La incompetencia de ONU no puede resolver el cambio
climático
Las soluciones verdaderas llegan desde el sector privado
Por Javier Garay El pasado sábado 23 de noviembre finalizó la Conferencia
sobre Cambio Climático de Varsovia (COP 19). Estas conferencias son encuentros
anuales, en los que los representantes estatales se reúnen para discutir cómo
enfrentar este fenómeno.
La de este año estaba cargada de expectativas por dos
razones. Por un lado, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de
Naciones Unidas (IPCC) publicó recientemente un informe con tres conclusiones destacables. Primero, el
cambio climático sí ha existido, por lo menos, desde 1950. Segundo, la acción
humana lo ha generado en alrededor de un 50%. Tercero, el fenómeno persistirá
en los siglos por venir.
Una segunda razón fue el tifón Haiyan, que afectó a las
Filipinas unos pocos días antes de la conferencia. Este hecho es relevante
porque, a pesar de no contar con ninguna prueba científica, se asumió que esta
tragedia tiene relación directa e indiscutible con el fenómeno del cambio
climático.
Por los dos hechos anteriores, las expectativas sobre esta
Conferencia eran muy altas. Y, en la visión de sus organizadores y de los
negociadores, éstas se cumplieron.
El Secretario General de la ONU, Ban Ki – moon, durante su
discurso al Panel de Alto Nivel COP19/CMP9.
Fuente: UN Climate Change Conference.
Fuente: UN Climate Change Conference.
¿Cuáles fueron los resultados para semejante optimismo? Primero, los
gobiernos del mundo, con mucho esfuerzo, establecieron principios que servirán
para más negociaciones. Segundo, en una muestra de creatividad sin
precedentes, crearon una herramienta novedosa para enfrentar el fenómeno: ¡los
países desarrollados les darán recursos a los no desarrollados!
Pero no caricaturicemos. El hecho de que los gobiernos no
hayan llegado a ningún acuerdo concreto no debe ser motivo de preocupación,
sino todo lo contrario. Sobre todo, si tenemos en cuenta cuando sí se ponen de
acuerdo, como en el caso del Protocolo de Kyoto, el único resultado es mayor
estatismo, sin tener en cuenta que los acuerdos no se cumplen y que, por lo
tanto, no solucionan el problema por el cual se impulsaron. En este sentido, la
falta de decisión debe ser vista como algo positivo.
No obstante, una vez más se demostraron los problemas de
estas prácticas internacionales. Si el cambio climático es un problema real,
aquéllos que se declaran tan alarmados por él deberían estar pensando en
alternativas reales para su solución. Pero no. Han preferido dedicar todos sus
esfuerzos a una estrategia que saben que nunca va a resolverlo. Esto podría
llevarnos a pensar que, tal vez, el tema no les preocupa tanto, o no es tan
preocupante.
Por otro lado, es inconcebible que, ante un fenómeno que se
ha ubicado en el centro de la agenda internacional, la única respuesta que
implementen – y por la cual se sienten orgullosos – sea la de la mal llamada
cooperación internacional. ¿Acaso no han reparado en los fracasos visibles que
ésta ha generado en el ámbito del desarrollo? ¿La única forma de enfrentar cada
problema existente en el mundo es por medio de la transferencia de recursos
entre países?
Incluso si, como afirman de manera optimista los
organizadores de la Conferencia, se alcanzara un acuerdo que reemplace al
Protocolo de Kyoto en la próxima COP, el único resultado que se puede esperar
es más compromisos que no se cumplirán, un mayor control del Estado sobre las
decisiones individuales y económicas y un despilfarro de recursos que se
transferirán de unos países a otros.
En el entretanto, el incremento de la conciencia ambiental
en el mundo seguirá fortaleciéndose, como ha sucedido en los años recientes.
Así, los individuos contribuirán, como lo han venido haciendo, sin ninguna
obligación por parte de ningún Estado, con sus decisiones en la mitigación del
fenómeno. De igual forma actuarán las compañías.
Todo esto mientras los representantes gubernamentales juegan
a las negociaciones internacionales, viajan por el mundo, participan de
encuentros que no llevan a ninguna decisión. Seguirán creyendo que los
problemas se enfrentan malgastando los recursos de sus ciudadanos y creando
metas incumplibles con herramientas que solo se encaminan a la extensión del
poder estatal – burocrático.
En últimas, seguirán culpando al capitalismo por el cambio
climático. No tendrán en cuenta que solo por este sistema los individuos se
pueden preocupar por los temas medioambientales porque tienen los recursos, por
un lado, para sobrevivir, y, por el otro, para pagar por un medio ambiente
sano. No tendrán en cuenta que, en respuesta, las empresas actuarán de la misma
manera, invirtiendo recursos en procesos de producción menos dañinos para el
medio ambiente, porque solo a través del capitalismo pueden hacerlo. No tendrán
en cuenta que el problema tenderá a mitigarse en los próximos años.
Seguirán simulando preocupación por los problemas globales y
nunca reconocerán que sus decisiones, en lugar de solucionar, agravan. Nunca
reconocerán que sus reuniones no sirven sino para convencerse que contribuyen a
la sociedad, aunque en realidad sean un obstáculo para su avance. ¿Preocupados
por el cambio climático? Las COP no lo demuestran.
ENVIADO EN RED FOROBA
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