Hurgando en el pasado
arqueológico
Recientes expediciones realizadas a las tres cuevas que
conforman la Región Pictográfica Guara, una de las más importantes del
archipiélago cubano, arrojan nuevos indicios sobre el probable origen y
significado de los dibujos allí encontrados
Autor: Orfilio Peláez | Integrantes del equipo de
especialistas en pleno trabajo de campo, durante la última campaña de
excavaciones arqueológicas efectuada en noviembre del 2015.
Integrantes del equipo de especialistas en pleno trabajo de
campo, durante la última campaña de excavaciones arqueológicas efectuada en
noviembre del 2015. Foto: Róger Arrazcaeta
Transcurría el mes de junio de 1947 cuando los jóvenes
investigadores Ramón Dacal, Oscar Arredondo y Armando Rivas recorrieron la
Cueva del Muerto, ubicada en las inmediaciones del poblado habanero La Ruda,
cercano a Melena del Sur, y al hacer sus excavaciones hallaron fragmentos de
cráneos humanos y evidencias de un ajuar, al parecer aborigen.
El descubrimiento los motivó a incursionar en otras dos
localizadas a solo cientos de metros de la mencionada, encontrando en una de
ellas muestras de cerámica y calderos de hierro de la etapa colonial.Aquel
hecho despertó el interés arqueológico de lo que sería llamada posteriormente
por el doctor Antonio Núñez Jiménez, Región Pictográfica Guara, luego de que
en 1974 el campesino Juan Carlos Mesa notificara al grupo de aficionados a las
ciencias Batabanó, la existencia de dibujos “raros” en las paredes de ese
complejo de espeluncas que los habitantes de la zona preferían denominar desde
tiempos lejanos Cuevas de las Charcas, en alusión a la finca del mismo nombre
que era la más conocida en la zona.La noticia oficial del singular hallazgo,
confirmado meses después por el grupo Batabanó, fue publicada por este diario
el 22 de febrero de 1975, estimulando desde entonces el inicio de estudios
sistemáticos y campañas de excavaciones arqueológicas en el complejo
pictográfico que conforman la Cueva de los Muertos, la Cueva de los Plátanos y
la Cueva del Aguacate. Una cuarta sin dibujos, pero colindante al resto y con
evidencias arqueológicas significativas, completa la relación de las
investigadas: La Cueva de las Charcas.En opinión de los especialistas, la
presencia de presuntas escenas de cacerías, acompañadas de motivos como
círculos concéntricos y en espiral, antropomorfos y otros diseños geométricos,
todos plasmados en color negro e imbricados por una aparente similitud en el
estilo y el grosor de los trazos, le conceden a la Región Pictográfica Guara
una singularidad única en el contexto del arte rupestre en el área antillana
del Caribe. Con cerca de 300 estaciones o sitios de arte rupestre documentados,
Cuba es una de las naciones del entorno caribeño insular que dispone de un
detallado y preciso registro de esa manifestación cultural y arqueológica, que
brinda valiosa información en los intentos por descifrar enigmas del pasado
referidos a las creencias, organización y estilos de vida de las comunidades
aborígenes y otros grupos asentados en nuestro archipiélago antes y después del
arribo de los conquistadores españoles. Hay un marcado predominio de las
estaciones rupestres de tipo pictográficas, que son aquellas con presencia de
alguna forma de pintura o dibujos intencionalmente elaborados en cavernas,
grutas, y abrigos rocosos, siendo la región occidental la que atesora la mayor
cantidad de esos sitios al disponer de más del 50 % de los existentes en el
país. REVELACIONES DE UNA PESQUISAA partir del 2012 la Región Pictográfica
Guara ha sido escenario de cuatro expediciones científicas enmarcadas dentro
del proyecto de investigación arqueológica Las Charcas, encabezado por los
especialistas Róger Arrazcaeta Delgado, director del Gabinete de Arqueología de
la Oficina del Historiador de La Habana, y Jorge Garcell Domínguez, del Consejo
Nacional de Patrimonio Cultural. En las campañas participan, además,
profesionales y técnicos de los Museos Municipales de San José de las Lajas y
Madruga, la Oficina del Conservador de Santiago de Cuba, del Proyecto SOS Arte
Rupestre, estudiantes de la Escuela Taller Gaspar Melchor Jovellanos, de La Habana
Vieja, y aficionados a la arqueología de las provincias de Mayabeque, Artemisa
y Pinar del Río. Como explica a Granma el arqueólogo Róger Arrazcaeta, las
exploraciones recientes permitieron enunciar una nueva hipótesis sobre los
posibles creadores de las pictografías y el significado de algunas de ellas. De
acuerdo con lo planteado por Arrazcaeta, los autores de algunas de las escenas
pictográficas presentes en esas cuevas pudieron ser los aborígenes del llamado
Pueblo Indio de Guanabacoa, una reserva establecida por los conquistadores
españoles el 12 de junio de 1554, “para proteger a los indios que habitan y
moran en esta provincia, después que por su Majestad les fue concedida la
libertad”, según reseña el acta capitular del Ayuntamiento de La Habana
correspondiente a la citada fecha. Una de las razones para esgrimir tal
argumento, aseveró, se basa en el análisis de documentos de los siglos XVI,
XVII y XVIII, de los cuales inferimos que las tierras donde hoy radican las
cuevas de la Región Pictográfica Guara pertenecían al corral Río Bayamo o Río
Cañas, un círculo de tres leguas de diámetro otorgado por el cabildo habanero a
los referidos aborígenes, ubicado hacia el centro sur de la actual provincia de
Mayabeque. El director del Gabinete de Arqueología de la Oficina del
Historiador de la Ciudad, manifestó que tomando en cuenta que la actividad
ganadera era una de las fundamentales de la zona en esos años de la
colonización española, interpretamos que la presencia de murales con
cuadrúpedos semejantes a los bovinos podrían corresponder a probables escenas
de montería o cacería de ganado mayor, es decir que representarían la captura
de ejemplares salvajes o sueltos. Llama la atención que el contenido temático
de las representaciones figurativas de las cuevas de Guara no tiene hasta ahora
semejanza alguna con otros sitios del arte rupestre antillano. Más allá del
esbozo de esta teoría, las excavaciones hechas en los últimos tres años
permitieron encontrar nuevas evidencias de la presencia aborigen precolombina
de grupos Apropiadores Medios y probablemente de Apropiadores Tardíos en el
lugar, que incluyen el descubrimiento de fogones y áreas para la preparación e
ingestión de alimentos. También se localizaron objetos como puntas de flecha de
sílex destinadas a la caza de animales pequeños, y piezas con bordes filosos
presumiblemente utilizadas para cortar carnes y pieles, elaboradas en caliza de
origen local y algunas en sílex de procedencia distante. Destaca, asimismo, la
presencia de cerámica acordelada en la Cueva de los Muertos, confeccionada
mediante el empleo de una técnica muy primitiva. Otro hecho a destacar
consistió en la exhumación de restos humanos dispersos, pertenecientes
probablemente a entierros aborígenes alterados por actividades antrópicas. La
suma de los descubrimientos enunciados apunta a que el lugar pudo estar ocupado
por el hombre desde cerca de 3 000 años antes del presente. Fueron igualmente
encontrados elementos de la época colonial, entre ellos un singular pavimento
empedrado de una presunta casa del siglo XIX en el interior de la Cueva de los
Muertos, varios enterramientos con cronología de finales de esa misma centuria y
principios de la del XX, e indicios de un posible refugio de cimarrones aún en
estudio. Según indica Róger Arrazcaeta, a través de la toma de muestras a los
pigmentos de los dibujos asentados en las cuevas se están haciendo las primeras
dataciones directas del arte rupestre cubano con el método de carbono 14 y
aplicando la avanzada técnica de espectrometría de absorción de masa. Dicha
investigación, resaltó, tiene lugar con el apoyo de científicos de varias
universidades norteamericanas y sus resultados propiciarán determinar con
certeza la real antigüedad y filiación cultural de estas pictografías,
verdaderas joyas de la arqueología cubana. TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA
No hay comentarios:
Publicar un comentario