EMERGENCIA SANITARIA “Pocos mueren por dengue pero no son
sólo números, tienen nombre y
apellido”
CHARLA. María Felisa Lemos compartió su experiencia en
dengue.
María Felisa Lemos es médica sanitarista que trabajó en
diferentes partes del mundo ganando experiencia.
En su paso por Corrientes comentó a El Litoral la labor
emprendida en Nicaragua frente a dos brotes intensos. María Felisa Lemos es una
médica sanitarista y epidemióloga, que nació en Corrientes pero viajó por el
mundo ganando experiencia en salud y educación popular.
Semanas atrás visitó la ciudad y brindó una charla sobre
dengue, ya que se trata de una enfermedad que debió combatirla, como Directora
Regional de Higiene en Epidemiología de Nicaragua.
En una breve entrevista con El Litoral, comentó algunas de
las metodologías para erradicar el virus y dijo: “Fue un largo camino pero nos
fue muy bien porque recurrimos al compromiso masivo, no sólo de los
trabajadores de salud, sino de todo el pueblo. Sé que acá también se realizan
actividades de fumigación, descacharrado y capacitaciones; pero sin una
sociedad comprometida no podríamos detener el avance del virus”.
A modo de aliento recordó que en Argentina se erradicó el
vector, y por ende la enfermedad, en 1956. Por lo tanto “no sería un escenario
inverosímil pensar que podemos controlar esta epidemia”. Alarma El estado de alerta tiene que
despertar acciones ya que cada año, unas 500.000 personas que padecen dengue
grave necesitan hospitalización y aproximadamente unas 2,5% fallece. En torno a
esto, Lemos comentó con dramatismo la situación que desencadena esta
enfermedad, ya que “en Nicaragua vi morir personas en una de las epidemias, eso
es algo que duele como médico.
Si hablamos de estadísticas podemos decir que no mueren
todos, porque de 20 mil casos mueren dos, pero no son sólo números, tienen
nombre y apellido. Ahí es cuando realmente te das cuenta de lo alarmante de
esto”.
Además, expresó que de todas las enfermedades transmitidas
por mosquitos, en índices de mortandad las más graves son: el dengue y la
fiebre amarilla. “Se habla mucho del zika, están estudiando si en el embarazo
podría generar microcefalia, pero hasta el momento murió más gente de dengue y
fiebre amarilla”. Lazos comunitarios Cuando
se consulta por su experiencia en el brote ocurrido en Nicaragua relata: “Yo
trabajé cuando hubo dos epidemias fuertes; en ambas la labor consistió en
fumigar y abatizar el agua en todas las casas”.
Pero ante todo, subrayó la necesidad de que la sociedad se
capacite en el tema, reconozca el estado de emergencia sanitaria, tome
precaución usando repelentes y por sobre todo aprenda a detectar la enfermedad
y a eliminar los sitios de posibles contagios.
Uno de los consejos que más se repite es el de evitar la
picadura de mosquitos utilizando repelentes, además de detener la frecuencia
del vector transmisor.
“Es un trabajo que tenemos que hacerlo masivamente. En la
charla que brindé, les pedí a los jóvenes que se comprometan porque necesitamos
planes de trabajo para convencer a todas las organizaciones en trabajar juntos.
Acá no importan banderas políticas, ideologías o filosofías de vida. Tenemos
que entender que tenemos un invasor, que es el Aedes aegyti que tenemos que controlarlo
juntos y unidos”, afirmó.
La cifra 500.000 Es la cantidad anual de personas
que padecen de dengue grave, en todo el mundo. De ese total el 2,5% muere.
El dato Los
síntomas de dengue son: fiebre, dolor de cabeza intenso, dolor detrás de los
globos oculares, dolores musculares y articulares, náuseas, vómitos,
agrandamiento de ganglios linfáticos o salpullido. Tomado de el litoral de ctes
ar
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