Constitución real,
igual a intereses y ‘factores reales de poder’
Por Héctor Melesio Cuén Ojeda
Conmemoraremos el centenario de nuestra Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, lo que trajo a la memoria una
pequeña, pero magnífica obra de Ferdinand Lasalle, que lleva por título: ¿Qué
es una Constitución?
Se trata de una compilación de varias conferencias dictadas
en Berlín, Alemania en abril de 1862. No obstante que hace casi 165 años de las
citadas conferencias, sus reflexiones se encuentran aún vigentes, especialmente
la conclusión a la que llega Lasalle respecto de lo que es una Constitución.
En dicha obra, expresa el citado autor, que una Constitución
son los “factores reales de poder”, implícitos en ellos, agregaríamos, diversos
intereses condensados y fundados en la diversa obra maestra llamada El Capital
de dos íconos de la filosofía, el materialismo histórico y la dialéctica:
Carlos Marx y Federico Engels, cuyo contenido rebasa el propósito de esta
colaboración que centraremos en el Centenario de nuestra Ley Fundamental, en
función del ser y el deber ser.
El primero, es decir el ser, visto específicamente en
función de la Carta Magna, en los hechos, observamos que ésta es únicamente el
anhelo o aspiración del pueblo plasmado en dicho documento. Mientras que el
deber ser, por su parte, es ese anhelo, pero convertido en realidad a la que la
ciudadanía aspira y quiere llegar legítima e idealmente. Sólo que hay una
enorme brecha que separa a esos dos elementos –el ser y el deber ser–.
Los que impiden en nuestro concepto unir esas dos líneas
paralelas, o hacerlas cuando menos más angostas o menos separadas, son
precisamente los factores reales de poder de los que habló Lasalle en las
citadas conferencias, condensadas en la obra de referencia que este servidor
leyó con atención hace alrededor de tres décadas, y que nos trajo a la memoria
su contenido esencial en el formidable marco conmemorativo del Centenario de
nuestra Carta Magna; agregándole de nuestra parte, de manera modesta, que
también es la suma de intereses que convergen en dichos “factores reales de
poder”.
Ambos son los que prevalecen en las decisiones fundamentales
y no la letra de la Ley Suprema de la Unión.
En esta se condensa la historia patria y de entrega de sus
líderes que ofrendaron su vida en las luchas independentistas, reformistas y
revolucionarias de México.
Es decir, las tres principales etapas que ha vivido nuestra
nación hasta el día hoy.
Sin embargo, la ciudadanía en todo México, y por supuesto en
Sinaloa, hoy se encuentra harta y muy agraviada de tanta injusticia acumulada
ante infinidad de actos arbitrarios.
Muy distinto a los discursos oficiales cotidianos, como los
que se leerán mañana en el marco conmemorativo de dicho Centenario por todas
las autoridades del país.
En ellos, seguramente se escucharán algunos anhelos del
Constituyente originario, cuyos trabajos formales iniciaron el 1° de diciembre
de 1916 y que culminaron la noche del 31 de enero de 1917, con la firma del
documento histórico que ocupa estas brevísimas reflexiones, formuladas a la luz
de la obra de Lasalle, pero también extraídas de nuestras convicciones sociales
y humanitarias.
Ambas convicciones, así el espíritu del Constituyente de
1916-1917, quedaron claramente plasmadas en los documentos básicos del Partido
Sinaloense, cuyos programas de acción los llevamos a la práctica de manera concreta
y cotidiana, a través de muy diversos y programas que realizamos en las
colonias y las comunidades de la zona rural de Sinaloa.
Finalmente, y para concluir estas reflexiones, hemos
observado que se han suscitado alrededor de 690 modificaciones a nuestra
vigente Carta Magna. Algunas de las cuales han sido de fondo, y constituyen a
nuestro juicio pasos hacia atrás; como por ejemplo, entre otros, el realizado
al artículo 27, el cual versa sobre la tenencia de la tierra, y de los bienes
propiedad de la nación, como es el petróleo, cuya explotación ahora puede ser
concesionado a las compañías de las empresas extranjeras.
En este último punto, el grupo parlamentario del Partido
Sinaloense, partido que me honro en presidir en la entidad, realizó una encuesta
en las plazas pública de todos los municipios de Sinaloa, y el resultado de la
misma, en la LXI Legislatura, como parte integrante del Constituyente
Permanente en las misma, dicho grupo parlamentario votamos en contra de la
referida reforma a la citada disposición constitucional el año 2013, porque tal
reforma, finalmente advertimos desde ese tiempo, que iba en contra de nuestro
nacionalismo. Resultado de ello, los recientes “gasolinazos” que han irritado a
todo el pueblo de México. TOMADO DE ENVIO DEL PAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario