Advierte la Cruz Roja que es récord la atención en
catástrofes
En lo que va del año, la organización ya duplicó sus
intervenciones respecto de 2016; el dato preocupa porque aún no empezó la
temporada alta de lluvias,
Soledad Vallejos
Según la Cruz Roja, se duplicaron las catástrofes con
relación al año anteriror.. Foto: Municipalidad de Roque Pérez
El año empezó con agitación. Primero ocurrió el temporal que
dejó bajo el agua a Pergamino, en la provincia, y que obligó a las autoridades
municipales a declarar la alerta sanitaria. Con apenas días de diferencia, otro
fenómeno se superpuso y la Cruz Roja Argentina movilizó nuevamente a sus
voluntarios a otra zona de desastre. Varios equipos de este movimiento
humanitario, que en nuestro país tiene 65 filiales, debieron asistir a los
evacuados por un alud de barro en las localidades jujeñas de Volcán, Bárcena y
Tumbaya, que dejó el sistema de cloacas y abastecimiento de agua potable
colapsado, los servicios de comunicaciones interrumpidos y cientos de
evacuados.
La alarma siguió sonando durante lo que va del año en 24
oportunidades. Así, según la organización, duplicó los registros del año
pasado, cuando se atendió un total de 11 eventos adversos.
Hoy es el Día Internacional para la Resolución de Desastres,
declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hace siete años con
el objetivo de concientizar a los gobiernos y los ciudadanos de que tomen
medidas que minimicen los riesgos ante cualquier emergencia o desastre. Y a
contramano de las metas por alcanzar, este año resultó ser el más complejo de
las últimas seis
décadas para la Cruz Roja Argentina.
"La situación es preocupante porque todavía no
transcurrió la temporada alta de lluvias en el país y ya estamos muy por encima
de la media anual de emergencias que atendemos usualmente", explica a LA
NACION Cristian Bolado, director de Respuesta a Emergencias y Desastres de la
Cruz Roja Argentina.
Según los expertos de la organización, algunas de las
razones en las que se sostiene este récord de participación son dos. "Por
un lado, hubo una mayor recurrencia de eventos locales, sobre todo a raíz de
fuertes tormentas que se superponen en períodos más cortos de tiempo. La
afectación territorial también fue mayor que otros años, y las consecuencias en
las comunidades que están en situación de vulnerabilidad se profundizan",
señala Bolado.
Para que alguna de las filiales de la Cruz Roja Argentina
ponga a sus equipos en acción, es necesario que haya un "vacío
humanitario" que otros actores -a nivel municipal, provincial o nacional-
no puedan cubrir. "Estos vacíos humanitarios dependen de la zona, del tipo
de fenómeno y de los niveles de vulnerabilidad preexistentes de las comunidades
-detalla Bolado-. Pero, generalmente, tienen que ver con cuestiones de agua y
saneamiento, prevención de enfermedades y la recuperación temprana de vivienda
y medios de subsistencia que permiten el desarrollo económico de esa comunidad.
Otra cuestión importante, que se vio mucho este año, fue la necesidad de
restablecer el vínculo entre las personas. Es decir que las familias puedan
estar comunicadas, como sucedió en Jujuy con el alud. En esa ocasión, al cuarto
día llegó el Ejército con su sistema de telecomunicaciones que es muy superior
al de la Cruz Roja".
Para un desastre de la magnitud de las inundaciones en
Comodoro Rivadavia, en marzo pasado, se abrieron varias líneas de trabajo.
"Desde la municipalidad nos hicieron el pedido formal para trabajar en la
temática de higiene de manos y la prevención de enfermedades productos del
consumo de agua no apta. También activamos la línea que llamamos shelter, que
involucra asistencia en los centros de evacuados, alojamiento temporario y la
evaluación de daños en las viviendas", agrega Bolado.
¿Hubo más temporales, aludes, caída de granizo, crecidas y
desbordes de ríos y arroyos que otros años? Para Mauricio Saldívar, meteorólogo
y especialista en gestión del riesgo en desastres, lo que ha variado no es la
intensidad de los eventos climáticos, sino que se profundizaron las
consecuencias. "Hay que tener presente que estamos en uno de los ciclos
húmedos que afectan al país cada 50 años, en promedio, y la oleada de eventos
extremos que se sucedieron este año no necesariamente está vinculada al cambio
climático. La mayoría ha respondido a la natural variabilidad del clima -señala
Saldívar-. Los desastres son una construcción social. Hemos modificado el uso
del suelo, nos fuimos a vivir cerca de las costas de ríos y mares y entubamos arroyos.
Además, está comprobado que en estos últimos años las napas han subido, y por
eso el suelo tiene menor capacidad de absorción". Emilio Renda es el
secretario de Protección Civil, organismo que depende del Ministerio de
Seguridad de la Nación, y a través de la nueva ley del Sistema Nacional para la
Gestión Integral del Riesgo articula el trabajo con todas las provincias ante
cualquier emergencia o catástrofe. "Después de las inundaciones provocadas
por el fenómeno de El Niño, este año esperábamos La Niña, pero se dio una fase
neutra que generó intensas lluvias focalizadas. Tuvimos 13 provincias en
emergencia simultánea, y a los eventos hidrometeorológicos se sumaron
incendios, aludes y hubo tres volcanes en alerta amarilla".
Capacidad de
respuesta
Tanto para la Cruz Roja como para la Secretaría de
Protección Civil, tres de los desastres con peores consecuencias fueron los de
Jujuy y Comodoro Rivadavia y las inundaciones en Lamadrid, Tucumán, donde se
debió evacuar al pueblo completo, con más de 5000 personas. Hoy, en Jujuy aún
quedan viviendas afectadas y hay familias que continúan en módulos
habitacionales de carácter provisorio. En Comodoro Rivadavia, el impacto
psicosocial sigue latente, y cada vez que llueve el temor vuelve a instalarse.
"Se está trabajando en estudios para identificar las distintas
vulnerabilidades", acota Renda. Y en Lamadrid, la reconstrucción de los
hogares sigue a paso lento.
La acción de los gobiernos es determinante, pero desde la
Cruz Roja no tienen dudas de que, de aquí en adelante, el trabajo que se pueda
hacer desde las comunidades es clave. "Está comprobado que las comunidades
más seguras son las que conocen y comprenden sus riesgos, se comprometen con la
prevención y se preparan para poder afrontar situaciones adversas", afirma
Pablo Bruno, director de Gestión del Riesgo de Emergencias y Desastres. Por
eso, la celebración de esta fecha aparece en un contexto particular, ya que los
fenómenos naturales fueron los protagonistas de este segundo semestre. Una
sucesión de huracanes azotó el Caribe y ciudades costeras de los Estados
Unidos. En paralelo, distintas localidades de nuestro país sufrieron graves
inundaciones. "Hay amenazas naturales que no pueden evitarse, pero
factores como la vulnerabilidad social, económica y ambiental pueden
exacerbarlas -dice Bruno-. La reducción del riesgo es algo que nos compete a
todos".
Una ley para regular
el voluntariado
La ley que regula la actividad de la Cruz Roja en el país es
de 1893. Según cuentan desde la institución, a más de un año de su presentación
en el Congreso, el proyecto de ley todavía no fue aprobado para tratarse en el
recinto y podría perder estado parlamentario. La institución reclama la
protección especial del emblema; la derogación de impuestos; nombrar el
voluntariado como carga pública para que puedan movilizarse ante las
emergencias, sin que esos días sean descontados de sus sueldos, y que el Estado
destine un porcentaje para su financiamiento -que hoy es sólo privado- para el
pago de pólizas de seguro. "A lo largo de estos 136 años, Cruz Roja
Argentina ha actuado de forma sostenida para prevenir y atenuar el sufrimiento
de las comunidades en situación de vulnerabilidad. Además, tiene un rol
auxiliar de los poderes públicos en sus actividades humanitarias. Por eso, es
necesaria la aprobación de una ley que permita tanto fortalecer su trabajo como
proteger al voluntariado", señala Diego Tipping, presidente de la
institución. Tomado de la nación de ar
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