, se aprecia un incremento en la aparición de plagas que dañan los cultivos. Las afectaciones se han extendido a otras actividades económicas, por ejemplo, la zafra azucarera, para la cual ha sido necesario apostar por fuentes alternativas. La pesca atraviesa también una situación difícil, pues tiene dificultades en su estación de alevinaje en el municipio de Manatí y en los estanques de peces de Majibacoa. Los embalses de la provincia han bajado sus niveles de forma
considerable.
EL PUEBLO TAMBIÉN SUFRE LA SEQUÍA El deterioro del manto freático y el colapso de los pozos existentes, ha determinado que un total de 475 comunidades reciban hoy el agua potable a través de pipas. En otras palabras, 159 799 habitantes, dependen de esta alternativa para servirse del preciado líquido. En la provincia se ha establecido un ciclo para el abasto de siete días. Los organismos de Acueducto y Comunales respectivamente, tienen la responsabilidad de garantizar esa tarea. No obstante, existe un grupo de factores que limita el cumplimiento de ese plazo, muchas veces extendido a más de 20 días. Para estas funciones solo se utilizan en la provincia 165 pipas, un número insuficiente si observamos las necesidades reales. Aunque hasta este momento no han faltado ni el presupuesto para el alquiler de los vehículos, ni el combustible para el funcionamiento de los mismos, la escasez de piezas de repuesto (baterías, motor de arranque, luces…), representa un obstáculo considerable, si tenemos en cuenta que muchos de estos medios llegan hasta lugares de difícil acceso. Por otra parte, se utilizan vehículos pertenecientes a formas productivas, que además de repartir el agua, deben cumplir otras funciones. Una problemática nada despreciable es que la mayoría de los hogares, sobre todo aquellos que dependían de redes de distribución y también los ubicados en áreas rurales, carecen de los envases necesarios para almacenar el agua hasta el día en que corresponde el ciclo. Esta situación no está dada porque no existan reservorios a la venta, sino porque los altos precios de los mismos no son accesibles muchas veces para las familias.

En este sentido, la vicepresidenta de la Asamblea Provincial del Poder Popular Vitalina Álvarez Torres aseguró, que la provincia ha realizado varias propuestas a instancias superiores para disminuir el costo de esos recursos a la población, sin recibir hasta el momento respuestas posi­tivas. LA ESTRATEGIA INDISPENSABLE Ser la provincia más seca del país implica un seguimiento constante al problema y por ende, la articulación de una estrategia que abarque cada uno de los aspectos vinculados al enfrentamiento a la sequía. Es por ello que Las Tunas ha puesto en marcha una serie de medidas, perfeccionadas con la experiencia de los últimos años y enriquecidas con los retos que se presentan en el camino. Entre los aspectos esenciales de la estrategia tunera se encuentra la creación de los puestos de dirección, que desde la instancia municipal hasta la provincia, evalúan la situación de la sequía y ordenan las acciones previstas. Se desarrolla también un análisis diario del abasto de agua al pueblo, sobre todo en las zonas más afectadas.Otro aspecto importante han sido los estudios para la perforación de nuevos pozos, así como la coordinación con las autoridades sanitarias para la certificación de estos y otros reservorios de índole comunitaria. A esto se suma el control riguroso del gasto de agua a los grandes consumidores y el desarrollo de un cronograma para la eliminación de salideros. La lista pudiera ser interminable, pues en la medida en que se acrecienta la sequía, nuevas decisiones se imponen. Lo cierto es que la naturaleza ha golpeado muy duro a esta provincia y quizá todavía no esté dicha la última palabra. TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA 

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