Cambio climático, un
desafío a la economía
La Argentina, como otros países, se comprometió a diseñar
políticas para la mitigación y la adaptación al nuevo escenario; a lo largo de
este siglo el calentamiento irá acelerando los efectos negativos sobre la
producción y varias actividades serían afectadas
inundaciones
Las estrategias de mitigación y adaptación ante la realidad
del cambio climático y sus efectos posibles sobre la economía, podrían
traducirse en acciones concretas que van desde planes de reordenamiento urbano,
políticas impositivas y de subsidios para orientar la producción y el consumo,
y la implementación de incentivos para el cambio de la matriz energética (en el
plano de las políticas públicas), hasta la toma de decisiones de inversión
sobre la base de mapas climáticos y la adopción de modelos productivos que
minimicen los residuos, reutilizando o haciendo que se reutilicen los
materiales (en el caso de la actividad de empresas privadas).
Para el economista José María Fanelli, de la Universidad de
San Andrés, una dimensión económica del problema de la emisión de gases de efecto
invernadero es la llamada "externalidad negativa", que ocurre cuando
se permite la emisión sin tener que hacerse cargo del costo que se le genera a
la sociedad. Es una tensión entre costos visibles e invisibles, o de corto y de
mediano y largo plazo.
"El mercado refleja mal el precio del combustible;
debería incluirse un cargo por las emisiones de dióxido de carbono", cuyo
exceso en la atmósfera es considerado causa de la aceleración del calentamiento
global que, a su vez, provoca variaciones en la productividad de los cultivos y
en la frecuencia de determinados hechos climáticos.
Algunos caminos para una solución, afirma Fanelli, pasan por
poner impuestos a las emisiones y por fijar regulaciones sobre ellas,
incluyendo la creación de un mercado para comercializar permisos. En la
Argentina, especifica, "habría que empezar por eliminar los subsidios al
uso de la energía, porque agravan el problema, y por proveer incentivos para
que la matriz energética sea menos dependiente de los hidrocarburos".
El sector energético tiene la mayor participación en las
emisiones de gases con efecto invernadero en la Argentina, según consignó un
estudio elaborado por la Cepal junto con la Fundación Bariloche, que evaluó
diferentes escenarios y posibles consecuencias del cambio climático. "El
objetivo de los estudios hechos para 10 países fue decirles a los gobiernos qué
puede pasar", explica Samaniego, para quien es cada vez más evidente el
costo económico de la cuestión ambiental "dada la relación entre contaminación,
salud y productividad".
Nuestro país es responsable del 0,7% de las emisiones
globales, según datos del Gobierno. La participación de la región es
considerada baja, pero no lo es así la vulnerabilidad, porque los efectos del
cambio climático traspasan fronteras. Según Fanelli, un problema es que a un
país le conviene que los otros tengan políticas más restrictivas que las
propias, ya que eso lo beneficia en costos de corto plazo. Y por eso hay
acuerdos como el de París.
Uno de los efectos más directos sobre la economía se da en
la agricultura, por la pérdida de tierras cultivables o la caída de la
productividad. "A los cultivos estivales, como el trigo, los aumentos de
temperatura les juegan en contra", dice Beatriz "Pilu" Giraudo,
coordinadora de Políticas para el Desarrollo Sustentable y el Plan Belgrano,
del Ministerio de Agroindustria.
Una investigación hecha en 2015 por economistas de las
universidades de Berkley y Stanford (Burke, Hsiang y Miguel) proyectó para cada
país, considerando su población, su perfil productivo y su clima, el efecto del
calentamiento sobre el PBI. Para la Argentina, se calculó, en 2100 el PBI per
cápita sería un 53% menor respecto del escenario sin cambio climático.
Giraudo afirma que una práctica agrícola en la que nuestro
país lidera, como la siembra directa, mitiga el impacto del calentamiento.
Según la funcionaria, hoy el método está generalizado, pero algo que falta es
una correcta rotación de cultivos. Esto, dice, pasa por las políticas de los
últimos años, que llevaron a no diversificar. La consecuencia es no poder
aprovechar bien los procesos de "secuestro de carbono", que es la
retención de los gases de efecto invernadero. Giraudo es parte del Gabinete por
el Cambio Climático, que integran varios ministerios y que debe actuar en la
mitigación y en la adaptación.
"Estamos trabajando en la estrategia de
adaptación", cuenta sobre ese gabinete Diego Moreno, secretario de
Política Ambiental del Ministerio de Ambiente. Según el funcionario, hoy no se
conoce qué porcentaje de la población está en zonas vulnerables (inundables o
susceptibles de ser alcanzadas por otros fenómenos).
La matriz energética, el transporte y las prácticas
agrícolas están entre las áreas sobre las que se actuará para la mitigación,
según Moreno. Agrega que, entre las actividades que serán afectadas está el
turismo. Y el sector inmobiliario deberá prestar especial atención a normas de
adaptación.
Una medida de este tipo, en el caso de la actividad
agrícola, es la contratación de seguros agrícolas, según destaca Martina
Chidiak, investigadora y profesora de Economía Ambiental en la UBA, que agrega
que los efectos del calentamiento en el corto plazo se estiman bajos, pero
darán su "salto" cuando esté más avanzado el siglo.
¿Cuándo puede, en rigor, decirse que algún hecho de la
naturaleza es efecto del calentamiento y hasta qué punto podría haberse
evitado? "Los efectos económicos y sociales son resultado de una
interacción entre el clima y las actividades humanas -dice Ernesto Viglizzo,
investigador de técnicas agrícolas con casi tres décadas de trabajo en el
INTA-; no hay manera de asegurar que, por ejemplo, las recientes inundaciones
en Santa Fe o los incendios en La Pampa sean resultado del cambio climático,
pero sí está demostrado que éste desencadena situaciones extremas que favorecen
la ocurrencia" de eventos como el exceso de lluvias, las sequías prolongadas
o las tormentas eléctricas severas.
Un punto preocupante es que, además de los riesgos para la
seguridad alimentaria global por las pérdidas de tierras cultivables, las
consecuencias de fenómenos como los mencionados alcanzan con más frecuencia a
poblaciones vulnerables, sobre todo por la falta de políticas de ordenamiento
urbano, que en la Argentina permitió, en los últimos años, un crecimiento
exponencial de los asentamientos en zonas inundables o con contaminación.
El equilibrio entre las políticas contra la pobreza y las
normas para cuidar el medio ambiente, es uno de los grandes desafíos. "En
la medida en que el mayor control sobre el uso del suelo y el agro influyan
sobre el precio de los alimentos, se puede afectar el nivel de pobreza, y lo
mismo puede ocurrir por la eliminación de subsidios -advierte Fanelli-. Pero el
Estado tiene elementos para compensar".
También Samaniego focaliza en el punto. "Una razón por
la que se tocan los recursos naturales es el déficit de protección
social", afirma, por lo que la acción de los gobiernos para gestionar las
tensiones que se producen en la búsqueda de conseguir alcanzar diferentes
objetivos es fundamental. También lo es, agrega, si se tienen en cuenta las
tensiones entre actores de la economía y de la política, en una época de
transición que obliga a replantear los esquemas de producción, y cuando la
llegada al poder de Donald Trump en EE.UU. enciende una alerta.
Un país y un planeta
que cambian su realidad
0°,5 Temperatura: Es el alza que tuvo la variable entre 1960
y 2012, en la Argentina según un documento oficial
1° Impacto: Es cuánto podría crecer la temperatura promedio
del país hacia mitad de este siglo
0,7% Participación: Es el porcentaje de emisiones de gases
de efecto invernadero de nuestro país, sobre el total global
2,8% Contribución: Es la proporción con la que el país
participará sobre el total de las reducciones de emisiones
2° Compromiso: El Acuerdo de París prevé que la temperatura
no suba más de 2° respecto de la era preindustrial
19 cm. Expansión: Fue el avance que tuvieron los océanos
entre 1901 y 2010, por el calentamiento y según la ONU - TOMADO DE LA NACION DE
AR
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