Las Siete Cimas, el gran reto del ciego que subió el
Aconcagua
Foto: wikipedia.org
Jan Riha es un alpinista checo ciego, que acaba de
convertirse en el primer invidente que logra conquistar el Aconcagua, la
montaña más alta de Sudamérica, a través de la ruta más complicada y peligrosa.
Ahora sueña con conquistar las llamadas "Siete Cimas", las
principales montañas de cada subcontinente.
EFE A su retorno a Praga, tras 25 días de expedición en
Argentina, el alpinista, de 37 años, aseguró hoy a Efe que "las montañas
no son fáciles. Si fuera tan fácil, iría cualquiera, pero no es un paseo por la
ciudad".
Subir hasta la cima del Aconcagua a casi 7.000 metros de
altura es un reto para cualquier deportista, pero más para un invidente que a
30 centímetros sólo percibe un horizonte oscuro, y reconoce a la gente por la
voz.
Asistido por dos alpinistas checos, Riha se convirtió el 11
de diciembre pasado en el primer ciego que hace cumbre en el Parque Provincial
Aconcagua entrando por la Quebrada de Punta de Vacas y haciendo salida por la
Quebrada de Horcones, una camino conocido como la "ruta polaca".
Fue el final feliz de una travesía exigente, por no decir
extenuante, sobre todo si uno no ve el suelo bajo sus pies, y debe andar por
piedras y atravesar un glaciar.
Un alpinista ciego español había logrado en 1994 este mismo
hito, aunque por la ruta más sencilla, que atraviesa el Valle de Horcones,
hasta la Plaza de Mulas.
"Nosotros quisimos andar por una vía que no hubiera
sido recorrida por un ciego. Y desde Punta de Vacas, incluso para un montañero
en todas sus facultades, resulta una pesadilla", explica Viktor Novak, uno
de los compañeros de Riha en la expedición.
El camino elegido arrancó en Punta de Vacas hasta Plaza
Argentina (4.200 metros), y luego siguió por los campamentos Polacos (4.900
metros), Guanacos (5.400 metros) y Cólera (5.970 metros), desde donde enfilaron
el Aconcagua (6.962 metros).
Un ascenso que, desde Vacas, duró once días, mientras que la
bajada, por Plaza de Mulas y Puente del Inca, sólo requirió dos.
"Para mí fue muy complicado el terreno, con mucha
piedra, pero no resultó nada dramático", le quita hierro
el deportista
ciego.
Aún así, reconoce que resultó más duro que el ascenso al
Kilimanjaro (Tanzania), donde estuvo en febrero de 2009, y es que ahora
"también había hielo y glaciares, subes casi desde el nivel del mar, y
soplaba mucho el viento".
Pero al final la montaña les "permitió llegar a
ella", señala Riha con un deje de gratitud.
Los checos disfrutaron además de unas condiciones meteorológicas
envidiables, por lo que pudieron prescindir hasta de los guantes en la cima, y
disfrutar de cielo despejado y sin viento.
El hito de Riha quedó constatado mediante testimonio
fotográfico, como señala el certificado emitido por la Secretaría de Ambiente y
Desarrollo Sustentable de Mendoza (Argentina).
Y ahora debe ser registrado en el libro Guinness de los
récords, aunque esto "todavía está pendiente de que presentemos la
documentación a través de una agencia", explica Novak.
Riha perdió la vista tras sufrir una neumonía pulmonar
siendo un bebé, ya que durante el tratamiento le aplicaron oxígeno y esto
afectó a sus nervios oculares, dejándoselos inservibles.
Pero en vez de pasarse la vida lamentándose, Jan comenzó
desde joven a practicar el atletismo y la escalda.
"Me preparo corriendo. Corro mucho, el medio maratón o
el maratón", cuenta el deportista todoterreno.
Pero lo que realmente le gusta a este empleado del Castillo
de Praga (sede presidencial), es "sentir el sonido de las montañas".
"Siento el sonido de las montañas, los animales, el
viento. Los que van conmigo me lo describen. Y siento por donde voy pisando, el
polvo", asegura Riha, que tiene un oído muy agudo y una capacidad de
orientación prodigiosa.
Su reto persona se llama "Escaleras al cielo" y
consiste en conquistar los siete picos más altos de los siete subcontinentes.
"Si subo una montaña, puedo ir a la siguiente. Si no me deja, el proyecto
acaba", resume Riha su filosofía.
Su siguiente reto será el monte McKinley, de 6.194 metros de
altura, situado en la Cordillera de Alaska (Estados Unidos).
"Quiero intentarlo, si consigo dinero", y añade
que espera no tener que esperar otros cinco años para reunir el dinero
necesario.
La principal desafío será con seguridad el Everest, la
montaña más alta del mundo con 8.848 metros. "No quiero que el Everest sea
el siguiente, quiero ir poco a poco. Pero el Everest será al final",
concluye Riha. Tomado de última hora de Paraguay
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