CAMBIO CLIMATICO
La odisea de los primeros desplazados del cambio climático
Este es el drama que afrontan tres comunidades de Alaska que
se ven obligadas a reubicarse en otros lugares porque las consecuencias del
cambio climático han tornado inhabitable el lugar donde vivían.
La odisea de los primeros desplazados del cambio climático
Esau Sinnok llegando a Shishmaref (Alaska) este invierno.
EFE/Caty Arévalo
Publicado por: Caty Arévalo
19 marzo, 2016 Fairbanks (Alaska)
Caty Arevalo (Enviada Especial). Alaska, 19 mar (EFE).- Esau
Sinnok solo tiene 19 años y ya le ha dado tiempo a ver como el mar se ha
tragado tres campos de fútbol en los que ha jugado desde pequeño; tan pronto
como sea posible él y el resto de los 649 habitantes de Shishmaref (Alaska)
deberán abandonar la tierra que habitan desde hace miles de años.
Hogar de la comunidad esquimal Iñupiaq, Shishmaref, una isla
situada a siete kilómetros del continente, al norte del estrecho de Bering que
separa Estados Unidos de Rusia, ha perdido un kilómetro de costa en los últimos
50 años, la mitad lo ha visto Sinnok en sus menos de dos décadas
de vida.
Su madre, explica a Efeverde, duerme más tranquila desde que
el pasado verano vino a estudiar a Fairbanks, la ciudad más grande del centro
de Alaska, porque como muchas otras mujeres de Shishmaref vive con la angustia
de que una ola arrase la comunidad y se lleve por delante a sus hijos.
El doble que el resto
El cambio climático ha elevado la temperatura en Alaska
entre 2 y 3 grados en el último medio siglo, más del doble que la media del
resto del planeta, derritiendo la capa de hielo que ejercía de barrera
protectora frente a la erosión y el impacto de tormentas que ahora devoran, con
su acción conjunta, las comunidades costeras.
En 2001, Shishmaref votó reubicarse en tierra firme, a
varios kilómetros de la costa, “una decisión
inevitable pero para la que
ninguno estamos preparados”, lamenta Sinnok.
“Los lazos culturales hacia nuestra tierra son enormes,
sentimos que si nos movemos nos quedaremos sin hogar, sin el lugar donde están
nuestros ancestros y nuestra identidad, no nos queda más remedio pero el
sentimiento es terrible”, explica.
Un informe de la Administración estadounidense estima que
180 pueblos de la costa de Alaska, el 86% de ellos habitados por comunidades
indígenas, están seriamente afectados por la erosión, que 24 deben ser
necesariamente reubicados. Tres de ellos, Shishmaref, Kivalina y Newtok, ya han
aprobado hacerlo.
“No tenemos elección” explica Romy Cadiente, coordinador de
la tribu Yupik de Newtok, un pueblo costero del delta del río Ninglick, 600
kilómetros al sur del estrecho de Bering.
Un informe de la Armada de Estados Unidos ha determinado que
no hay manera de proteger el pueblo, ni ingeniería capaz de construir una
barrera protectora en esas condiciones de erosión.
Según ese documento, Newtok, que pierde 25 metros de costa
al año, puede quedar completamente sumergido en 2017.
Casas móviles En
colaboración con organismos estatales y federales, “la tribu ha decidido
moverse a una nueva localización 16 kilómetros al interior, más elevada y
segura”, explica Aaron Cooke, arquitecto de la Universidad de Fairbanks, que
ayuda a la comunidad en este proceso de reubicación desde hace siete años.
Cooke ha diseñado para ellos una casa prototipo de madera
móvil (colocada sobre unos esquíes de hierro gigantes) capaz de purificar el
agua, reciclar los residuos y generar electricidad mediante unas baterías que
almacenan la energía de colectores solares.
Su plan original era construir la casa en Newtok y
desplazarla a la nueva ubicación pero cuando el pasado octubre llegó a Newtok
con los materiales el mar acababa de “devorar” el embarcadero y
no hubo manera
de amarrar el barco.
“Afortunadamente ya habían construido un embarcadero cerca
de la nueva localización y dejamos los materiales allí”, añade.
Además del embarcadero, el mar se había tragado parte del
vertedero local y la escuela flotaba sobre el río Ninglick: “La situación es
terrible, todo ocurre más rápido de lo que puedas imaginar”, subraya Cooke.
A finales de abril, Cooke se desplazará a Mertavik (“el
lugar del agua dulce”), nombre indígena de la futura ubicación de Newtok para
construir la casa modelo con la ayuda de los miembros comunidad.
La casa estará montada sobre esquís para que cuando el nuevo
pueblo disponga de planificación urbana, saneamiento y el resto de
infraestructuras básicas pueda moverse para adaptarse a ellas.
¿Quién paga las reubicaciones?
Los 230.000 dólares que ha costado han sido sufragados por
la comunidad. Pero… ¿Quién paga el resto de viviendas y el coste en sí del
desplazamiento de todo un pueblo, estimado en 130 millones de dólares en el
caso de Newtok? Los esquimales Yupik son gente sin recursos que viven de la
subsistencia: de comer las focas que pescan y las aves migratorias que cazan en
el verano.
Cooke considera que de las 65 casas actuales (para 350
personas) solo 12 reúnen las condiciones para ser movidas en los esquíes gigantes,
el resto deberán ser construidas y de momento solo 10 familias han conseguido
ayudas para ello de la agencia federal para el manejo de emergencias (FEMA, por
sus siglas en inglés).
Esau Sinnok y su familia
La erosión arrasa la comunidad indígena de Shishmaref,
Alaska. EFE/Caty Arévalo
“Newtok es una película de terror a cámara rápida, no hay
manera levantar un pueblo desde cero en los menos de dos años que va a tardar
en desaparecer el actual”, dice el arquitecto.
El presidente Obama, que quedó profundamente impactado por
la situación de estas comunidades durante una visita a Alaska el pasado verano,
ha pedido autorización al Congreso para destinar 400 millones “para cubrir las
circunstancias a las que se enfrentan estas comunidades por la subida del nivel
del mar, la erosión y las tormentas”.
“Aunque no es suficiente para recolocar a las comunidades,
es un buen comienzo”, reconoce a Efe Robin Bronen, una abogada que dirige el
Instituto para la Justicia en Alaska, que trabaja para crear leyes a nivel
estatal, federal e internacional que reconozcan legalmente la figura de los
desplazados climáticos y prevean financiación para apoyarles.
“Si uno de los países con mas
recursos del mundo no hace nada para reconocer estas personas, qué va a pasar
en otros lugares ante un fenómeno cada vez mas creciente”, se pregunta.
El vacío
Alaska, la odisea de los primeros refugiados climático
2deunvistazo en @efeverde
La odisea de esas comunidades no acaba con tener que dejar
la tierra a la que llevan ligadas desde hace miles de años por un problema
causado por otros, y es que desde el momento en el que deciden recolocarse
dejan de recibir cualquier tipo de ayuda de las administraciones para
infraestructuras.
“Ninguna agencia gubernamental invierte en un pueblo cuyos
habitantes han decidido moverse a otro lugar”, advierte Cooke.
En comunidades que viven en condiciones tan precarias esto
puede convertirse en un problema serio, como ha ocurrido en Kivalina, que se ha
quedado sin saneamiento porque sus habitantes no tenían manera de sufragarlo.
Los arquitectos de la Universidad de Fairbanks les han
diseñando un sistema, “parecido al baño de una caravana”, que podrán mover a
sus nuevas casas cuando se recoloquen, y que ha conseguido financiación del
estado de Alaska porque servirá en la nueva ubicación.
El vacío jurídico y administrativo para hacer frente a los
desplazados del cambio climático “es total y a todos los niveles”, incide
Bronen.
Newtok, Alaska, foto de Aaron Cooke para EFEverde
Niños jugando en la comunidad indígena de Shishmaref,
Alaska. EFE/Caty Arévalo
Los habitantes de Newtok, Kivalina o Shishmaref no están
incluidos en la definición de “refugiado”, que solo incluye a las personas que
se ven obligadas a buscar asilo fuera de su país a consecuencia de guerras,
revoluciones o persecuciones políticas, no por fenómenos ambientales como el
cambio
climático.
“Tampoco se benefician de las ayudas por desastres naturales
porque su situación es consecuencia de un proceso, no de un evento en sí”,
añade la abogada.
Bronen trabaja a contrarreloj para que el Consejo de
Derechos Humanos de Naciones Unidas recoja la reubicación de personas que se
ven obligadas a desplazarse debido a que las consecuencias del cambio climático
tornan inhabitable su lugar de residencia.
Mientras tanto los habitantes de las remotas comunidades
costeras del Noroeste de Alaska cuentan con miedo los días que quedan para que
llegue el verano y pueda venir la última ola. EFE verde
Imagen de Shishmaref, Alaska. EFE/Caty Arévalo
Imagen de la comunidad Shishmaref, Alaska, durante este
invierno. EFE/Caty Arévalo
La erosión arrasa la comunidad indígena de Shishmaref,
Alaska. EFE/Caty Arévalo
Newtok, Alaka, arrasada por la erosion foto de Aaron Cooke
TOMADO DE EFE VERDE SUGERIDO EN FACE DE CAMBIO CLIMATICO
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