DESMONTES: UN FALLO JUDICIAL INÉDITO, CON APORTE DE LA
UNIVERSIDAD
Por primera vez se determinó el tiempo en el que se
recuperarían los bosques que fueron talados manera ilegal. Esta información,
provista por la FAUBA y otras instituciones, modificó la perspectiva del Poder
Judicial. Por: Juan Manuel Repetto
(SLT-FAUBA) En un fallo inédito, el Poder Judicial de la
provincia de Salta condenó a un productor agropecuario a cumplir una pena de
seis meses de prisión por el desmonte ilegal de 12 mil hectáreas de bosques
nativos, que también podría involucrar el pago de una multa 171 millones de
pesos. El fallo, además de sentar un importante precedente, motivó el
desarrollo de una investigación que determinó, por primera vez, cuánto tiempo
llevaría recomponer ese área afectada.
El estudio técnico que apoyó la presentación de los fiscales
fue realizado por un grupo de expertos multidisciplinares de la Universidad
Nacional de Salta, de la Universidad de Buenos Aires, del INTA, de la Dirección
de Bosques de la Nación y del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF), y se
presentó en marzo de 2016.
En un período de entre 10 y 20 años, un bosque desmontado
alcanzaría un nivel de recuperación
aceptable, si se abandona la agricultura.
“Concluimos que el bosque original, con las características
que tenía cuando se lo destruyó, probablemente no lo podamos recuperar hasta
después de mucho tiempo. Pero sí podemos recuperar muchas de las funciones de
ese bosque en un plazo relativamente corto, de unas pocas décadas”, afirmó José
Paruelo, director del Laboratorio de Análisis Regional y Teledetección (LART),
de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), e investigador superior del
CONICET.
Campos restaurados
Las investigaciones de la FAUBA, cuyos resultados aportaron
a la causa judicial, incluyeron el uso de información satelital, visitas al
campo y la realización de una serie de estudios en los cuales participaron
docentes y tesistas de posgrado junto a investigadores de INTA.
Al respecto, Paruelo destacó los estudios doctorales de
Pablo Baldasini, que evalúa los cambios del carbono orgánico en el suelo, de
Laura Amdan, quién midió cómo el desmonte aumenta la recarga de acuíferos y
potencia la salinización de los suelos, así como de María Vallejos, quién
cuantificó las tasas de deforestación.
“Con esa información, y a partir de trabajos de síntesis
realizados con otros docentes e investigadores (Gervasio Piñeiro y Marcos
Texeira) elaboramos un índice de cambio en el nivel de provisión de servicios
ecosistémicos. Este índice permitió cuantificar el daño provocado por la
deforestación. Por otro lado, a partir de la tesis de María Basualdo, quien
ahora es docente de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, se estimó
el tiempo que involucraría la restauración de esos campos desmontados”,
explicó.
Los investigadores identificaron decenas de lotes que habían
sido desmontados en diferentes momentos para hacer agricultura en la región del
Chaco Salteño y Santiagueño, pero que luego se habían dejado de cultivar por
diferentes razones. Con sensores remotos y estudios a campo, se pudo conocer
cuándo habían sido deforestados y comparar cómo se había modificado la
provisión de servicios ecosistémicos en relación a los bosques vecinos, que
habían quedado intactos.
“Pudimos comparar cuánto se parece ese bosque a lo que era
antes de ser deforestado, en función de la edad del abandono. Y encontramos un
parecido importante después de un período que va 10 a 20 años. No es
exactamente igual, pero alcanza un nivel de semejanza que es equivalente al que
surge de las diferencias que existen entre parches de bosque. Por eso decimos
que logramos un nivel de recuperación aceptable”, dijo Paruelo.
Con imágenes satelitales y visitas a campo se estudiaron
decenas de lotes que habían sido desmontados para hacer agricultura y que luego
se habían dejado de cultivar, para evaluar cómo se modificaba el ambiente.
“En las áreas donde se había abandonado la agricultura,
medimos diferentes aspectos relacionados con la estructura del bosque, la
composición de especies, la biodiversidad, las ganancias de carbono y la
productividad del sistema a lo largo del año, y advertimos la necesidad de
suspender cuanto antes las prácticas agrícolas para dar comienzo a un proceso
de restauración pasivo, porque cuando esa zona desmontada se abandonaba
relativamente temprano, podemos esperar que en ese plazo de una o dos décadas
se recupere una buena parte de las funciones que tenía el bosque”, agregó.
“Es importante que el desmonte en estas áreas prohibidas se
frene cuanto antes porque la capacidad de recuperación depende del estado del
banco de semillas y propágulos y del tamaño del desmonte. Si las superficies
desmontadas son muy grandes y viejas, y con más historia agrícola, su capacidad
de recuperación seguramente va a ser menor”, concluyó. Fuente: Prensa FAUBA TOMADO DE ENVIO DE PREGON AGROPECUARIO DE AR
No hay comentarios:
Publicar un comentario