lunes, 23 de diciembre de 2013

VIVIR SIN LUZ EN BUENOS AIRES la tragedia de Argentina

Vivir sin luz y sin saber cuándo terminará esa pesadilla
En Flores, Mataderos, Villa Mitre y Almagro, entre otros barrios, miles de personas siguen sin suministro
eléctrico
Por Felicitas Sánchez  | Para LA NACION
Gracia Amerise, de 93 años, y su sobrina Patricia están sin luz desde el lunes pasado en su casa de Almagro. Foto: LA NACION / Emiliano Lasalvia
En algunos barrios porteños, como en Flores, el corte de luz cumplirá hoy 9 días. En Monte Castro hace ya una semana que el apagón generalizado dejó a oscuras a cientos de familias. La pesadilla de la falta de energía eléctrica se convirtió en un drama que parece no tener fin. Y al que los afectados deben hacer frente sin que nadie se haga cargo de sus reclamos, en medio de una brutal ola de calor que impone 35° a la tarde.
Quienes imaginan cómo es vivir sin luz se escandalizan ante la sucesión de inconvenientes: la heladera que no puede conservar comida, la oscuridad que no deja trabajar y el aire acondicionado que se declara fuera de servicio, entre tantísimos otros. Pero sólo aquellos que padecen esa situación en carne propia desde hace varios días demuestran, con la crudeza de sus testimonios, que la falta de luz durante días y días representa una tragedia inimaginable.
De hecho, la injusticia siempre se ensaña con los más débiles, tal como expresa el caso de Gracia Amerise, de 93 años, quien desde el lunes malvive sin luz en su departamento de Díaz Vélez al 3700, en Almagro. Su sobrina Patricia, que vive en el mismo edificio, le lleva baldes de agua todos los días y la ayuda para que se duche en la casa de vecinos amigos. "Nunca en mi vida he visto una cosa igual. No puedo creer que tenga que vivir de esta manera -dijo Gracia a LA NACION-. Lo único que se puede hacer es ir a la verdulería, pero como no puedo guardar nada en la heladera no tiene sentido comprar mucho. ¿Por qué tengo que pasar por esto a mi edad?"
Patricia, la sobrina de Gracia, tampoco tiene luz ni agua en su departamento, pero lo que más le preocupa es la salud de su tía. "Esto es inhumano. Yo soy médica y sé lo que significa para su salud que deba estar todo el día dentro de su casa, sin luz, agobiada por el calor y sin agua ni baño. Para colmo, como no recibo respuesta de nadie, una se siente sola y aislada. Estoy muy angustiada. Los que permiten que esto suceda son asesinos."
No muy lejos de allí, en la esquina de la avenida Rivadavia y Salguero, vive Sara Furland, a quien el corte de luz cambió su manera de pensar. Hasta el viernes, nunca en su vida se había manifestado en una calle; pero esa tarde no pudo más y, junto con un grupo de vecinos, improvisó un cordón humano en Rivadavia para protestar por los cortes intermitentes que su edificio sufre desde el lunes.
Hace un año, Sara se rompió las dos piernas en un accidente y tiene un EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). La empinada y oscurísima escalera que debe subir día tras día la deja sin aliento. "Llegar hasta la puerta de mi casa me cuesta un esfuerzo gigante. Para bañarme tengo que ir hasta lo de mi hijo, a doce cuadras, y cuando llego a casa ya estoy transpirada de nuevo. Además, me da mucho miedo el barrio a oscuras, es una boca de lobo. En Edesur me dicen que ni siquiera saben cuándo se va a solucionar el problema. Es imposible aguantar algo así."
A sus 89 años, Roberto Estocamer tiene que hacerle frente a un corte que, en su casa de Juan B.Justo al 4400, en Villa Mitre, ya lleva una semana. Pero su mayor preocupación no es él mismo, sino las tres personas enfermas que viven en su mismo edificio. A una de ellas le subía un balde con agua, por la escalera a oscuras, hasta que uno de sus pasos lo traicionó y se cayó. "Éste es el sexto año consecutivo que nos cortan la luz -aclaró-. Y en invierno también nos cortan. Ahora que me caí, lo único que puedo hacer en casa es leer. Pero sólo hasta cierta hora. Probé con velas y es imposible."
En Mataderos, a la altura de Juan Bautista Alberdi y Larrázabal, el salón de fiestas de Fabio Baldán no tiene luz desde el martes. Y Fabio, como el resto de comerciantes de la zona, no lo pensó dos veces cuando lo invitaron a cortar el tránsito en Alberdi. De hecho, hasta el policía que se acercó a la manifestación para saber cuánto tiempo tomaría la protesta le dio su apoyo. "La verdad es que los entiendo, yo también estoy sin luz", señaló el vigilante.
"A nosotros nos cortan la luz desde junio -dijo Fabio-. Según Edesur, el problema es que el cableado es muy viejo. Si saben qué es lo que pasa, ¿por qué no lo cambian?" Para poder abrir su salón, Fabio compró un grupo electrógeno de 20.000 pesos, que consume cinco litros de nafta por hora. "Necesitamos trabajar para ganarnos la vida, con tantos cortes nunca se sabe lo que va a pasar. No podés planificar nada, a veces te toca a vos y otras, al de al lado. Pero con la inversión que uno hace, y las ganas de trabajar y de crecer que tenemos todos en el negocio, esto realmente es un golpe muy duro."
En el otro extremo de la ciudad, en pleno centro, otro Fabio atraviesa por la misma situación. Es Fabio Cuggini, el dueño de la peluquería de Lima 83, donde la luz va y viene de acuerdo con una ley no escrita de la desesperación. Agobiado por la penumbras y el intenso calor, Cuggini saca los sillones a la calle y corta el pelo en la vereda, para aprovechar la mínima brisa y la luz. "Sólo funciona un tercio del local -contó el peluquero-. Tuve que comprar ocho ventiladores y cancelar turnos. Hay empleados que ni siquiera vienen. Con todo lo que trabajé para salir adelante, ya no me interesa seguir creciendo en este país, en estas circunstancias. Yo vengo de la clase social baja, me pasé la vida laburando para poder salir adelante, y ahora tengo que pasar por esto durante tantos días. En Edesur nos responden que no nos pueden decir cuándo lo van a solucionar. Me da mucha tristeza, impotencia y resignación. En los últimos 30 años, nadie ha logrado solucionar los problemas de la gente."
NO CESAN LOS CORTES Y LOS PIQUETES
Vecinos de distintos barrios porteños continuaron con los piquetes callejeros por falta de luz. En Flores, decenas de domicilios llevaban ocho días sin servicio sobre las calles Pedernera, Manuel Eguía, Evaristo Carriego, Recuero y Eva Perón. Los vecinos de Monte Castro protestaron porque llevan seis días a oscuras. En Villa Mitre también hubo interrupciones del suministro.

Siempre en el área de concesión de Edesur, Villa del Parque fue otro epicentro de piquetes. En las cuadras comerciales de Cuenca y Campana y su entorno comenzaron los cortes hace 10 días y continuaban ayer. Sólo la cuadra donde vive la jueza María Servini de Cubría, según denunciaron los vecinos, jamás sufrió interrupciones. En José Mármol, partido de Almirante Brown, faltó la luz. Tomado de la nación de ar 

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