lunes, 24 de noviembre de 2014

MINEROS FALLECIDOS EN COLOMBIA


 Como héroes Amagá despidió a sus mineros
12 escenas de dolor y angustias se juntaron en el parque de Amagá, en el adiós a los mineros de La Cancha.
FOTO JULIO CÉSAR HERRERA
En medio de la angustia y de la incertidumbre de los mineros de Amagá por el cierre de 28 minas fueron sepultados ayer las 12 víctimas de la tragedia de Carbones La Cancha.
Una caravana de dolor y lágrimas, encabezada por un gigantesco ángel de yeso, que era llevado en un campero, les dio ayer el adiós a los 12 mineros muertos el 30 de octubre en un socavón de la mina Carbones La Cancha, de la vereda la Ferrería de Amagá. A las 10:40 a.m., cuando llegó el cortejo fúnebre al sitio el Corazón de Jesús, en la entrada al pueblo, la espera de los familiares que llevaban allí horas, se transformó en un dolor que estuvo represado 24 días. El llanto se hizo colectivo y conmovió a los centenares de amagaceños, autoridades y socorristas que los acompañaron hasta ese lugar.
Allí, lentamente, los coches funerarios, llegados de Medellín, se fueron ubicando en fila india con los ataúdes de las víctimas.
Bajo un sol abrasador, se inició una lenta marcha fúnebre programada para llegar al atrio del templo de San Fernando Rey, en el parque principal de Amagá.
Detrás de cada carroza fúnebre se ubicaron madres, hijos, esposas y amigos de cada uno de los mineros fallecidos. Cada familia llevaba en el alma su dolor que solo podía expresar con lágrimas, que rodaban por las mejillas mezcladas con el sudor que producía el fuerte calor.
La caravana fue acompañada por los socorristas de Salvamento Minero, los mismos que durante 17 días desafiaron las entrañas de la tierra para rescatar los cadáveres de sus compañeros. Algunos de ellos llevaban en sus manos los afiches enmarcados de los rostros de las víctimas.
También marcharon la Defensa Civil, con 12 banderas del municipio de Amagá; la Policía; funcionarios del Departamento, encabezados por el gobernador (e) Santiago Londoño; el alcalde de Amagá, Juan Carlos Amaya y su equipo de gobierno, la Personería de Amagá; la Defensoría del Pueblo, y los compañeros de trabajo de la mina La Cancha quienes vestían con camisetas blancas en las que exhibían las fotos de los rostros de sus compañeros caídos.
En la medida en que esta lenta caravana descendía por una empinada calle, rumbo al parque, la tristeza se reflejaba en los rostros de centenares de vecinos que salieron a recordar a sus amigos.
Unos oraban, otros señalaban el carro que llevaba la cinta con el nombre de un amigo y la mayoría, lloraba.
Luego de más de media hora de recorrido, el cortejo fúnebre llegó al parque, donde se preparó una tarima y un altar frente al templo.
En la medida en que cada féretro era ubicado frente al altar hecho para la ceremonia exequial, la desolación y la tristeza se apoderaron de los seres queridos de los mineros.
Muchos de los, hijos, madres, hermanos y esposas, posaron sus rostros sobre las tapas de los ataúdes, en medio de las lágrimas. Una adolescente, hija de uno de los mineros, no resistió y se desplomó. socorristas de la Cruz Roja acudieron en su auxilio, pero la niña parecía inconsolable.
Entonces, la ceremonia exequial se inició con un minuto de silencio.
Luego, en su homilía, el obispo de la Diócesis de Caldas, monseñor José Soleibe Arbeláez, quien presidió la celebración, expresó toda su solidaridad con las familias y con la comunidad minera de Amagá.
“Es necesario que la situación de estos mineros cambie en Colombia y aunque el carbón da trabajo y es una riqueza para el país, no podemos seguir perdiendo vidas tan valiosas. Tenemos que modernizarnos, tecnificarnos, para que este dolor no se repita día a día, porque es muy duro hacer la cuenta de tantos mineros que hemos perdido en los últimos años y esto no puede seguir así”, expresó el obispo.
Maiden García, madre de Fausto Álvarez, dijo que la programación de las exequias la tomó por sorpresa, ya que pensaron que se iba a demorar más la identificación en Medicinal Legal, debido a que a su hijo lo reconocieron por el ADN.
“A este dolor, dijo, se suma la angustia de no saber qué va a pasar con los mineros que quedaron cesantes”.
Dora Patricia Cadavid, esposa de Wilson Gómez, indicó, entre sollozos, que nunca olvidará la mañana del 30 de octubre cuando su esposo se despidió y le dijo que la amaba y que cuidara mucho a sus hijas de 14 y 15 años.
El alcalde de Amagá, Juan Carlos Amaya anunció que le hará una propuesta al Ministerio de Minas para que les reconozca un salario mínimo a los 224 mineros que va a emplear durante cuatro meses mientras se soluciona su situación de empleo, porque solo les ofrecieron $70 mil semanales.
Anotó que además de las 18 minas aledaños a La Cancha, cerraron otras 10 del sector Minas y 520 familias se quedaron sin sus ingresos.
A las 2:30 p.m. la caravana llegó al cementerio. Hubo una larga espera y una nueva angustia. Había que sacar los cadáveres de unas bolsas que los preservaban por lo que se optó por dejar entrar solo de a cinco familiares. La multitud reclamó y se impuso. Así Amagá pudo acompañar hasta su última morada a los héroes de La Cancha. TOMADO DE EL COLOMBIANO 

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