Una relatora de Naciones Unidas criticó el modelo argentino
de agronegocios
La ONU, por la agroecología
Tras su paso por el país, la relatora especial sobre el
Derecho a la Alimentación presentó un preinforme en el que cuestiona el uso
masivo de agrotóxicos, la deforestación, la situación de pueblos indígenas y la
falta de apoyo de la agricultura familiar.
Por Darío Aranda
Hilal Elver, de origen turco, visitó la Argentina entre el
12 y el 21 de septiembre.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) cuestionó el uso
masivo de agrotóxicos en Argentina, alertó por el desmonte masivo, advirtió por
la crítica situación de los pueblos indígenas y afirmó que el Gobierno eliminó
políticas y acciones que beneficiaban a la agricultura familiar para apoyar a
los grandes empresarios del agro. Luego de recorrer diez días el país, y
entrevistar medio centenar de personas, la ONU aseguró que la única solución
sostenible es la agroecología: producir alimentos sanos, sin químicos ni
transgénicos.
La Relatoría Especial sobre el Derecho a la Alimentación es
el máximo espacio de Naciones Unidas dedicado al tema. Al frente está la
especialista Hilal Elver, de origen turco. Visitó la Argentina entre el 12 y el
21 de septiembre. E hizo público el informe preliminar que presentará en el
Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
“En el marco de la agricultura industrial (agronegocios, de
transgénicos y agrotóxicos) a gran escala, es esencial que se tome en cuenta el
verdadero costo de los métodos de producción en relación con el suelo y los
recursos hídricos, y el impacto de la degradación ambiental sobre generaciones
futuras, en lugar de concentrarse únicamente en la rentabilidad y el
crecimiento económico a corto plazo”, alerta el informe de la relatora especial
de Naciones Unidas.
Reivindicó el papel de la agricultura campesina. En la
conclusión resalta: “Reitero la importancia de la agricultura familiar para
lograr el objetivo de una alimentación adecuada y saludable para todos los
argentinos. Debería ponerse empeño en promover la agricultura familiar como
prioridad. Es la única manera de lograr un equilibrio, única manera de lograr
una solución sostenible y justa para el pueblo argentino”.
En 2014 Argentina sancionó la Ley 27.118, de “reparación
histórica” para la agricultura familiar. “Fue sancionada pero sin un
financiamiento adecuado y, hasta la fecha, no ha sido reglamentada por el
Ejecutivo”, cuestiona la relatora.
Sobre los pueblos originarios, la especialista de Naciones
Unidas afirma: “Como consecuencia de la expansión de las actividades agrícolas,
incluida la soja, y como resultado de otras políticas discriminatorias, las
familias de los pueblos indígenas se vieron forzadas a dejar las zonas en las
que vivían y, en algunos casos, tuvieron que migrar hacia las ciudades cercanas
en busca de trabajo, sufriendo en muchas ocasiones una discriminación
sistemática”.
Hilal Elver cuestiona que la agricultura industrial está
controlada por pocas y grandes empresas y alerta que el Gobierno ya decidió su
rol: “Durante las entrevistas con funcionarios de la Secretaría de
Agroindustria observé una tendencia a apoyar el modelo agroindustrial y a
realizar serios recortes en el apoyo, el personal y el presupuesto del sector
de la Agricultura Familiar, incluido el despido de casi 500 trabajadores y
experto”.
En el informe de Naciones Unidas hubo un apartado referido a
la agroecología, que se trata de la producción de alimentos sanos, sin
agrotóxicos, y comercializados a precio justo, para mercados locales. Elver
visitó campos de la Unión de Trabajadores Rurales (UTT). “Las prácticas
agroecológicas han demostrado ser exitosas en varias partes del mundo, logrando
no solo rendimientos impresionantes sino también la promoción de los productores
locales y de las prácticas que respetan el medio ambiente”, afirma la experta
de Naciones Unidas. Sostiene que “la agroecología es una alternativa importante
que debería ser seriamente considerada por el gobierno para logar la
diversificación y sostenibilidad, además de importantes insumos para el
programa de comedores escolares, la protección de los recursos naturales y el
manejo del cambio climático”.
Recordó que la Organización Mundial de la Salud declaró en
2015 al herbicida glifosato como sustancia probablemente cancerígena. “Se
aplica indiscriminadamente en la Argentina, sin tener en cuenta la existencia
de escuelas o pueblos en las cercanías. Como resultado de ello, se me ha
informado acerca de un aumento en la cantidad de personas que han perdido la
vida o padecen enfermedades que ponen en riesgo su vida”, alerta.
Citó la investigación científica del Espacio
Multidisciplinario de Interacción Socioambiental (Emisa), de la Universidad
Nacional de La Plata, que determinó que “la mayoría de la población consume
frutas y hortalizas que han sido fumigadas con agrotóxicos”. Ante un Gobierno
que adopta el discurso de las empresas de agroquímicos y niega el impacto en la
salud, la ONU contrapuso: “La exposición a plaguicidas puede tener efectos muy
peligrosos para la salud de los seres humanos, en especial para niños y mujeres
embarazadas que son más vulnerables”.
Entre las consecuencias del modelo agropecuario también
apuntó a la degradación de las tierras y el desmonte. “En la última década se
destruyeron más de tres millones de hectáreas de bosques para dar lugar a la
producción de granos y ganado. La Argentina se ubica entre los países que
perdieron más bosques entre 2010 y 2015. Y el gobierno nacional ha mostrado una
falta de interés considerable en aplicar la ley de protección de bosques”,
denuncia la especialista de Naciones Unidas. // TOMADO DE PAGINA 12 DE AR
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