CORRIENTES, UN CONCIERTO MUNDIAL DE HUMEDALES
Por Fernando Laprovitta // Especial para El Litoral
Los humedales son algo más que lugares cuyas condiciones naturales permiten la acumulación temporal o permanente de agua. Son ambientes muy especiales, frágiles y delicados, en los que la vida fluye con asombrosa intensidad al ritmo de los pulsos que marquen las aguas.
Para entenderlos de modo más sencillo, deberíamos pensar en
las costas de cada río o arroyo, con sus respectivos valles de inundación. Toda
aquella laguna, bañado o estero. Todo aquel lugar donde el agua “haya puesto
las condiciones”. Es decir, tal lo establece la Convención de Ramsar (2013) -a
la que Argentina adhiere- son aquellas áreas terrestres saturadas o inundadas
de agua de manera estacional o permanente, entre los que se incluyen acuíferos,
lagos, ríos, arroyos, marismas, turberas, lagunas, llanuras de inundación y
esteros, tal la denominación vernácula de los pantanos.
Constituyen ecosistemas y nos prestan importantes servicios
ambientales como los de regular crecientes al retener el agua, evitando
impactos significativos de las inundaciones sean estas provocadas por las
lluvias o crecientes de los ríos. El desarrollo vegetal subacuático que
propicia ayuda a fijar carbono y producir el preciado oxígeno. Hace tiempo han
dejado de ser considerados territorios a ser disecados en el nombre del
progreso, aunque aún persistan tendencias de este tipo. Sin ir más lejos, la
historia urbanística de Corrientes deja ver cómo hemos avanzado sobre ellos,
iniciando así procesos constantes de vulnerabilización de muchos sectores de la
comunidad. En la actualidad, se van asentando otras visiones, un tanto más
sustentables en sus usos, con vistas a la trascendencia social que poseen como
proveedores de agua dulce, alimentos, biodiversidad, recreación o de almacenamiento
en tiempos de excesos.
Debe destacarse que la provincia de Corrientes es un
verdadero concierto de humedales. Una vista a una imagen satelital deja
ver que más del 70% de su territorio interior está directamente influenciado
por ellos. No solo por la alta diversidad de esteros, bañados, cañadas y
lagunas, sino también por los que conforman los principales ríos como el Paraná
o el Uruguay o los ríos interiores como el Aruhary, Aguapey, Santa Lucía, entre
otros. Pero hay más, esos humedales sirven de sustento elemental a la
economía provincial: turismo, arroz, ganadería y forestación. En otras
palabras, nuestra vida material tiene directa dependencia de los humedales.
¿Qué notable, no?
Hasta el típico mapa de los almanaques nos deja ver la disposición
interminable de humedales correntinos. ¿Cómo? Por la disposición lógica de los
pueblos y de las rutas, geográficamente condicionados por ellos. Los esteros
del Batel e Iberá han configurado la organización del espacio en Concepción, al
igual que el Santa Lucía lo hizo con San Roque, el Maloyas y el Malo lo
hicieran con Caá Catí al igual que San Miguel. Carlos Pellegrini por los
esteros del Iberá, al igual que Ituzaingó que suma las cosas paranaenses. Las
ciudades importantes no son ajenas a ellos. Muchas, como la misma ciudad de
Corrientes, están atravesadas por arroyos “invisibles” que se encuentran
entubados. El Limita o el Poncho Verde son ejemplos en la ciudad capital, como
también lo son las lagunas y esteros de Laguna Brava.
En verdad, la importancia de los humedales es como que
recién comienza a interpretarse. Más allá de los motivos catastróficos
provocados por el fuego, que desnudaron la fragilidad del manejo de los
humedales en el país, es bueno que durante el 2020 se haya retomado dicho
asunto en el Congreso Nacional. Y en eso, Corrientes tiene un fuerte
protagonismo, pues un porcentaje mayoritario de su territorio entra en juego.
De allí también que las iniciativas dadas en la legislatura provincial tengan
fuerte asidero sobre la cuestión. Restaría intensificar las cuestiones
vinculadas al manejo de los humedales urbanos, sobre todo el de las ciudades,
dado que cada lluvia intensa (y cada vez más frecuentes por efectos del cambio
climático) y crecientes de los ríos, renuevan los riesgos de desastres.
Tomado de el litoral de ctes ar
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