CONTAMINACIÓN DEL AIRE EN MEDELLÍN EXIGE MEDIDAS DE FONDO
Los altos niveles de contaminación del aire que vive
Medellín se hacen cada vez más visibles, al punto que el alcalde, Federico
Gutiérrez, señaló signos de alerta naranja. FOTO Edwin bustamante
80 % es el aporte que los vehículos hacen a la contaminación
de la ciudad.
A pesar de haber pasado un año y conocerse las medidas a
tomar, estas no se adoptaron a fondo y por eso en Medellín persiste la amenaza
de una nueva contingencia ambiental.
Aunque ya hace diez meses que el escritor Pablo Montoya,
como ciudadano afectado, les exigió a las autoridades de Medellín tomar medidas
estructurales para mejorar la calidad del aire, su clamor, a juicio de
ambientalistas y expertos en el tema, no ha sido atendido. Además, en noviembre
pasado, el Área Metropolitana advirtió que para el próximo mes podría darse una
posible emergencia ambiental, similar a la que se vivió en marzo y abril de
2016.
El pasado martes, incluso, los medidores de la calidad del
aire del Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el Aburrá (Siata) dieron
alerta naranja para algunos puntos del Centro de Medellín.
La población ahora está a la expectativa. Ayer, un trino de
twittero Santiago Villegas (más de 9.000 seguidores) afirmó: “Atentos: ya hay
emergencia ambiental en Medellín, aunque no ha sido oficialmente declarada, a
todos nos concierne exigir aplicar #ProtocoloYa”. Sin embargo, las autoridades
aseguran que no es cierta esa información.
Más medidas
En su petición al alcalde Federico Gutiérrez y al director
del Área Metropolitana Eugenio Prieto, el laureado escritor Montoya sugiere que
se necesitan más que horas de pico y placa y días sin carro para acabar con el
grave problema de contaminación del aire en la ciudad: “si bien son medidas
necesarias, en el fondo son insuficientes si no se realizan planes
estructurados y a largo plazo”.
Producto de la emergencia se extendió el pico y placa a los
diez municipios del Valle de Aburrá con el mismo esquema de Medellín, y es la
única medida que se mantiene hasta hoy. Sin embargo, la ampliación de
ciclorrutas aún no inicia construcción. El control a los vehículos
contaminantes se hace pero no se percibe. El pico y placa industrial sigue
siendo a voluntad de las empresas, muy pocas lo aplican. Y casi ningún
ciudadano hace el aporte que les corresponde: bajarse del vehículo particular y
usar más el público o las ciclas.
Gisela Posada, directora de Relaciones Públicas de la
Universidad de Antioquia y vocera del G8 (grupo de ocho universidades que se
unieron para formular propuestas ambientales), señala que ha pasado ya casi un
año y el mensaje que se da es que no se han tomado medidas de fondo contra el
problema.
“Llegó el momento de levantar la voz contra la nube de humo
que atesta las calles. Como ciudadanos debemos ser más responsables y exigentes
con los gobernantes”, señala Posada. Advierte que, en caso de que se declare la
emergencia ambiental, lo peor sería que de nuevo los niños sean las víctimas
del suceso: “Los más indignante fue que el año pasado a los niños se les
prohibiera en los colegios hacer educación física, ¿será que eso se va a
repetir?”, se pregunta.
Responsabilidad mutua
José Fernando Duque, geólogo y profesor investigador de
Ciencias de la Tierra de Eafit, admite que las autoridades tienen
responsabilidad pero que a los ciudadanos les corresponde una gran parte,
porque es urgente cambiar de hábitos para contaminar menos: “Este es un
problema que tiene que ver con la comodidad de cada uno y así es muy complicada
la solución”.
Añade que las partículas contaminantes del aire son tan
diminutas, que el ojo humano no las alcanza a ver y, por eso, no le da al tema
la importancia que merece.
“Nos enfermamos y no sabemos que es por la mala calidad del
aire. Y viviremos 40 años con este problema”, por lo cual conminó a los
sectores privados y públicos, así como a los ciudadanos, a unirse en la
adopción de medidas que solucionen el caos ambiental.
Datos revelados el año anterior durante la contingencia
ambiental sostuvieron, en palabras del concejal Simón Molina, que en Medellín
se mueren más de 3.000 personas al año por enfermedades pulmonares y
cardiorrespiratorias, asociadas a la mala calidad del aire.
En Medellín y el área metropolitana, el censo de 2014, el
más reciente, mostraba un parque automotor de 1’234.946 vehículos y motos, con
tendencia al crecimiento.
Se calcula que a 2030 el número total será de un millón de
automóviles y un millón de motos. Lo grave para el aire es que las fuentes
móviles -vehículos- aportan el 80 % de la contaminación.
Baja esperanza de vida
Carlos Hoyos, director del Siata, expone la dificultad de
que las medidas a largo plazo se reflejen y hagan ver que se está actuando. El Siata,
de por sí, es un avance, pues es un sistema pionero en el país en medir la
calidad del aire en distintos puntos del Valle de Aburrá, lo que ayuda a la
toma de decisiones.
“En Medellín no hemos sido capaces de generar empleo
sostenible asociado a la calidad del aire”, sostiene Hoyos e invitó a los
gremios privados a aportar a la solución de esta problemática.
Opciones como incentivar el teletrabajo pueden ser el aporte
de los gremios privados a la descontaminación, propone Hoyos.
Pronostica que si en los últimos años la esperanza de vida
de los colombianos se ha ampliado alrededor de los 70 años, la amenaza de la
mala calidad del aire hará que de nuevo esa esperanza caiga a niveles más
bajos.
El alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, no niega la gravedad
del problema. Incluso, el martes sostuvo que la ciudad, en el Centro, estuvo en
alerta naranja por los altos niveles de contaminación que presentaba el aire.
“Este es un llamado de atención. La roja quiere decir que el
aire que se respira ya es dañino para la salud y hay que tomar acciones. Como
todos contaminamos, todos ponemos”, expresó al invitar a los ciudadanos a usar
menos el vehículo particular y a utilizar la bicicleta y el transporte público.
Al Área Metropolitana le pidió ejercer controles más severos a los vehículos
contaminantes, especialmente volquetas y buses, como hacerles comparendos e
impedirles movilizarse.
“Para nosotros es imposible descartar una emergencia
ambiental, acá los cambios atmosféricos por la contaminación que generamos todos
hacen que en cualquier momento podamos volver a vivir una emergencia”, señaló.
La Alcaldía realiza un estudio epidemiológico que aclare
cuál es el real impacto en la salud de las partículas contaminantes, que emiten
las fuentes móviles, que son casi invisibles y van directamente a la sangre y a
los pulmones. No obstante, aún no hay resultados de este estudio.
PICO Y PLACA EN TODO EL VALLE
El peor escenario de contaminación del aire en Medellín se
dio en marzo de 2016, lo que obligó a que el 30 de ese mes el director del Área
Metropolitana, Eugenio Prieto, decretara la emergencia con medidas como la
extensión del pico a todo el Valle de Aburrá, el cierre de las ciclovías y la
restricción para las actividades de educación física. Para este año, de
presentarse la contingencia, podría darse la extensión del pico y placa las 24
horas, aunque el Alcalde exige un estudio técnico que determine el real aporte
de esta medida a la solución del problema. No se conocen más anuncios sobre el
particular.
GUSTAVO OSPINA ZAPATA Periodista egresado de UPB con
especialización en literatura Universidad de Medellín. El paisaje alucinante,
poesía. Premios de Periodismo Siemens y Colprensa, y Rey de España colectivos.
Especialidad, crónicas. Tomado de el colombiano
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