¿Porqué los correntinos se sienten pobres?
Grafico “ Nuestras carencias y necesidades nos parecen
directamente relacionadas con lo que la política
debe hacer”.
Una encuesta de la
Fundación Prometeo revela que cerca del 60% de los capitalinos se autodenomina
pobre. Los indicadores objetivos lo desmienten, pero aquella “percepción” tiene
asidero en expectativas que, convertidas en demandas, no se cumplen.
EDUARDO O. LEDESMA
LA DIFERENCIA ENTRE LA PERCEPCION, LA REALIDAD Y LAS DEMANDAS
Una reciente encuesta realizada por la Fundación Prometeo en
distintos barrios de la ciudad, que fue publicada ayer por El Litoral, arrojó
un resultado llamativo desde el punto de vista numérico: el 58,56% de los
entrevistados, capitalinos todos, se considera pobre, más allá de que los
guarismos oficiales o paraoficiales lo desmientan en términos objetivos. ¿Tiene
esto una explicación, entonces, sociológica? Al parecer sí, y sería más común
de lo que parece.
El trabajo en cuestión incluyó un total de 264 entrevistas,
sobre un padrón previsto de 264 mil votantes habilitados para las
presidenciales del 2015 (proporción 1 en 1.000); entre el 16 y el 22 de octubre
de 2014.
Las encuestas fueron levantadas en los barrios San Gerónimo,
Fray José de la Quintana, Collantes, Cremonte, Pirayuí, Aldana, Molina Punta,
Santa Teresita, Sur, Apipé, Jardín, Madariaga, Villa Raquel, Serantes, Berón de
Astrada, La Rosada, Quilmes, Belgrano, Libertad, Virgen de los Dolores,
Deportes, Dr. Montaña y Celia y hacen hincapié en esa percepción de cerca del
60% ciento de la población.
“Hace tiempo que nos preguntábamos en la Fundación Prometeo,
qué tanto influirá el ser pobre o no ser pobre en la forma en que vivimos la
realidad cotidiana. En esta encuesta incluimos esta pregunta, que generaba
sorpresa en los entrevistados”, explicó el licenciado José Castello,
responsable técnico del trabajo. “No hablamos de lo que piensa el Indec, ni de
lo que dice el recibo de sueldo. Nos interesaba saber la autopercepción del
entrevistado”.
¿Porqué esa cantidad de gente tiene esa visión de sí misma?,
surgió entonces como cuestión, pues los datos disponibles reflejan otra
realidad.
Según datos provinciales, actualizados hasta 2012, la línea
de pobreza en Corrientes era del 8,5% en hogares y del 11,8% en personas
(Dirección de Estadísticas y Censos de Corrientes, 2013).
En términos más generales, nacionales, las cifras son
dispares. Las estimaciones más positivas observan que la pobreza del último año
se estancó en el 18%, mientras que los cálculos más alarmantes marcan que
alcanza a un 36,5%. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec),
única voz oficial, publicó por última vez el índice sobre el primer semestre
del año 2013, y ubicó a la pobreza en un 4,7%.
Por su parte, un grupo de ex técnicos desplazados de ese
organismo arrojó que en el país había en 2013 unos 8.250.000 pobres, el 20,7%
de la población total. La Central de Trabajadores Argentinos (CTA), de Hugo
Yasky, publicó en junio de este año un informe llevado a cabo por el Centro de
Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra) que indicó que en
el país hay alrededor de 7,5 millones de pobres, lo que representa un 17,8% de
la población. Es decir, más allá del detalle, el porcentaje está lejos del
58,56% de la muestra local.
El sociólogo correntino Juan Ignacio de los Reyes, PM
director de MillwardBrown Argentina, con sede en Buenos Aires, ensayó una
explicación a pedido de El Litoral: “Es muy común que ante una pregunta directa
y cerrada de este tipo las personas tiendan a contestar sí, que es pobre.
Porque al no ofrecerle otras opciones, en general, tenderá a plantearse una
dicótoma simple (rico, pobre) y ante esa dicotomía es clarísimo que la mayoría
se ubicaría como pobre”.
“La autopercepción del nivel socioeconómico -agrega el
especialista-, está atravesada por factores mucho más experienciales que
objetivos (a diferencia de los índices oficiales o privados). Y al ser
interrogados sobre esto en el contexto de una encuesta política, nos importa
más dejar en claro nuestras carencias y necesidades -que nos parecen
directamente relacionadas con lo que la política debe hacer- que nuestros
logros alcanzados, en general atribuídos a nuestro esfuerzo personal”.
Siguiendo esta línea de análisis, es probable que este trabajo
esté confirmando así una percepción generalizada de desamparo ante las
responsabilidades de los estados, sea cual fuere, en los que la gente deposita
sus expectativas vinculadas al desarrollo.
Por eso mismo, no resulta casual que tanto el 58,56% de los
capitalinos que se considera pobre, como el 37,64% que dijo no serlo, ubica
como principal tema de preocupación la falta de empleo; y que tal vez no sea
sólo una cuestión de interés particular, sino que lo proyecta en términos
sociales.
Según datos del mes de agosto, unas 10 mil personas buscan
empleo en la ciudad más grande de Corrientes, Capital, y, en general, una de
cada 15 personas está buscando empleo en la provincia.
Durante el segundo trimestre de este año (Junio 2014) la
tasa de desocupación en el aglomerado urbano Corrientes se posicionó en un 6,6
por ciento. Esto significa que aumentó prácticamente dos puntos comparado con
el trimestre anterior y un 0,6 por ciento de variación interanual, según datos
publicados a mediados de agosto por el Indec correspondientes a la Encuesta
Permanente de Hogares.
De acuerdo con la serie histórica registrada por el
organismo, es una cifra que no se observaba desde 2011. Se expone, además, como
la octava tasa más elevada desde 2006. El cimbronazo más alto se observó
durante el segundo trimestre de 2008, con una tasa del 9,2 por ciento.
Los 10 mil desempleados de Corrientes es un número elevado,
en comparación con las jurisdicciones vecinas. En Posadas alcanzan los 4 mil,
en Formosa los 2 mil y en el Gran Resistencia, 1 millar:
(http://www.ellitoral.com.ar/es/articulo/323983).
La clase política tiene estos datos y los analiza, más allá
de que pueda hacer algo para morigerarlos o mitigarlos. “Algo”, más allá de la
generación genuina de empleo, que en Corrientes está en entredicho, puede ser
lo que a nivel nacional se conoce con el genérico de planes sociales. Acciones
directas de inclusión que mitigan un reclamo, mientras se mantiene la condición
general de falta de empleo o se agrava por efecto de la retracción económica y
la falta de políticas claras y exitosas en la materia.
Por eso mismo, no es casual que la gente -según demuestra la
propia encuesta de Prometeo (que puede solicitarse completa en
fundacionprometeoinvestiga@yahoo.com.ar)- reconozca al kirchnerismo por la
distribución de planes sociales y haya quienes defenestran el modelo nacional
justamente por esta misma causa.
Pero es tal la diferencia en favor y en contra de esa
medida, en comparación con otro reclamo o acierto, que el tema de los planes
nacionales de ayuda configuran el debate político actual: el kirchnerismo
asegura que si se va del Gobierno se acaban los planes. La oposición, a
sabiendas de esa importante base electoral pro-K, dice que revisará los planes
y que se quedarán los que estén bien instrumentados.
Así las cosas, no está mal que el debate suceda: que se
discuta efectivamente la asignación de los planes, pero no que sea ese el único
camino a seguir en relación con las demandas más urgentes de la sociedad. Tomado
de el litoral de ctes ar
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