EL AUGE DE BARRIOS
NÁUTICOS AGRAVA INUNDACIONES EN ARGENTINA
Además como estos barrios están en áreas anegables, se
construyen terraplenes perimetrales de entre seis a 10 metros de altura, para
protegerlos del ingreso del agua exterior.
Por: Fabiana Frayssinet Parte de la mega urbanización
náutica de Nordelta, en el delta del río Paraná, que inauguró la tendencia de
los barrios cerrados en las riberas de ríos y canales del Gran Buenos Aires. Ya
tiene 11 barrios y se ha convertido en una “ciudad pueblo” de Tigre.
El fenómeno meteorológico de la sudestada dejó la primera
semana de noviembre bajo las aguas a 19 municipios en la llanura bonaerense de
Argentina, en unas inundaciones con efectos dramáticos por el avance
inmobiliario desenfrenado.
En los años 90 comenzó un auge residencial que privatiza
barrios sobre ecosistemas vitales, construyendo muros socio-económicos en la
Región Metropolitana de Buenos Aires, y ahora también ambientales.
La sudestada es un fenómeno propio de la cuenca del río de
La Plata, de rápida rotación de fuertes vientos, seguida por remolinos de aire
y lluvias. Esta vez los vientos superaron los 70 kilómetros por hora y hubo más
precipitaciones en dos días que las previstas para dos meses, lo que desbordó
ríos, anegó amplias superficies y dejó más de 5.000 evacuados. “Lo novedoso que
vivimos los últimos cinco años, son inundaciones por lluvias, que no es casual
que principalmente ocurran en barrios colindantes con barrios cerrados
desarrollados la última década”: Martín Gianella. Jorge Capitanich, jefe de
Gabinete del gobierno de Cristina Fernández, achacó las inundaciones a “una
combinación de sudestada, lluvias copiosas y saturación de cuencas hídricas”. Pero
Patricia Pintos, del Centro de Investigaciones Geográficas de la Universidad de
la Plata, puntualizó que esa confluencia de factores se agravó por la “difusión
de un fenómeno urbanizador”, con la proliferación de barrios “náuticos” o
“urbanizaciones cerradas acuáticas”. Esa oferta inmobiliaria de ciudades
amuralladas “busca generar paisajes próximos o ligados a cuerpos de agua
artificiales o naturales”, explicó a Tierramérica esta geógrafa, coautora del
libro “La privatopía sacrílega. Efectos del urbanismo privado en la cuenca baja
del río Luján”.
Muchos de estos barrios privados de lujo ocuparon planicies
de inundación de ríos y de vastas superficies de humedales, considerados
vitales en el curso hídrico natural, para el escurrimiento del agua cuando el
agua crece.
“Lo que ocurrió con este fenómeno urbanizador, es que
avanzaron sobre el lugar que cumplía el papel de amortización de las
crecientes”, explicó.
Los humedales “se taponan con urbanizaciones que,
paradójicamente, promocionan un estilo de vida asociado al disfrute del agua y
la naturaleza”, acotó a Tierramérica la urbanista Laila Robledo, de la
Universidad Nacional de General Sarmiento.
“Lo novedoso que vivimos los últimos cinco años, son
inundaciones por lluvias, que no es casual que principalmente ocurran en
barrios colindantes con barrios cerrados desarrollados la última década”
“La sucesión de 65 urbanizaciones como esas, modificó la
topografía del relieve en la zona de desembocadura del río, y frenó el drenaje
en eventos como los vividos este mes”, advirtió Pintos. Esos barrios, que la
especialista llama “urbanizaciones cerradas polderizadas (con terraplenes
perimetrales)”, “implican una profunda alteración de las características
morfológicas naturales, no solo para alcanzar las cotas de nivel de piso
habitable en las parcelas de uso residencial (relleno), sino para generar
nuevos cuerpos de agua (dragado y refulado)” Eso implica, por ejemplo, excavar
para crear lagunas artificiales y utilizar esa tierra para rellenar áreas
bajas.
Además como estos barrios están en áreas anegables, se
construyen terraplenes perimetrales de entre seis a 10 metros de altura, para
protegerlos del ingreso del agua exterior.
“Sirven de protección pero a la vez ofician de diques y
generan situaciones de anegamiento en barrios vecinos”. “Lo que los protege a
ellos perjudica a los que están fuera”, sintetizó la geógrafa. En Tigre, 10 por
ciento de sus 350.000 habitantes viven en barrios de ese tipo, que ocupan la
mitad del territorio, según ilustró a Tierramérica el secretario general del municipio,
Martín Gianella. “Es lo que llamamos un modelo de segregación
socio-territorial. Se divide a través de muros territorios y sociedad”,
sostuvo. Gianella, aclaró que Tigre, en el norte del llamado Gran Buenos Aires,
históricamente se ha inundado por sudestadas. “Lo novedoso que vivimos los
últimos cinco años, son inundaciones por lluvias, que no es casual que
principalmente ocurran en barrios colindantes con barrios cerrados
desarrollados la última década”, sostuvo. El funcionario exhortó al municipio a
controlar y regular esas construcciones y “a exigir un impuesto especial a esos
mega desarrolladores, para invertirlo en las obras hidráulicas necesarias”. Robledo
destacó que los cambios de los regímenes hidráulicos no afectan solo a las
áreas aledañas a barrios cerrados, porque Buenos Aires es una llanura
atravesada por cuencas hidrográficas. “La ciudad es parte de un metabolismo
urbano, lo que se produce en un lugar afecta en el resto”, explicó. Por ello,
las soluciones deben ser “interjurisdiccionales”, dijo. Según la urbanista, la
construcción de esos barrios cerrados “favorece la privatización de la ciudad y
la especulación inmobiliaria, en detrimento del resto de la población”. Con
base en una “lógica de rentabilidad” sobre el valor del suelo, “las empresas
compran áreas inundables e históricamente baratas, las rellenan para hacerlas
habitables y generan ganancias extraordinarias”, resumió.
Ambas coincidieron en que las normas y los mapas de riesgo
socio-ambientales para regular esas construcciones existen, pero que no se
aplican.
Los grandes emprendedores inmobiliarios de la provincia de
Buenos Aires, como Gonzalo Monarca, presidente del Grupo Monarca, negaron ser
responsables del problema que atribuyen al cambio climático. “Es una
argumentación falaz”, reaccionó Robledo. “El cambio climático se evidencia a
nivel mundial pero las consecuencias son menores o mayores de acuerdo a como la
población se asiente sobre las ciudades. “Si ocupamos un valle de inundación
que sirve para que lo ocupe el agua cuando crece el río, es obvio que el agua
va a escurrir hacia otras áreas”, reafirmó. Robledo consideró que de no regular
y prohibir este tipo de emprendimientos, las ciudades permanecerán inundadas
cada vez más tiempo y con mayor frecuencia, hasta con lluvias menos copiosas. Pintos
va más lejos con soluciones que son “poco simpáticas (políticamente)” y “muy
onerosas”, pero que no deben descartarse ante el agravamiento del problema. Recordó
experiencias de relocalización de poblaciones de la ribera del río Missisipi,
sobre la que avanzó históricamente la ciudad estadounidense de Nueva Orleans,
con las consecuencias dramáticas del huracán Katrina en 2005. Otra soluciones
intermedias serían prohibir nuevos barrios privados en ecosistemas frágiles, y
que se revean las autorizaciones otorgadas para seguir construyendo dentro de
ellos. Recomendó también que las empresas “afronten los costos de remediación”,
aunque esas obras serían “un paliativo frente a una situación crítica”, que
“podrían haberse evitado si hubiera prevalecido la racionalidad”. Leandro
Silva, jefe de ambiente de la Defensoría del Pueblo de la Nación, recordó a
Tierramérica que en 2010 ese organismo advirtió a los municipios de Zárate,
Campana, Escobar, Tigre y San Fernando sobre los riesgos de la expansión de
barrios cerrados en el ecosistema del delta del río Paraná, y los exhortó a
respetar estudios de impacto ambiental y a ejercer controles estrictos.
“La recurrencia de las inundaciones y los impactos sobre los
ciudadanos más vulnerables hace necesario profundizar estos mecanismos, y
ejercer la prevención de un modo activo, desplegando en las cuencas hídricas
todos los instrumentos de gestión ambiental que exige la legislación:
evaluaciones de impacto ambiental, participación ciudadana, ordenamiento
ambiental del territorio y acceso a la información pública”, subrayó.
Este artículo fue publicado originalmente por la red de
diarios latinoamericanos de Tierramérica.
Editado por Estrella Gutiérrez tomado de envio de pregon
agropecuario de ar
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