Casas flotantes: una opción para habitar humedales sin
arrasar con ellos
Avanza un caso testigo en la cuenca del río Luján; a
diferencia de otros barrios, no se rellenó el terreno, por lo que el predio aún
recibe desbordes; advierten que igual altera el ecosistema Javier Drovetto
Las casas en Hipocampo, un desarrollo en Maschwitz, flotan
en un canal sobre bloques de ferrocemento. Foto: LA NACION / Maximiliano Amena
La casa tiene dos plantas y 52 metros cuadrados. Flota sobre
un canal que pronto desemboca en el río Luján. Cuando éste crece, el barrio se
inunda. Y la casa sigue flotando, pero a uno o dos metros sobre el nivel del
terreno, que se transforma en un espejo de agua. Así vive Aníbal Guiser en el
barrio Hipocampo, un emprendimiento hecho sobre un pantano de Maschwitz que
empezó a convertirse en un caso testigo para analizar cuáles son las formas más
sustentables de habitar humedales sin arrasar con ellos, como muchos
investigadores y ambientalistas denuncian que ocurre con la mayoría de los
barrios cerrados que se levantaron en la cuenca.
"Aceptamos con naturalidad que el agua suba y se inunde
la zona", afirma Guiser, que tiene 58 años, fue actor y productor de
televisión y que en 2005, acorralado por las deudas, vendió su casa de
Agronomía para cancelar las cuentas y comprar siete hectáreas de pantanos a
unos 500 metros de Dique Luján. Pertenecen a Escobar, municipio que a fines del
año pasado aprobó una ordenanza que prohíbe nuevas urbanizaciones en 6000
hectáreas de humedales de la zona de islas.
El proyecto de Guiser, impulsado en sociedad con el director
de cine Fernando Spiner, prevé generar un barrio para 35 familias. Para
lograrlo, en lugar de rellenar el terreno, profundizó el sector más húmedo.
Sacó dos metros de suelo en un 25% del lote; produjo un canal y pequeñas bahías
sobre las que ya flotan cinco casas. "No me considero un conservacionista,
pero sí alguien que busca proteger un área lo más natural posible para ocuparla
de manera armoniosa provocando sólo aquellas pérdidas del ambiente que sean
inevitables para habitarla", argumenta Guiser, y repite que los días de
crecida el predio recibe agua y se inunda, por lo que no cambió sus
características de humedal.
Además de la expansión de los monocultivos como la soja y la
tala de bosques, el relleno de humedales para desarrollar barrios es uno de los
principales motivos con los cuales varias ONG y especialistas explican los
desbordes del río Luján. "Si se compara este tipo de emprendimiento con
los barrios náuticos construidos sobre grandes superficies de humedales, la
afectación es claramente menor, un poco por la escala menor y también porque no
procuran transformar un ecosistema acuático en otro terrestre", señala la
geógrafa Patricia Pintos, miembro del Centro de Investigaciones Geográficas
(CIG) de la Universidad Nacional de La Plata, aunque aclara: "Sin embargo,
para la producción de los espejos de agua del barrio Hipocampo se requiere
realizar importantes movimientos de suelo que desnaturalizan el
ecosistema".
Pintos relevó desde el CIG que en el sector de la cuenca
baja del río Luján -que incluye Pilar, Campana, Escobar y Tigre- había hasta
diciembre de 2014 unas 9200 hectáreas de humedales ocupadas por 66 barrios
cerrados.
Las cinco casas de Hipocampo son de madera y flotan sobre
bloques de ferrocemento. Estas estructuras pueden sostener casas de más de 50
toneladas y no necesitan mantenimiento como mínimo en cien años. Así lo asegura
su creador, Pablo Rubio, un autodidacta que tiene su casa frente al Luján.
"El sistema de flotación encarece la casa en un 20%. Si vas a hacer una
construcción de 100.000 dólares, vas a tener que invertir 20.000 dólares más en
los flotadores -dice-. No sé si el diseño de Hipocampo es el mejor, pero las
casas flotantes pueden ser una solución para vivir en humedales y permitir que
el agua entre y salga. Además, desde el punto de vista de la rentabilidad del
desarrollador, este esquema cuesta menos que traer tierra para rellenar",
afirma Rubio. Pide aclarar que sus intenciones no son vender el sistema de
flotadores, sino debatir un método constructivo sustentable.
La ocupación de humedales y los crecientes rellenos son un
tema sensible para los isleños y miles de vecinos de la zona norte,
principalmente de los partidos de Tigre y Escobar. Suelen reunirse en asamblea
y hasta promover acciones judiciales para evitar el avance de los desarrollos
inmobiliarios, muchos de ellos cercados por un terraplén de hasta cuatro metros
que impide que el agua de barrios preexistentes pueda drenar hacia zonas que
antes eran bajas e inundables.
"La pérdida o degradación de humedales conlleva una
pérdida del efecto de amortiguación de inundaciones, además de varios servicios
ecosistémicos que se pierden. Frente a eventos climáticos extremos puede
implicar grandes inundaciones, como las que han ocurrido en la cuenca del Luján
y en muchas otras zonas del norte de la provincia de Buenos Aires",
advierte Daniel Blanco, director ejecutivo de la Fundación Humedales, que junto
al Instituto de Investigaciones e Ingeniería Ambiental de la Universidad
Nacional de San Martín coopera con el inventario de humedales que empezó a
realizar el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.
Las casas que flotan en Hipocampo jurídicamente no son casas
y por eso pueden estar flotando. De lo contrario tendrían que estar sobre
tierra firme, sobre un relleno del humedal. "La figura con la que
trabajamos el barrio es el consorcio de amarras", apunta Guiser. De todos
modos, el barrio presentó el estudio de impacto ambiental ante el Organismo
para el Desarrollo Sostenible provincial.
"Me parece buena la idea. Me lo imagino más para la
zona de Delta. Y claramente debería legislarse detalladamente al respecto, pero
la idea en general me parece interesante", señala el arquitecto Gustavo
Darrigo, coordinador del Instituto de Estudios Urbanos (IEU) del Colegio de
Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires y asesor de la intendencia de
Escobar en la elaboración de la ordenanza que protegió humedales en el
distrito.
Falta una ley marco
que regule el uso
La Argentina no tiene una legislación marco sobre los
humedales. Hay un proyecto de ley con sanción del Senado, pero sin fecha de
tratamiento en Diputados. La norma apunta a determinar el mapa de humedales del
país y que, luego, cada provincia defina cuáles son los que deben conservarse y
en cuáles puede desarrollarse algún uso productivo sin alterar la
funcionalidad. "Se trata de ser respetuosos de las dinámicas naturales de
estos ecosistemas, de entender que son un verdadero patrimonio colectivo",
opinó la geógrafa Patricia Pintos (UNLP). Tomado de la nación de ar
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