viernes, 28 de noviembre de 2014

ACUERDOS DE EEUU Y CHINA POR CAMBIO CLIMÁTICO


 Cambio climático, la ruta hacia París ¿se despeja?
Estudios de Política exterior  El acuerdo sobre el cambio climático alcanzado por Barack Obama y su homólogo chino, Xi Jinping (o para ser más precisos, sus respectivos compromisos presentados de forma conjunta en Pekín) representa el avance más notable en ese campo desde el Protocolo de Kyoto, allanando el camino para la conferencia de París (diciembre 2015).
El solo hecho que dos superpotencias rivales se hayan puesto de acuerdo revela que ya no subestiman las amenazas a las que se enfrenta la comunidad internacional, desastres climáticos, sequías, desertización y pérdida de biodiversidad y ecosistemas, si hacia finales de este siglo las temperaturas globales se elevan dos grados centígrados sobre los niveles medios preindustriales. Ahora ningún país podrá justificar su pasividad en ese campo escudándose en la inacción de dos países que suman juntos el 45% de las emisiones de gases de carbono del mundo. China emite hoy casi el doble de CO2 que Estados Unidos y el 30% del total mundial. Y los compromisos anunciados son formidables: en 2025 las emisiones de EE UU serán un 26% más bajas que las de 2005, mientras que las de China alcanzarán su punto máximo en 2030, cuando generará el 20% de su mix energético a partir de fuentes renovables. Ese 20% equivale a toda la capacidad instalada actual del sistema eléctrico de EE UU o a toda la electricidad generada hoy por las plantas chinas alimentadas por carbón. En 2013, solo un 9,8% de la energía que consumió China provino de fuentes renovables.
Por su parte, en octubre la Unión Europea anunció que en 2030 sus emisiones serán un 40% inferior a las que tuvo en 1990. Con esas cifras, la Conferencia del las Partes (COP-20) sobre el clima de las Naciones Unidas en Lima (1-12 de diciembre) podrá redactar una propuesta para la COP-21 que se celebrará en París en 2015 mucho más ambiciosa que la que se presentó en Copenhague de 2009. Aunque los más escépticos dudan de ese tipo de promesas –justificadamente, dados los antecedentes, esta vez hay razones para el optimismo. Hasta ahora, todos los compromisos de China habían sido unilaterales. De hecho, fue la falta de la firma de China e India, entre otros, lo que impidió que el Congreso de EE UU ratificara el Protocolo de Kyoto en 1997. Además, Pekín fijaba sus objetivos basándose en sus emisiones per cápita. Ahora, al prometer que sus emisiones brutas dejarán de crecer en 2030, ha aceptado el criterio de compromisos internacionales mutuos que respalda la ONU. Con todo, el camino por recorrer va a ser arduo y tortuoso. Al fin y al cabo, el esfuerzo se justifica fundamentalmente por una responsabilidad moral frente a las generaciones futuras. Pero también existen sólidas razones de índole práctica, que han terminado por inclinar la posición china.
En primer lugar, una economía más eficiente en su uso de la energía significa menos dinero gastado en importar combustibles, lo que tiene importantes consecuencias para un país sin fuentes energéticas propias.
 Por otra parte, un menor uso de carbón aliviará la contaminación, que produce en China unas 600.000 muertes anuales por enfermedades respiratorias, un problema que podría terminar minando la legitimidad del régimen comunista.
 No es menos importante el hecho de que siete de los 10 mayores fabricantes de sistemas fotovoltaicos sean chinos o tengan sus mayores plantas de fabricación en China, que el año pasado instaló paneles solares capaces de generar 12 gigavatios, más que toda la capacidad solar instalada de EE UU.
 El próximo presidente del comité de Medioambiente del Senado estado­unidense, James Inhofe, ha calificado al calentamiento global como una “estafa”, poniendo en duda que los seres humanos puedan alterar el clima, algo que dice “está en manos de Dios”. Pero los republicanos no tienen los dos tercios de los votos necesarios en ambas cámaras para revocar un veto presidencial. Según una encuesta de 2013 de la Universidad de Stanford, el 81% de los electores cree que el cambio climático es una amenaza real. Tomado de envio en red foroba 

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