sábado, 15 de noviembre de 2014

CULTIVOS PROTEGIDOS EN CUBA


 Cultivos protegidos valen por dos
Prioriza la Empresa de Cítricos Victoria de Girón de Matanzas los cultivos protegidos
 Ventura de Jesús García Gutiérrez |  Jagüey Grande, Matanzas.— Tanto co­mo los cítricos, los cultivos
protegidos son de alta prioridad para la Empresa de Cítricos Victoria de Girón, donde ac­tualmente producen bajo este ré­gimen de agricultura intensiva un total de 147 casas, en un área apenas superior a las 15 hectáreas. Los cultivos protegidos constituyen una prioridad.
Junto a las frutas tropicales, co­mo el man­go, la guayaba, la frutabomba y el aguacate, los cultivos protegidos constituyen el mayor pe­­so de la diversificación de esta em­presa, cuya cualidad general más apreciable fue siempre la fama de sus cítricos, venida a menos en los últimos tiempos. Ocupado desde hace tiempo en demostrar la efectividad de esta for­ma de producción, Yoel Gon­zález García, director de la unidad em­presarial básica de Cultivos Pro­te­gidos, manifestó que al cierre de octubre último ha­bían entregado 2 091 toneladas de hortalizas, básicamente to­mate, pimiento, pepino y melones, con destino en su mayoría hacia los principales polos turísticos del país, aunque también se venden ciertas cantidades a la población. Significó que adicionalmente co­mer­cia­lizan cebolla, col, rábano y acelga, y que por ese concepto in­gresaron algo menos de 3 000 000 de cuc. La mayor exigencia, admitió, es que dichas producciones se garanticen a lo largo de todo el año y con la máxima calidad.  Este formidable sistema es atendido por 230 trabajadores directos a la producción, distribuidos en cuatro emplazamientos de la región con el fin de garantizar la mano de obra en cada una de las casas: La Ceiba, Jagüey Grande, Ecuador y San Marcos. El mayor módulo está localizado precisamente en San Marcos (5,5 hectáreas), el cual agrupa a 30 casas de cultivos protegidos y donde se atienden unas 60 000 plantas, incluido el fertirriego que se le suministra de forma automatizada, labores tan específicas como el deshije y el “tutorado” de la plantación para facilitar su crecimiento vertical. Jorge Ariel Domínguez, especialista en sanidad vegetal, sostuvo la importancia del monitoreo del cli­ma dentro de la casa de cultivo y atribuyó importancia al control de las plagas y enfermedades para proteger las plantaciones. La naturaleza no decide; lo que sucede debajo de estas carpas es obra en buena medida de los hombres, dijo.  Los obreros aprecian el sistema de pago, el cual como promedio les permite percibir de salario casi 2 000 pesos mensuales como promedio, el más alto de la empresa. Si fuera indispensable destacar algún as­pec­to negativo habría que señalar el acecho constante a estos cultivos por gente inescrupulosa, que intenta a toda costa apropiarse de los productos para comercializarlos de forma ilícita. El robo de estas producciones, muy necesarias para sustituir im­portaciones, es uno de los enemigos que atentan contra los rendimientos de las casas, reconoció Gon­zález García tras subrayar que se refuerza la guardia obrera y se adoptan otras medidas para asegurar los cultivos. Las casas de cultivo protegido son unidades cubiertas por una tela gracias a la cual disminuye la radiación solar y permite obtener hortalizas incluso en los meses de intenso ca­lor. Entre otras ventajas, se obtiene una mayor producción, mejor calidad y un mejor con­trol de plagas y enfermedades.  Tomado de la Granma de cuba 

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