La deuda social es aún elevada: el 23% de los
latinoamericanos vive por debajo del umbral de la pobreza. EFE
Latinoamérica vive una fase de “suave” recuperación
económica, pero ha caído en la “trampa del ingreso medio” y hay una creciente
“desconexión” entre los ciudadanos y sus gobiernos, según un informe presentado
ayer en el marco de la VIII Cumbre de las Américas, que se celebra en Lima.
El producto interno bruto (PIB) de la región creció 1.3% en
2017, de acuerdo con el informe “Perspectivas económicas de América Latina
2018”, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las
Naciones Unidas (Cepal) y CAF Banco de Desarrollo de América Latina.
Crecimiento
Tras un período de cinco años de lento crecimiento y un
bienio 2015-2016 en recesión, Latinoamérica está en una “senda de recuperación
suave”, destaca el estudio, que proyecta que el PIB de la región crecerá entre
el 2 y 2.5% en 2018. “No es muy rápida, pero sí hay una recuperación de la
economía latinoamericana”, dijo en una entrevista con Efe Mónica Aspe,
presidenta de la junta directiva del Centro de Desarrollo de la OCDE.
La recuperación económica tiene como principales factores la
mejoría en la economía global, así como diversos factores domésticos, aunque,
según advierte el informe, este desempeño es menos favorable que el vivido por
la región durante la fase expansiva de la década del 2000.
Señalan el papel fundamental que desempeñan las
instituciones para superar la “trampa del ingreso medio”, esto es la
desaceleración del crecimiento que suele darse después de alcanzar niveles de
renta media, un escenario en el que se encuentran ahora muchas economías
latinoamericanas.
“Se trata de países que crecen rápidamente y que, cuando
empieza a haber una clase media, se estancan y es muy difícil seguir avanzando.
Se quedan allí muchos países atorados en tasas de crecimiento bajas, que tienen
que ver con la baja productividad en Latinoamérica”, explicó Aspe.
El informe observa que el debilitamiento del desempeño
económico de la región en los últimos años ha impactado en el nivel de vida de
sus habitantes y “podría poner en peligro el notable progreso socioeconómico de
las décadas anteriores”.
La deuda social es aún elevada: el 23% de los
latinoamericanos vive por debajo del umbral de la pobreza.
Pero, por otra parte, el estudio celebra la rápida expansión
de la clase media como una de las principales transformaciones de la región en
los últimos tiempos: un 34.5% de la población se podría considerar como clase
media “consolidada” en 2015, por encima del 21% en 2001.
“Quizás la mejor noticia que tenemos en América Latina es
que en los últimos 15 años en la región se ha reducido veinte puntos
porcentuales la población que vive en pobreza”, destacó Aspe.
Quienes estaban por debajo de la línea de pobreza son ahora
clase media “vulnerable”, un paso adelante, pero si no se consolida el
crecimiento, está siempre latente el riesgo del regreso a las filas de los que
ganan menos de US$4 por día.
En tanto, el crecimiento de la clase media ha hecho aumentar
las expectativas de los ciudadanos frente a las instituciones públicas,
unas demandas que los gobiernos no siempre logran resolver.
“Entonces va creciendo esta separación, esta desconexión
entre los ciudadanos y los gobiernos. Aunque hay matices, la pérdida de
confianza de los ciudadanos en las instituciones públicas es bastante
generalizado en Latinoamérica”, observó Aspe.
El informe, que fue lanzado la semana pasada en Bruselas,
fue presentado ayer a los jefes de Estado de las Américas reunidos en Lima,
donde se ha puesto el foco en la corrupción y su impacto en la gobernabilidad.
Tomado de nuevo diario de Nicaragua
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