Luego de retirarse del diario brasileño Folha, conocida
reportera Elvira Lobato publica importante reportaje como independiente
Una reportera a tiempo completo. Es así como Elvira Lobato,
una de las más premiadas y prestigiosas periodistas de Brasil, con 39 años
dedicados al periodismo impreso, se describe a sí misma. Aún cuando decidió
retirarse del diario Folha de São Paulo en 2011, donde era
reportera especial y donde trabajó por 27 años, su "destino" a
investigar no le permitiría dejar el oficio. En febrero, Lobato publicó una serie de reportajes sobre
concesionarios de televisión en la región amazónica, en colaboración con el
sitio de noticias web independiente Agência
Publica.
La investigación que duró 11 meses analizó la situación de
varios estados que conforman lo que se conoce como Amazonia Legal, una región
de nueve estados en el norte de Brasil. Lobato recopiló información de
más de 1700 canales de televisión para descubrir la relación entre políticos,
gobiernos, negocios, iglesias y emisoras mediáticas de la región.
Esta fue la primera investigación que Lobato publicó como
periodista independiente desde que dejó el diario Folha.
Anteriormente, ella se especializó en la cobertura de temas relacionados a
telecomunicaciones y radiodifusión por radio y televisión en Brasil, por lo que
recibió el Premio de
Periodismo Esso en 2008. Con el apoyo de la Fundación Ford y
de Artículo 19 de Brasil, Lobato hizo
lo que ella cree que hace mejor: una estricta y profunda investigación sobre
una realidad que pocos conocen.
En entrevista al Centro Knight para el Periodismo en
las América desde su casa en Brasil, ella habló de su carrera
periodística y de cómo ve la reinvención del oficio de reportero - y de sí
misma - en el nuevo escenario de la profesión periodística. Esta es una versión
resumida de la entrevista. Para leerla en su extensión original haga click
aquí.
Photo courtesy Elvira Lobato
Centro Knight: ¿Cómo empezaste en el periodismo
impreso?
Elvira Lobato: Durante el segundo año de
universidad empecé a idear mis propias historias, una característica que
continuó a lo largo de mi carrera. Recuerdo que el primer artículo que logré
publicar en un periódico grande fue sobre "muchachas de pensión". La
calle Catete tiene varias casas de alquiler para jovencitas que vienen de las
afueras de la ciudad. Yo me quedé en una de ellas por una semana y escribí un
artículo para Jornal do Brasil. En ese tiempo, no existían
tantas oportunidades para trabajar en diarios como las hay ahora. [...]
CK: Cuando empezaste tu carrera, si bien hacer periodismo
era más difícil, nadie hablaba como ahora de la crisis que vemos en las
redacciones periodísticas.
EL: Cuando aún estaba en la escuela de
periodismo, una profesora me dijo: "Esta profesión está en declive, es muy
difícil sobrevivir en el mercado laboral". Pero esa fue mi opción, con la
cual estuve sumamente feliz. Por lo mismo, creo que todas las profesiones
afrontan dificultades, y uno puede tener un desempeño extraordinario o mediocre
en cualquiera de ellas. Te debes identificar con la profesión que escojas; el
sentimiento debe ser "hago lo que me gusta y encima me pagan por
eso". Si el reportero no es esencialmente una persona optimista, no podrá
perseverar en su camino. Yo soy optimista de nacimiento. Ciertamente, el
periodismo escrito actualmente se está reduciendo, pero otras cosas están
surgiendo, pues, una sociedad sin periodismo es impensable.
CK: ¿Y sobre tus inicios en Folha de São Paulo?
EL: Siempre me atrajeron los temas más secos,
aquellos que requieren profunda investigación. Eso me llevó a cubrir temas
económicos. Comencé en los años 70, cubriendo mercados financieros y de
capitales. Ello fue fundamental para mí, pues aprendí disciplina y
concentración. En aquellos tiempos, tuve la oportunidad de quedarme en el
diario seis meses supliendo a otra reportera que tenía licencia de maternidad,
y luego me terminaron llamando para la sección económica. [...] Cuando
Collor [el expresidente de Brasil Fernando Collor de Mello] surgió, el diario
me envío a Alagoas [...] a investigar el primer escándalo relacionado con él
–hasta ese momento tenía una imagen inmaculada. Collor había hecho un acuerdo para
otorgar reembolsos de impuestos a dueños de fábricas que prácticamente llevó a
Alagoas a la quiebra. Escribí un reporte sobre este trato [...] Comencé en Folha a
hacer periodismo investigativo y descubrí mi vocación para trabajar en
áreas que requieren profundas y largas investigaciones. Terminé como parte del
equipo de reporteros especiales.
CK: Toda tu carrera ha sido en medios impresos, y tu
primera investigación luego de dejar Folha en 2011 fue publicada en Agencia
Pública, un medio independente. ¿Cómo fue la experiencia de producir ese
reporte?
EL: Este reporte fue un proyecto en el que venía
trabajando desde antes de retirarme de Fohla [...]. Por trece
años, cubrí el sector telecomunicaciones y radiodifusión, así que cuando salí
de Folha, la Fundación Ford me buscó porque estaban interesados en
financiar algún proyecto que yo tuviera en esa área. Entonces, presenté esta
propuesta y ellos apostaron por ella. [...] La investigación me tomó once
meses, y hubo momentos en que trabajé hasta diez horas al día. Además de la
base de datos, hice una investigación histórica, haciendo cientos de llamadas y
viajes a Pará, Tocantins, Maranhão, para ver la realidad de la gente, que fue
lo más fascinante.
CK: ¿Sentiste algún desafío diferente en comparación al
trabajo que hacías antes?
EL: El periodista es, o debe de ser, muy
diferente a un investigador y a un académico, los cuales trabajan para probar
una tesis. Mi trabajo no es ese, yo no puedo saber qué va a pasar. Necesito ir
al lugar y ver, porque si empiezo una tesis, no me podría sorprender ni a mí
misma, solo buscaría confirmar una idea preconcebida. En ese sentido, el
artículo sobre las televisoras de la Amazonia fue bien similar al tipo de
trabajo que siempre he hecho. Solo fue más duro, porque estaba sola. [...]
CK: ¿Por qué decidiste retirarte del periodismo diario?
EL: He publicado muchos reportajes sobre la
Iglesia Universal del Reino de Dios (Igreja Universal do Reino de Deus). En
2007, escribí sobre el aniversario número 30 de la Iglesia Universal y el
patrimonio de sus dirigentes, reportaje por el cual me dieron el Premio Esso.
No fue lo más grave que escribí sobre ellos; hice reportajes sobre el paraíso
fiscal de muchas de sus empresas, con una investigación que reunió documentos
muy contundentes, sin que la Iglesia diga nada al respecto. Sin embargo, la
respuesta a ese reportaje en 2007 fue desproporcionada. Me expusieron muchas
veces en TV Record [propiedad de la Iglesia], incitando a sus fieles a
denunciarme ante la corte, llegando a tener 112 procesos en mi contra. Hasta
entonces yo tenía la convicción de que la verdad era el escudo a prueba de
balas de un periodista. Pensaba que si uno escribía el artículo correcto,
totalmente verificado y documentado, estaba protegido por la verdad. Y no fue
lo que sucedió en este caso, porque la Iglesia no cuestionó ninguna de las
informaciones de mi artículo, sino empezó a hacer una serie de denuncias
reclamando daño moral y alegando que yo había ofendido su fe. No era un
artículo sobre religión, sino sobre patrimonio. Aquello generó un gran gasto
para Folha. Si hubiera sido un periódico pequeño no hubiera podido
con los pagos. Tuvimos que enviar reporteros a todo Brasil para que me
representen en corte, en audiencias múltiples y simultáneas. Fue algo bien
violento, y estoy segura de que eso fue solo una manera de tratar de
intimidarme por los sistemáticos reportajes de investigación que publiqué sobre
la Iglesia. Luego de ese episodio, eventualmente decidí retirarme; estaba
agotada. Mi reacción fue consistente con el grado de pasión que siempre he
tenido por mi profesión.
CK: Hay mucha gente, en la profesión y en la academia,
buscando nuevos modelos de periodismo, hablando de reinventar el periodismo.
¿El periodista también necesita reinventarse a sí mismo en este nuevo
escenario?
EL: Pienso que depende de la vocación de cada
uno. Si me pidieran vender algo, yo no podría vender ni agua en el desierto. No
tengo talento para eso. Soy reportera, y eso es lo que he hecho toda mi vida.
Entonces, reinventar a alguien con una cabeza como la mía es muy difícil. Hay
quienes quieren pensar en nuevos modelos, y sé que debo unirme a alguien que
tenga esta vocación, porque yo misma no la tengo. La reinvención puede empezar
con nuevos socios. Lo que creo es que debe de haber espacio para el periodismo
en cualquier tipo de plataforma. Cuando el Internet fue creado, la gente decía
que sería el fin del periodismo y de los periodistas, y esto es un sinsentido.
Los periodistas siempre serán esenciales para hacer de la información algo
creíble e imparcial.
CK: ¿Piensas publicar más investigaciones independientes?
EL: Cuando una información llega y una historia
nace, es el destino el que viene hacia mí, algo de lo que no puedo escapar.
Pero necesito financiamiento para eso. Es un trabajo caro, y aún con el apoyo
de Ford, tuve que ajustar los gastos para poder publicar el artículo que tenía
en mente. Así que la pregunta es cómo mantener este tipo de trabajo. Es un
desafío hasta para las grandes empresas periodísticas, y es nuestro papel
encontrar las respuestas. Brasil es inmenso, inexplorado desde el punto de
vista periodístico, porque cubrimos muchas ciudades. Se debe observar con
atención y profundidad, si se indaga bien se logra encontrar algo interesante.
Ahora el desafío es buscar a qué tribu unirme para mejorar lo que tengo y que
me ayude a generar otro producto.
TOMADO DE ENVIO DE Blog PERIODISMO EN LAS AMERICAS
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