Río Turbio - Las evidencias de que los subsidios a
Yacimiento Carbonífero de Río Turbio eran utilizados de manera oscura tienen
más de 10 años. El oportunismo de la Justicia y gran parte de la clase
dirigente permitió que miles de millones de dólares fueran derrochados y
desviados hacia fines espurios. Frente a semejante fracaso resulta pertinente
alertar que la solución no es poner funcionarios honestos e idóneos a
administrar la empresa sino utilizar los fondos públicos para reconvertir a los
trabajadores que fueron ilusionados con un proyecto inviable.
Entre las múltiples causas que provocaron el desafuero como
diputado nacional y el posterior encarcelamiento del que fuera Ministro de
Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios del anterior gobierno
fueron los subsidios a la empresa Yacimiento Carbonífero de Río Turbio. En un
informe de IDESA datado el 30 de septiembre del 2007 con el número 200 se
alertaba sobre la inviabilidad del proyecto, de que los subsidios del Tesoro
eran prácticamente todo el ingreso que tenía la empresa y que sólo una parte
eran destinados a pagar salarios mientras que el resto se usaba para financiar
compras de cuestionable legitimidad.
Se advertía también que el final era previsible. O bien
terminaba en escándalo de corrupción o en algún momento de menor bonanza fiscal
resultaría imposible seguir financiando semejante nivel de transferencias. La
historia demostró que ocurrieron ambas cosas: escándalo de corrupción con el ex
– ministro en la cárcel e insostenibilidad fiscal.
Información publicada por ASAP y por los Presupuestos
nacionales permiten dimensionar la magnitud de los fondos públicos destinados a
Río Turbio desde ese entonces hasta el presente. Según estas fuentes entre los
años 2007 y 2018 se observa que:
El total de subsidios del Tesoro asignados a Yacimiento
Carbonífero de Río Turbio asciende a U$S 3.300 millones.
De estos subsidios, aproximadamente U$S 2.000 millones se
destinaron a salarios.
Los U$S 1.300 millones restantes fueron usados a gastos no
salariales.
Estos datos confirman el enorme esfuerzo que viene haciendo
toda la sociedad desde hace más de una década para subsidiar a la empresa de
Río Turbio y que casi el 40% no se usó para pagar salarios sino otras
contrataciones administradas con escasa transparencia y dudosa racionalidad.
Esto sugiere que la conservación de los empleos es la excusa para derivar miles
de millones a manejos oscuros que culminaron –como se alertaba en aquel
informe– en un escándalo de corrupción.
Emergen una vez más los altos costos sociales del
oportunismo que prevalece en gran parte de la dirigencia argentina. Si los
políticos, medios, empresarios, analistas, sindicatos, ONG, que ahora hablan
del tema de Río Turbio y critican enérgicamente al ex - Ministro lo hubiesen
hecho hace una década, cuando los hechos ya eran visibles y públicos, no se
habrían derrochado miles de millones de dólares y se hubieran evitado 10 años
de manejos turbios que contaminaron los valores de la política. El aspecto más
grave es que la Justicia haya mirado hacia otro lado cuando hace una década era
visible lo que hoy se considera una clara presunción de delito. Pero tener una
actitud condescendiente con quien detenta el poder y ser lapidario con el que
no es un mal generalizado en Argentina. Mientras la sociedad tolere el
oportunismo se seguirán repitiendo los fracasos.
El daño de usar fondos públicos para prolongar la agonía de
un proyecto inviable no sólo se mide por el derroche de recursos públicos y su
desvío a fines aparentemente ilegales. No menos importante es que durante una
década se creó la ilusión entre mucha gente de que en esa empresa podían
encontrar prosperidad. Esto a pesar de que el carbón es una fuente de energía
contaminante, en vías de extinción y que, además, en un lugar tan remoto no tiene
viabilidad. Ante esta realidad es disparatado seguir usando fondos públicos
para sostenerla y muy pertinente hacerlo para reconvertir laboralmente a las
personas afectadas.
Para que Río Turbio sea una página cerrada es fundamental no
posponer la reconversión y no caer en el error de que la solución pasa por
incorporar a la empresa gerentes más idóneos y honestos que los que puso el
gobierno anterior. No es un dato menor que en el presupuesto 2018 se contemple
destinar a la empresa el doble de recursos de los que se asignaron en el 2007.
Por más buenas que sean las intenciones, si la idea es seguir subsidiando un
proyecto inviable se corre alto riesgo de que en algún momento los nuevos
directivos sucumban a las tentaciones y, cuando ya no estén en el poder,
vuelvan a caer las cataratas de denuncias. Tomado de envio de asi somos de cor
ar NOTA: CUANDO TODOS DEJAN DE USAR CARBÓN ARGENTINA INVIERTIA E INVIERTE EN SU PRODUCCIÓN
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