A 10 años de la
Certificación Ambiental de la Base Marambio
Norma ISO-IRAM 14001 – 16 de septiembre de 2003
El 16 de septiembre de 2013, la Base Marambio de la
Antártida Argentina, Unidad Aérea dependiente de la Dirección de Asuntos
Antárticos de la Fuerza Aérea Argentina, cumplió 10 años de certificación de la
Norma ISO-IRAM 14001:2004 Sistema de Gestión Ambiental (SGA).
Poco pareciera el tiempo transcurrido desde aquel 16 de
septiembre de 2003 cuando se llevó a cabo en la Base antártica el cierre de la
auditoria que la certificó, donde participaron en aquel entonces, el Jefe de
Base, el actual Comodoro Osvaldo Enrique Marchesini, junto con el personal de
la dotación a su cargo; el personal de la División Gestión Ambiental, el actual
Comodoro Gustavo Rubén Talamoni, el Comodoro Fernando Augusto Simó y el
Suboficial Principal José Julián Barreras; personal de la Dirección Nacional
del Antártico (DNA), la Licenciada Patricia Verónica Ortúzar y personal de
auditores externos del Instituto Argentino de Normalización y Certificación,
IRAM.
Pero en realidad, fueron diez largos años de un verdadero
compromiso y de un gran esfuerzo en la gestión administrativa y operativa por
mantener vivo el Sistema de Gestión Ambiental, más si se tienen en cuenta dos
grandes y principales desventajas para las actividades del servicio que se
desarrollan en aquellas altas latitudes, que son el hostil escenario geográfico
donde se encuentra emplazada la Base y los recambios de dotaciones que resultan
de manera anual. Por estas y otras desventajas absorbidas por el SGA, hizo que
se considerara y llevara a cabo a lo largo de este tiempo, un plan de notable
mejoramiento en el curso preantártico que se dicta a las dotaciones antárticas
antes de partir al continente remoto.
Pero además, hubo otras acciones correctivas que se fueron
considerando y poniendo en práctica a raíz de las observaciones y no
conformidades surgidas de las auditorias de mantenimiento internas y externas y
de recertificaciones. Esta Norma, que por cierto es de gran utilidad, fue
implementada por la Fuerza Aérea Argentina en nuestra Base aérea más lejana, el
16 de septiembre del año 2003, convirtiéndose en ese momento, en la primera
Base del continente más frio del planeta, en obtener una certificación en SGA.
Esta afortunada decisión tomada, se debió como consecuencia
de la gran magnitud que comenzó a cobrar la cuestión ambiental en el continente
polar a principios de los años 90. Aunque la importancia por el cuidado y la
protección del medio ambiente antártico nace en realidad de forma indirecta en
el Tratado Antártico (firmado en la Ciudad de Washington el 1° de diciembre de
1959 por los doce países signatarios originales, entre ellos nuestra Nación),
al determinar que la Antártida debe ser utilizada exclusivamente para fines
pacíficos, al ultimar por otra parte que se prohíben todas las medidas de
carácter militar, los ensayos de toda clase de armas, las explosiones nucleares
y la eliminación de desechos radiactivos en dicha región.
Asimismo, establece entre algunas medidas, la protección y
conservación de los recursos vivos de la Antártida.
Pero el hito de trascendencia, fue la aprobación del
Protocolo al Tratado Antártico sobre protección del medioambiente antártico,
firmado el 4 de octubre de 1991 en la Ciudad de Madrid, en el marco de la XI
reunión consultiva del Tratado Antártico.
Pero lo que llevó a que los casi 30 países con presencia en
la Antártida se reunieran en España para debatir la problemática ambiental, se
debió a que fueron creciendo las actividades antrópicas en el continente helado
durante varias décadas, ocasionando fuertes impactos ambientales negativos, lo
que produjo que se fuera aumentando la preocupación de la comunidad antártica
por el frágil y delicado ambiente que posee ese extraño y misterioso
territorio.
Este valioso y completo Protocolo donde los Estados Parte,
designan a la Antártida como reserva natural consagrada a la paz y a la ciencia
en su artículo 2°, consta a su vez de cinco importantes y claros Anexos:
el Primero, trata sobre la evaluación del impacto sobre el
medio ambiente;
el Segundo, habla sobre la conservación de la flora y la
fauna antártica;
el Tercero, se refiere al tratamiento y a la eliminación de
los residuos allí generados;
el Cuarto, conviene sobre la prevención de la contaminación
marina;
y el Quinto, considera la protección y la gestión de zonas.
A su vez, tanto el Tratado Antártico como su Protocolo,
fueron ratificados en legislaciones nacionales por el Parlamento argentino,
devenidas en las Leyes N° 15.802/61 y 24.216/93 respectivamente.
Asimismo, tal fue la magnitud que comenzó a cobrar la
cuestión ambiental en el continente vecino a principios de la década del 90,
que el personal que se encuentra relacionado con las tareas antárticas o que
conoce del tema, lo puede notar claramente. Es por lo tanto tan importante, que
de todas las actividades permitidas desarrolladas allí, como la ciencia, el
turismo, la logística, etc., por lo único que se creó un Protocolo fue por el
asunto ambiental.
Además, hubo otra razón a nivel internacional que favoreció
indudablemente a todas las regiones del planeta en general, y en lo particular,
nos benefició también para trabajar en el cuidado y en la protección del medio
ambiente antártico, y que fue la II Conferencia histórica de las Naciones
Unidas sobre medio ambiente y desarrollo, producida como nunca antes a nivel
mundial, llamada también Cumbre de la Tierra o Eco 92 y llevada a cabo en Río
de Janeiro entre el 3 y el 14 de junio de 1992, con representantes de 172
gobiernos, incluyendo 108 presidentes o jefes de Estado y más de 2.400
integrantes de Organizaciones no Gubernamentales y que quedó en la historia por
ser el evento que puso el tema del medio ambiente en la agenda mundial.
Afortunadamente, con esta ecosinergia de conciencia,
Argentina percibió el nuevo paradigma sobre los problemas medioambientales y se
decidió a tomar diversas medidas y a sancionar un conjunto de leyes ambientales
nacionales y provinciales, introduciéndose además el artículo 41 en nuestra
Constitución Nacional de 1994, donde instituye el derecho al ambiente sano, la
recomposición del daño ambiental, la utilización racional de los recursos
naturales, entre otras consideraciones.
Y por supuesto que esta toma de conciencia que fue producto
de lo descripto anteriormente, se trasladó a la Base Marambio, lo cual se dio
el efecto del concepto tomado para la Carta de la Tierra aprobada en París en
el mes de marzo de 2000, sobre pensar globalmente para actuar localmente. Así
se comenzaron con todas las gestiones administrativas y operativas necesarias
para implementar y certificar un sistema de gestión ambiental, bajo la Norma
ISO-IRAM 14001.
Ahora bien, dilucidada una breve reseña histórica de los
hechos que produjeron que las autoridades de la Institución llevaran a cabo la
implementación y certificación de un SGA en la Base Marambio, es bueno
distinguir qué es la Norma ISO 14001.
La Norma ISO 14001 es un conjunto de documentos de gestión
ambiental, que una vez implementados, modifican todos los procesos de las
actividades de una organización, por tenerse en cuenta la variable ambiental,
con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas que desarrollan sus
actividades y servicios en ese organismo.
Asimismo, un sistema de gestión ambiental contempla un ciclo
abierto de mejora continua y mejorar constantemente y de forma ininterrumpida,
es el verdadero espíritu de esta Norma.
Este ciclo de mejora continua contempla el proceso PHVA,
cuyas siglas significan Planificar-Hacer-Verificar y Actuar.
Es decir, que a partir de una política ambiental establecida
por la alta Dirección o Jefatura, donde se tienen en cuenta todos los aspectos
ambientales y todos los requisitos legales, se planifican objetivos y metas,
respaldados por programas que indican la manera de llevar a cabo esos
objetivos.
Una vez que se da este primer paso que es la
"planificación", se da el segundo paso que es el "hacer"; en
esta estación se implementan todas aquellas cosas que son necesarias para
lograr alcanzar los objetivos, y tiene que ver con la estructura organizativa,
los medios, la formación e idoneidad de las personas, toda la documentación
correspondiente demandada y el control operativo teniendo en cuenta además, la
preparación y respuesta ante emergencias ambientales.
El tercer paso es la "verificación", aquí se
verifica el grado de cumplimiento de los objetivos y metas establecidas en el
primer paso, a través de indicadores de gestión ambiental.
También se evalúa el cumplimiento legal ambiental y se le da
tratamiento a los hallazgos que pudieron haber surgidos en auditorías
realizadas en y a la organización.
El cuarto paso consiste en hacer un balance integro de la
totalidad de la gestión, este paso que es el "actuar", se desarrolla
con una revisión por la Dirección del SGA, donde se barren todos los requisitos
de la Norma y se debaten las causas de las dificultades presentadas, se
observan los logros obtenidos (objetivos y metas alcanzados) y se evalúa el
valor agregado a la gestión ambiental. Una vez volcado esto en el
correspondiente documento, se vuelve al ciclo PHVA, para seguir mejorando.
Este ciclo o espiral de mejora continua también conocido
como "Círculo de Deming", ya que fue el Dr. Williams Edwards Deming
uno de los primeros que utilizó este esquema lógico para la mejora de la
calidad y la eficiencia en las organizaciones, es lo que se vino aplicando en
estos 10 años de certificación.
A su vez, es bueno aclarar que en el 2003 el entonces
Comandante de Operaciones Aéreas, definió el alcance del SGA de la Base
Marambio, este alcance fue y es aún el punto de partida del sistema de gestión
y es aplicable a las: "Actividades de la Fuerza Aérea Argentina en la Base
Marambio, en apoyo a la investigación en la Antártida, de enlace entre bases y
campamentos, de medición e investigación meteorológica y ambiental".
Esto significa que la certificación de la Norma ISO 14001,
traspasa las fronteras de la Base Marambio e involucra a la Dirección de
Asuntos Antárticos y al Comando de Adiestramiento y Alistamiento, en todas las
tareas de planificación y ejecución para con la actividad antártica.
Por otra parte, al ver los resultados cosechados hasta el
momento, podemos decir satisfactoriamente, que esta implementación con
certificación, nos trajo innumerables ventajas. Por un lado, mejoró
notablemente e integralmente el sistema operativo de la Base, lo que resultó y
resulta beneficioso para la mejora de la calidad de vida y del medio ambiente
en su conjunto, y por otro lado, en términos de imagen, Marambio pasó a la
vanguardia por su compromiso por el cuidado y la protección del medio ambiente
ante la comunidad antártica internacional, donde se notó que nuestro país, desde
la firma del Tratado Antártico, estuvo y sigue en el rumbo correcto fijado en
los foros internacionales, como la RCTA (Reunión Consultiva del Tratado
Antártico), COMNAP (Council of Managers of National Antarctic Program) y RAPAL
(Reunión de Administradores de Programas Antárticos Latinoamericanos).
A su vez, haciendo una aclaración, es importante resaltar
que este compromiso institucional, se ve reflejado no solamente en lo
ambiental, sino también en la rica y vasta historia de permanencia ininterrumpida
y más antigua de hecho que cualquier otra Nación presente tiene allí, a esto se
suma lógicamente todo el background en investigaciones científicas.
También, es fundamental y destacable proferir, que todas
estas nobles causas, las investigaciones científicas, la presencia constante y
el compromiso ambiental revelado, pesaron sin lugar a dudas y desestimaron las
negativas de Gran Bretaña por impedir que la Ciudad de Buenos Aires fuera
designada como sede permanente de la Secretaria del Tratado Antártico.
Este logro alcanzado para nuestro país el 1° de septiembre
de 2004, se debe gracias a todo el personal de la Fuerza Aérea Argentina y de
la Dirección Nacional del Antártico que trabajaron y siguen trabajando en y
para la Antártida Argentina, sin dejar de señalar también, la política de
Estado que es un factor clave en todo esto y que vienen manteniendo los tres
poderes del Estado Nacional argentino.
La Secretaría del Tratado Antártico, fue la primera
institución permanente del Sistema del Tratado Antártico, y es en verdad, una
organización que se encarga del manejo de diversas tareas como, la organización
de las reuniones anuales de los países signatarios del Tratado, la publicación
de los informes anuales, el soporte de las sesiones del Comité para la
Protección Ambiental, etc.
También se encarga de aumentar la comunicación entre los
signatarios del Tratado, como la recopilación de archivos y la distribución de
la información. Así como la Secretaría del Tratado Antártico está situada en
nuestra Capital Federal, el gobierno de los Estados Unidos es el depositario
del Tratado.
Por consiguiente, haciendo una reflexión del tema central de
este texto; sabemos que los trabajos que se hicieron (y que se siguen
concibiendo), enmarcadas dentro de la Política Nacional Antártica, son
verdaderos méritos logrados.
Esto ocurre, porque existe una verdadera vocación en temas
que son de interés para nuestro país. Por ende, nuestro norte sigue siendo
claro, lo que reza el Tratado Antártico y su Protocolo ambiental.
Seguir en esta dirección, mejorando día a día y
fundamentalmente manteniendo levantada la bandera ambiental, ayudada por
herramientas que hacen su gran aporte como la Norma ISO-IRAM 14001, nos
favorecerá para contender y defender nuestras pretensiones soberanas sobre la
península antártica el día que sea descongelado y debatido el artículo IV del
Tratado Antártico que toca la disputa de soberanía en aquella helada barrera
bioclimática.
Más allá de nuestros fundamentos geopolíticos, geográficos,
jurídicos e históricos, el factor del cuidado ambiental será el que más pese en
los reclamos de soberanía de los distintos países con pretensiones de posesión.
Es por ello, que la Fuerza Aérea Argentina seguirá embarcada
en este desafío de seguir certificados con la Norma ISO-IRAM 14001:2004, y
porque además nos genera la visión de prosperar proyectos de desarrollo
sustentable, como el reemplazo de la Base actual por una Base ecológica o más
amigable con el medio ambiente y el reemplazo de los combustibles fósiles que
allí se consumen para funcionamiento, por energías alternativas o más limpias,
entre otras cosas.
En fin, como corolario, es lógico que en estos primeros diez
años de certificación, las personas destinadas en la Base Marambio y en la
Dirección de Asuntos Antárticos de la Fuerza Aérea, se hayan ido sucediendo y
comprensiblemente se seguirán sucediendo en adelante, pero lo esencial es que
el sistema de gestión ambiental certificado bajo la Norma ISO-IRAM 14001:2004
trascendió y seguirá trascendiendo; porque simplemente sabemos y entendemos lo
importante que es cuidar y proteger el medio ambiente antártico, y porque
además cuidarlo y protegerlo es por convicción una obligación como lo expresa
nuestra Carta Magna o Ley de Leyes:
"Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente
sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades
productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las
generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo."
Autor: Capitán Alexis
Benjamín HERNÁNDEZ
Jefe de la División Gestión Ambiental de la Dirección de
Asuntos Antárticos- tomado de envío de Fundación Marambio de ar
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