ANÁLISIS
Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2018: “el
odio al periodismo amenaza a las democracias”
La edición 2018 de la Clasificación Mundial de la Libertad
de Prensa elaborada por Reporteros sin Fronteras (RSF) muestra un incremento de
los sentimientos de odio hacia los periodistas. La hostilidad frente a los
medios de comunicación, alentada por ciertos dirigentes políticos, y el deseo
de los regímenes autoritarios de exportar su visión del periodismo, amenazan a
las democracias.
La Clasificación
Mundial de la Libertad de Prensa, que cada año evalúa la situación del
periodismo en 180 países, muestra que existe de un clima de odio hacia los
periodistas cada vez más marcado. La hostilidad de los dirigentes políticos
hacia los medios de comunicación no es exclusiva de países autoritarios como
Turquía (157º, -2) o Egipto (161º), que han caído en la
“mediafobia”, al punto de acusar de “terrorismo” a numerosos periodistas y de
encarcelar de forma arbitraria a los que no les son leales.
Cada vez más jefes de Estado electos democráticamente ven a
la prensa, ya no como uno de los actores fundamentales de la democracia, sino
como un adversario frente al cual muestran abiertamente su aversión. Estados
Unidos, el país de la Primera Enmienda, retrocede dos posiciones en la Clasificación
y ahora ocupa el lugar 45. Su presidente, Donald Trump, adepto al media
bashing, ha calificado a los reporteros de “enemigos del pueblo”, frase que
empleaba Stalin.
En ciertos países, la frontera entre la violencia verbal y
la física es cada vez más tenue. En Filipinas (133º, -6) el presidente,
Rodrigo Duterte, acostumbrado a insultar y amenazar a los medios de
comunicación, advirtió: “el que sean periodistas no los librará de ser
asesinados". En India (138º, -2), los discursos de odio
contra los periodistas son ampliamente difundidos en las redes sociales por un
ejército de troles a sueldo del primer ministro, Narendra Modi. En un año, en
cada uno de estos países fueron asesinados cuatro periodistas.
En el continente europeo, aunque la situación de la libertad
de prensa es mejor, también se han multiplicado los casos de violencia verbal
de líderes políticos contra la prensa. En octubre de 2017 el presidente de la
República Checa (34º, -11), Milos Zeman, apareció en una conferencia de
prensa con un falso fusil de asalto kalashnikov en el que se leía: “para los
periodistas". En Eslovaquia (27º, -10) Robert Fico, quien fue
primer ministro hasta marzo de 2018, llegó a llamar a los periodistas
"sucias prostitutas antieslovacas", “idiotas” y “hienas”; el periodista
Jan Kuciak fue asesinado en ese país de Europa central en febrero de 2018.
Meses antes, la periodista Daphne Caruana Galizia fue asesinada en Malta (65º,
-18) con un coche bomba.
“Estas manifestaciones de odio contra los periodistas
constituyen una de las peores amenazas para las democracias”, indicó
Christophe Deloire, Secretario General de RSF. “Los dirigentes políticos que
propician que se deteste al periodismo son responsables de que se cuestione la
existencia de un debate público basado en una apreciación plural de los hechos
y favorecen el advenimiento de una sociedad de propaganda. Cuestionar hoy
la legitimidad del periodismo es jugar con fuego”, explicó.
En 2018, Noruega y Corea del Norte conservan el primer y el
último lugar
En esta nueva edición de la Clasificación, Noruega sigue a
la cabeza por segundo año consecutivo; Suecia (2º) le pisa los talones,
al igual que el año pasado. Los países nórdicos, tradicionalmente respetuosos
de la libertad de prensa, también se ven afectados por el deterioro general de
la situación. La puntuación de Finlandia (4º, -1) se vio perjudicada por
un caso de amenaza al secreto de las fuentes periodísticas. Así, este país baja
en la Clasificación y pierde el tercer lugar, que ahora ocupan los Países
Bajos. En el otro extremo se encuentra Corea del Norte (180º), que sigue
en último lugar.
La Clasificación también muestra la creciente influencia de
los “hombres fuertes” y de los contramodelos. Tras haber asfixiado a las voces
independientes al interior de sus fronteras, la Rusia (148º) de Vladimir
Putin extiende su red de propaganda a través del mundo gracias a sus medios de
comunicación, como RT y Sputnik. Mientras que la
China (176º) de Xi Jinping exporta su modelo de control de la
información en Asia. Con su implacable represión de las voces críticas, estos
Estados confortan a países que ya se encontraban al final de la Clasificación,
como Vietnam (175º), Turkmenistán (178º) y Azerbaiyán (163º).
Cuando no son los déspotas totalitarios, es la guerra la que
contribuye a transformar países en agujero negros de la información. Es el caso
de Irak (160º, -2), que este año su ubica en la parte baja de la
Clasificación. En el mapa de la libertad de prensa nunca tantos países habían
estado en negro.
Gráfico de los países de la Clasificación según la situación
de la libertad de prensa
Índices regionales
más bajos
Este año es en Europa, la zona geográfica donde la libertad de prensa se encuentra menos amenazada, que se registra el mayor deterioro del índice regional. De los cinco países que experimentaron los mayores descensos en la Clasificación 2018, cuatro son europeos: Malta (65º, -18), la República Checa (34º, -11), Serbia (76º, -10) y Eslovaquia (27º, -10). La lenta erosión del modelo europeo se confirma (leer nuestro análisis regional “En Europa también se asesina a periodistas”).
Este año es en Europa, la zona geográfica donde la libertad de prensa se encuentra menos amenazada, que se registra el mayor deterioro del índice regional. De los cinco países que experimentaron los mayores descensos en la Clasificación 2018, cuatro son europeos: Malta (65º, -18), la República Checa (34º, -11), Serbia (76º, -10) y Eslovaquia (27º, -10). La lenta erosión del modelo europeo se confirma (leer nuestro análisis regional “En Europa también se asesina a periodistas”).
ÍNDICES REGIONALES
En segundo lugar, aunque a una gran distancia –con más de
diez puntos de diferencia–, se encuentra el continente americano, donde existen
grandes contrastes (leer nuestro análisis regional “Estados Unidos cae, Canadá asciende” y “Balance de América Latina: a medias tintas”). En
Centroamérica la violencia y la impunidad siguen haciendo que reinen el miedo y
la autocensura. México (147º), donde fueron asesinados once periodistas,
se convirtió en 2017 en el segundo país más mortífero del mundo para los
periodistas. Venezuela (143º), donde el presidente Nicolás Maduro
persiste con sus excesos autoritarios, desciende seis lugares; experimenta el
mayor descenso de los países de este continente. Por el contrario, Ecuador (92º),
donde se han reducido las tensiones entre el gobierno y los medios de
comunicación privados, asciende trece lugares, lo que representa el mayor
ascenso de la región este año. En el norte del continente, el Estados Unidos de
Trump pierde de nuevo dos lugares en 2018, mientras que el Canadá (18º) de
Justin Trudeau gana cuatro, ubicándose entre los primeros veinte lugares de la
Clasificación, dado que la situación de la libertad de prensa se considera “más
bien buena”.
Le sigue África, con una puntuación ligeramente mejor
respecto a 2017, aunque en este continente también se observan grandes
contrastes (leer nuestro análisis regional “El periodismo de terreno es muy peligroso en África”). La
frecuencia de los cortes del servicio de internet en Camerún (129º) y en
la República Democrática del Congo (154º), que se suman a las numerosas
agresiones y detenciones que sufren los periodistas, muestran nuevas formas de
censura en la región. Mauritania (72º), que adoptó una ley que castiga
la blasfemia y la apostasía con la pena de muerte, aunque el acusado se
arrepienta, experimenta la mayor regresión del continente: desciende 17
lugares. Tras la partida de tres de los peores predadores de la prensa en
África, se abre una era prometedora para los periodistas du Zimbabue (126º,
+2), Angola (121e, +4) y Gambia (122º), que asciende 21 lugares, el
mayor ascenso en la Clasificación.
En la zona Asia-Pacífico, región que se mantiene en cuarto
lugar, Corea del Sur sube veinte lugares, la segunda mayor alza en la
Clasificación, y se ubica en el lugar 43; la elección del presidente Moon
Jae-In permite al país dar vuelta a la página tras una década negra. Sin
embargo, las democracias de Asia del Norte encuentran grandes dificultades para
preservar sus modelos frente a la todopoderosa China, que exporta sin reservas
sus métodos para acallar toda voz crítica. Camboya (142º) peligrosamente
parece seguir la senda trazada por China: las autoridades han cerrado decena de
medios de comunicación independientes. Así, este país pierde diez lugares, uno
de los mayores descensos de la región (leer nuestro análisis regional “Las democracias de la zona Asia-Pacífico, amenazadas por el
modelo chino de control de la información”).
Por su parte, los Estados postsoviéticos y Turquía siguen
formando parte de los países donde más se deteriora la libertad de prensa (leer
nuestro análisis regional “Declive histórico de la libertad de prensa en el espacio
postsoviético y en Turquía”). Cerca de dos tercios de los países de
esta zona se ubican en torno o bajo el lugar 150 de la Clasificación y la
mayoría de ellos continúa descendiendo. Como Kirguistán (98º), que
sufrió uno de los mayores descensos de la Clasificación (-9) tras un año en el
que se registraron múltiples presiones contra los medios de comunicación, como
multas estratosféricas por “ofensa al jefe de Estado”. En vista de estos
lamentables desempeños, no es una sorpresa que el índice de la región Europa
del Este y Asia Central se esté acercando al de la zona Oriente Medio y África
del Norte.
Uno de los indicadores empleados para medir la situación de
los países año con año es el de “ambiente” de trabajo de los periodistas.
Oriente Medio y África del Norte fue la zona donde se registró un mayor
deterioro en ese sentido (leer nuestro análisis regional “Oriente Medio, desgarrado por los conflictos y los
enfrentamientos políticos” y el "El periodismo enfrenta una dura prueba en Africa del Norte").
Los persistentes conflictos armados en Siria (177º) y Yemen (167º,
-1), las frecuentes acusaciones de terrorismo que padecen los periodistas en
Egipto (161º), Arabia Saudita (169º, -1) y Bahréin (166º, -2),
siguen haciendo de esta región del mundo el lugar donde es más difícil y
peligroso para un periodista ejercer su profesión.
La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, publicada
cada año por RSF desde 2002, permite conocer la situación y la posición de 180
países, de acuerdo al pluralismo y la independencia de sus medios de
comunicación, el ambiente de trabajo y el grado de autocensura de los
periodistas, el marco legal, la transparencia y la calidad de la
infraestructura para la producción de información. No se trata de evaluar las
políticas gubernamentales de los países. Los índices globales y regionales se
calculan a partir de la puntuación de cada país, que se obtiene a partir de un
cuestionario –traducido en veinte lenguas– que es respondido por expertos de
todo el mundo, al que se suma un análisis cualitativo. Entre mayor sea el
índice, peor es la situación. El reconocimiento de la Clasificación Mundial de
la Libertad de Prensa hace de ésta una herramienta esencial de defensa y
promoción.
Tomado de envio de periodismo en las americas
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