PETRÓLEO. El Gobierno
anuncia el hallazgo de muchos reservorios, como Caipipendi y Lliquimuni. Los
analistas contrastan indicando que hasta la fecha no hay nada comprobado; ello
se sabrá cuando haya perforaciones Reservas se agotan y nuevos hallazgos son
aún promesas Por Enid López Camacho - El Consorcio Caipipendi opera la
megaplanta de gas Margarita que se encuentra en Tarija. - Efe Agencia ¿Cómo van
nuestras reservas de hidrocarburos? El
pasado 19 de febrero, dos días antes del referendo constitucional, el Gobierno
dio una buena noticia: se descubrieron tres reservorios de gas en el campo
Caipipendi (Tarija), donde los 4 trillones de pies cúbicos (TCF) reportados por
las prospectivas asegurarían la demanda nacional e internacional durante los
próximos 20 años. Otra gran esperanza era Lliquimuni, al norte de La Paz. Tres
especialistas en hidrocarburos consultados por este medio, invitan a poner los
pies sobre la tierra. Para Álvaro Ríos, el reservorio de Capipendi es "un
gran paso" que incrementaría en 40 por ciento las reservas
hidrocarburíferas del país, pero "cuando se perfore el pozo y se haga un
descubrimiento vamos a saber el tamaño. Por lo pronto sólo podemos estimar el
potencial. No hay todavía un hallazgo". Para Hugo del Granado es muy
aventurado dar por confirmado el descubrimiento de 4 TCF. "La única manera
de establecer las reservas es con perforaciones". El tercer especialista
consultado por este medio, Bernardo Prado, alerta que además tenemos déficit de 17 TCF. Respecto a
los trabajos de exploración de Lliquimuni en La Paz, los dos primero
expertos coinciden en afirmar que los
resultados tendrían que haber sido públicos a fines del 2015, pero que a la
fecha Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) no informó nada sobre
las prospecciones de los hallazgos. Los trabajos de exploración en Llliquimuni
se iniciaron en diciembre de 2014 y se tenían 350 días para arrojar resultados
(fines de 2015), pero a la fecha no se reportó nada. "Aparentemente es un
pozo que no tendría resultados, pero faltan datos oficiales", indica Del Granado. Para que
Bolivia asegure el abastecimiento del consumo interno y los compromisos que
tiene con Brasil y Argentina de suministro de gas, es necesario descubrir
nuevos reservorios a un ritmo de 1 TCF al año, es decir, producir 77 millones
de metros cúbicos al día (MMm3/día). Actualmente, se alcanza los 60 MMm3/día. Según
un boletín informativo del primer semestre de 2015 de YPFB, el contrato de
compraventa de gas natural con Brasil (GSA) fue suscrito en 1996 y fenece en
2019. Este contrato establecía el envío de 16 MMm3/día de gas natural, pero
tras la firma de dos adendas, se elevó el máximo volumen contractual de venta
de 30,08 MMm3/día más. En tanto, el contrato de compraventa de gas natural
entre YPFB y Energía Argentina SA (Enarsa),
suscrito en 2006, culmina el 2026 y establece el envío de un volumen
inicial de 7,7 MMm3/día por los tres primeros años, con posibilidad de
incrementarse en función de las ampliaciones de gasoductos en ambos países,
hasta alcanzar los 27,7 MMm3/día, manteniendo este nivel hasta la finalización
del contrato. Ríos explica que el consumo del mercado interno bordea los 10,45
TCF y que se podría incrementar con la implementación de las plantas
industriales. Al 31 de diciembre de 2013, las reservas probadas de gas natural
de Bolivia se cifraron en 10,45 TCF y las de petróleo condensado en 211,45
millones de barriles, según la certificación realizada por la empresa
canadiense GLJ Consultants. Ríos afirma que es importante que YPFB afronte un
nuevo proceso de certificación de reservas porque, según la ley de
hidrocarburos, éste debe realizarse anualmente. Según Prado la demanda del mercado interno y externo
asciende a 77 MMm3/día, pero el país produce sólo 60 generando un déficit de 17
MMm3/día. Los especialistas coinciden en que los campos de San Alberto y San
Antonio, junto a otros de menor importancia, están entrando en declinación por
su tiempo de vida. Según Prado, se trata de una etapa natural de cada pozo
perforado. "Sí, efectivamente tienen una pronunciada declinación anual,
pero eso es natural. Estamos hablando de una declinación preocupante, alrededor
de más del 20 por ciento anual, eso es un grave problema". Prado indica
que hace falta una política nueva para atraer inversiones privadas y no sólo
estatales para fomentar las exploraciones. Coincidiendo con esa postura, Ríos
indica que la exploración es la solución. "Necesitamos reponer las
reservas cerca de un TCF por año,
entonces por eso es que es importante seguir impulsando la exploración",
acota. MUCHOS DE LOS PROYECTOS ESTÁN EN ÁREAS PROTEGIDAS La frontera
hidrocarburífera creció en 22% en tres años La frontera hidrocarburífera se
incrementó en 22 por ciento durante los últimos tres años. El 2015 los campos
cedidos a la exploración hidrocarburífera sumaban un poco menos de 32 millones
de hectáreas frente a los 24 millones que estaban cedidas el 2012, según el
investigador del Centro de Documentación e Información de Bolivia (Cedib),
Jorge Campanini. “Algo que es preocupante es que han creado muchas áreas,
muchas más que se extienden hacia el lado de Beni, se estiran hacia el norte de
Pando. Eso incrementa considerablemente la frontera petrolera”, afirmó
Campanini a tiempo de recordar los riesgos que conlleva la exploración
hidrocarburífera en áreas sensibles como ríos, parques protegidos y comunidades
indígenas. El 2015 se incrementaron 16 nuevos bloques de exploración
hidrocarburífera, de los cuales siete están en la región amazónica. “Su dimensión
es grande comparada con los bloques que están en la zona tradicional”, afirmó
Campanini. De los 16 nuevos bloques de exploración el 72 por ciento, en
superficie, se encuentra en la Amazonia. El resto está distribuido en la región
de el Chaco, el altiplano de Oruro y en el lago Titicaca. “Tenemos un escenario
que va a ser preocupante y conflictivo en algunos casos o que habría que indagar mucho más allá”,
advirtió. “Estamos hablando de más de 20 mil detonaciones por sísmica, estamos
hablando de más de 1.000 kilómetros lineales por exploración sísmica que van a
desmontar. La exploración son líneas de 50 a 70 kilómetros por un metro y medio
de ancho”, explicó. En la región de la Amazonia está el bloque petrolero Nueva
Esperanza cuya superficie de exploración se incrementó en 107 por ciento en
2015. En 2012, la concesión para Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos
(YPFB) era de 372.500 hectáreas, pero mediante un decreto emitido en 2015 la
concesión se amplió a 806.250 hectáreas. El especialista advirtió sobre los
riesgos que conlleva explorar en esas regiones por la presencia de poblaciones
indígenas. "Es un lugar sensible ecológicamente (...) habría que valorar
un poco los impactos ambientales que podrían surgir de estas exploraciones
grandes (Nueva Esperanza y Río Beni)", manifestó. TOMADO DE LOS TIEMPOS DE
BOLIVIA
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