EL BAUTISMO DE FUEGO DEL REGIMIENTO DE GRANADEROS A CABALLO Combate
de San Lorenzo Fue una de las confrontaciones más importantes de la Guerra de
Independencia y ese día por brindar su vida para salvar a San Martín el héroe
saladeño Juan Bautista Cabral inscribió su nombre en la historia.
Autor: José Manuel
Pichio
El 3 de febrero de 1813
ocurría lo que conocemos como el Combate de San Lorenzo, ubicado en la actual
ciudad de San Lorenzo, provincia de Santa Fe, República Argentina entre las
fuerzas independentistas rioplatenses (argentinas), a la postre, triunfadoras,
y las colonialistas españolas (realistas).
El enfrentamiento se produjo en cercanías del Convento de
San Carlos Borromeo (4 de noviembre de cada año se lo evoca), ubicado en la
ciudad ya mencionada.
Fue la única acción bélica en territorio argentino en la que
participó el entonces coronel de caballería José Francisco de San Martín, quien
tuvo bajo su mando al Regimiento de Granaderos a Caballo.
Y decimos “combate” y no “batalla”, porque el primer término
se refiere a los conflictos armados o bélicos entre las fuerzas militares en la
guerra, con escaso tiempo de duración en el que se enfrentan un reducido grupo
de hombres de uno y otro lado. En este caso, el Combate de San Lorenzo duró
apenas 15 minutos entre el Batallón de Granaderos a Caballo y un reducido grupo
de soldados realistas.
Debemos recordar que la ciudad de Montevideo, actual capital
de la República Oriental del Uruguay, fue declarada por España como la capital
provisional del Virreinato del Río de la Plata, después de los sucesos del 25
de mayo de 1810. Por lo tanto, esa ciudad era la principal base naval española
en el océano Atlántico Sur ya que por tierra estaba sitiada por el ejército
bajo el mando de José Rondeau al que luego se sumaría José Gervasio Artigas.
Por lo tanto, los españoles estaban obligados a utilizar la vía marítima o
fluvial para abastecerse. Con mucha asiduidad, una escuadrilla realista partía
de Montevideo en dirección al río Paraná, y sus hombres merodeaban las costas
robando los ganados.
En ese contexto, una expedición conformada por once embarcaciones,
250 hombres y 2 cañones, salió de Montevideo con ese propósito. Pero los
realistas ignoraban que estaban siendo seguidos y vigilados por tierra por el
coronel de caballería José Francisco de San Martín, al frente de 125 granaderos
y 50 milicianos de su recién creado Regimiento de Granaderos a Caballo.
Las fuerzas de los patriotas se adelantaron y detuvieron el
2 de febrero cerca de la posta del Espinillo, situada a 21 km al norte de la
actual ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, República Argentina, donde se
encuentra emplazada la ciudad de Capitán Bermúdez. Tras cambiar los caballos,
continuaron al día siguiente su recorrido hasta el Convento San Carlos,
ingresando por el lado oeste del monasterio. En ese lugar existe el convento de
San Carlos, donde, tras negociar la situación con el superior de los frailes
franciscanos del convento, fray Pedro García, el coronel José Francisco de San
Martín ocultó a sus granaderos de modo que la escuadra realista no pudiera
observarlos.
De ese modo, desembarcaron y muy confiados avanzaron hacia
el convento, suponiendo que allí estaban depositados los principales bienes de
la zona (era muy común en aquella época guardar o esconder importantes bienes
personales en iglesias o conventos). Pero, para sorpresa realista, fueron
atacados por los granaderos a caballo, sable en mano. El ataque de las tropas
argentinas se realizó con un movimiento de pinzas saliendo de la parte trasera
del convento, una de ellas - la de la izquierda y la primera en moverse -
estaba encabezada por el coronel José Francisco de San Martín; la otra, por el
capitán oriental Justo Germán Bermúdez, quien estaba secundado por el joven
teniente porteño Manuel Díaz Vélez. El capitán Bermúdez ejecutó un rodeo muy
grande, forzando la escapatoria de los españoles hacia sus buques. La táctica
militar empleada por el capitán José Francisco de San Martín consistió en una
maniobra envolvente, utilizada frecuentemente por Napoleón Bonaparte.
El desembarco no se produjo enfrente del convento, como
había previsto el coronel José Francisco de San Martín, sino en dirección al
centro de la actual ciudad. Por ello, la columna del coronel José Francisco de
San Martín llegó antes de que la del capitán Bermúdez completara el movimiento.
Al principio, los españoles lograron defenderse. Una bala hirió al caballo del
coronel José Francisco de San Martín, que rodó y apretó una de sus piernas,
dejándolo inmovilizado. Un enemigo se acercaba para clavarle la bayoneta,
cuando apareció el soldado puntano Juan Bautista Baigorria quien en ese preciso
instante se interpuso, mató al soldado realista y comenzó una defensa heroica
del coronel José Francisco de San Martín. Al mismo tiempo, el soldado
correntino, oriundo de la ciudad de Saladas, Juan Bautista Cabral, ayudó al
coronel José Francisco de San Martín a liberarse de la opresión del lomo del
caballo sobre su pierna, interponiéndose y salvándole la vida al coronel José
Francisco de San Martín.
El soldado Juan Bautista Cabral (elevado post mortem al
rango de Sargento) entregaría su vida como consecuencia de su valiente
intervención y sus últimas palabras, en brazos del coronel José Francisco de
San Martín, fueron: “muero contento, mi General, hemos batido al enemigo”.
Las fuerzas patriotas tuvieron 15 muertos, más uno que lo haría
8 días después; en tanto que los realistas sufrieron 40 muertos, 14 heridos y
prisioneros. Tanto el capitán Justo Germán Bermúdez, como el teniente Manuel
Díaz Vélez también morirían en esa heroica acción. Vaya pues, entonces, el
merecido homenaje y eterno reconocimiento a estos auténticos, sencillos,
humildes y grandes patriotas que no dudaron en entregar su vida para salvar la
de quien posteriormente fuera el General José Francisco de San Martín,
Libertador de América.
La llegada de la columna al mando del capitán Justo Germán
Bermúdez impidiendo que los realistas se reorganizaran en cuadro, completó la
victoria de José Francisco de San Martín, obligando a los realistas a huir
apresuradamente. Algunos de ellos se arrojaron al río Paraná desde la barranca
y perecieron ahogados. El combate duró en total alrededor de quince minutos.
El Combate de San Lorenzo fue el bautismo de fuego del
Regimiento de Granaderos a Caballos.
Este enfrentamiento, pese a lo escaso de las tropas
comprometidas y a la corta duración de la contienda, tuvo consecuencias
estratégicas: no hubo más campañas de los realistas de Montevideo hacia el río
Paraná y la ciudad (de Montevideo) comenzó a tener problemas de abastecimiento.
Esa situación obligaría, más tarde, a su caída en manos de las tropas de Buenos
Aires.
El coronel José Francisco de San Martín se expuso al fuego
enemigo hasta el punto de que en ese enfrentamiento casi perdió la vida. Hay
que tener en cuenta que en esa época, muchos de los oficiales principales
encabezan los combates para ser ejemplo de sus subordinados; el otro motivo
pudo haber sido el de alejar toda sospecha que pudiera haber sobre la fidelidad
del coronel José Francisco de San Martín tras décadas de permanecer y
pertenecer al ejército realista en España, pues mantenía el acento peninsular y
había sospechas, hasta ese momento, que en realidad fuera un agente realista
(pro-español). Tomado de época de ctes ar
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