El capitalismo será derrotado por la Naturaleza x Leonardo
Boff
Lo que no hemos conseguido históricamente por procesos
alternativos (era el propósito del socialismo), lo conseguirían la naturaleza y
la Tierra
Hay un hecho indiscutible y desolador: el capitalismo como
modo de producción y su ideología política, el neoliberalismo, se han
sedimentado globalmente de forma tan consistente que parecen hacer inviable
cualquier alternativa real. De hecho, ha ocupado todos los espacios y alineado
casi todos los países a sus intereses globales.
Desde que la sociedad pasó a ser de mercado y todo se volvió
oportunidad de ganancia, hasta las cosas más sagradas como los órganos humanos,
el agua y la capacidad de polinización de las flores, los estados, en su
mayoría, se ven obligados a gestionar la macroeconomía globalmente integrada y
mucho menos a servir al bien común de su pueblo.
El socialismo democrático en su versión avanzada de
eco-socialismo es una opción teórica importante, pero con poca base social
mundial de implementación. La tesis de Rosa Luxemburgo en su libro Reforma o
Revolución de que «la teoría del colapso capitalista está en el corazón del
socialismo científico» no se ha hecho realidad. Y el socialismo se ha
derrumbado.
La furia de la acumulación capitalista ha alcanzado los
niveles más altos de su historia. Prácticamente el 1% de la población rica
mundial controla cerca del 90% de toda la riqueza. 85 opulentos, según la seria
ONG Oxfam Intermón, tenían en 2014 el mismo dinero que 3,5 mil millones de
pobres en el mundo. El grado de irracionalidad y también de inhumanidad hablan
por sí mismos. Vivimos tiempos de barbarie explícita.
Las crisis coyunturales del sistema ocurrían hasta ahora en
las economías periféricas, pero a partir de la crisis de 2007/2008 la crisis
explotó en el corazón de los países centrales, en Estados Unidos y Europa. Todo
parece indicar que esta no es una crisis coyuntural, siempre superable, sino
que esta vez se trata de una crisis sistémica, que pone fin a la capacidad de
reproducción del capitalismo. Las salidas que encuentran los países que
hegemonizan el proceso global son siempre de la misma naturaleza: más de lo
mismo. O sea, continuar con la explotación ilimitada de bienes y servicios
naturales, orientándose por una medida claramente material (y materialista)
como es el PIB. Y ay de aquellos países cuyo PIB disminuye.
Este crecimiento empeora aún más el estado de la Tierra. El
precio de los intentos de reproducción del sistema es lo que sus corifeos
llaman «externalidades» (lo que no entra en la contabilidad de los negocios).
Estas son principalmente dos: una injusticia social degradante con altos
niveles de desempleo y creciente desigualdad; y una amenazadora injusticia
ecológica con la degradación de ecosistemas completos, erosión de la
biodiversidad (con la desaparición de entre 30-100 mil especies de seres vivos
cada año, según datos del biólogo E. Wilson), el calentamiento global
creciente, la escasez de agua potable y la insostenibilidad general del
sistema-vida y del sistema-Tierra.
Estos dos aspectos están poniendo de rodillas al sistema
capitalista. Si se quisiese universalizar el bienestar que ofrece a los países
ricos, necesitaríamos por lo menos tres Tierras iguales a la que tenemos, lo
que evidentemente es imposible. El nivel de explotación de las «bondades de la
naturaleza», como llaman los andinos a los bienes y servicios naturales, es tal
que en septiembre de este año ocurrió «el día de la sobrecarga de la Tierra»
(the Earth overshoot Day). En otras palabras, la Tierra ya no tiene la
capacidad, por sí misma, para satisfacer las demandas humanas. Necesita año y
medio para reemplazar lo que se le quita en un año. Se ha vuelto peligrosamente
insostenible. O refrenamos la voracidad de acumulación de riqueza, para
permitir que ella descanse y se rehaga, o debemos prepararnos para lo peor.
Como se trata de un super-Ente vivo (Gaia), limitado, con
escasez de bienes y servicios y ahora enfermo, pero combinando siempre todos
los factores que garantizan las bases físicas, químicas y ecológicas para la
reproducción de la vida, este proceso de degradación desmesurada puede generar
un colapso ecológico-social de proporciones dantescas.
La consecuencia sería que la Tierra derrotaría
definitivamente al sistema del capital, incapaz de reproducirse con su cultura
materialista de consumo ilimitado e individualista. Lo que no hemos conseguido
históricamente por procesos alternativos (era el propósito del socialismo), lo
conseguirían la naturaleza y la Tierra. Esta, en realidad, se libraría de una célula
cancerígena que amenaza con metástasis en todo el organismo de Gaia.
Entre tanto, nuestra tarea está dentro del sistema,
ampliando las brechas, explorando todas sus contradicciones para garantizar
especialmente a los más humildes de la Tierra lo esencial para su subsistencia:
alimentación, trabajo, vivienda, educación, servicios básicos y un poco de
tiempo libre. Es lo que se está haciendo en Brasil y en muchos otros países.
Del mal sacar el mínimo necesario para la continuidad de la vida y de la civilización.
Y , además, rezar y prepararse para lo peor.
Cubadebate
Texto completo en:
http://www.lahaine.org/el-capitalismo-sera-derrotado-por
Manuel Ludueña /
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