Una obra de ingeniería para salvar el Mar Muerto
Israel, Jordania y Palestina acuerdan construir un canal
para abastecer al lago que se evapora; los científicos temen que pierda su
singularidad
El Mar Muerto podría desaparecer en las próximas décadas por
la constante reducción de sus aguas. Foto: Archivo
JERUSALEN (Por David Alandete, de El País).- El mar Muerto
está haciendo honor a su nombre. Desde 1962 su nivel ha descendido 27 metros.
Según los científicos, si su agua sigue evaporándose al ritmo actual, este
lago, con elevadísimas concentraciones de calcio, magnesio, potasio y bromo y
en el que solo viven bacterias, habrá desaparecido en 2050.
Desde sus márgenes se ve el efecto devastador de la
desecación. Los balnearios construidos hace décadas en la costa israelí
languidecen hoy lejos de unas orillas que han ido retrocediendo
inexorablemente. Israel, Jordania y la Autoridad Palestina, los tres con costas
en el lago, firmaron ayer en Washington un acuerdo para construir un conducto
que trasvase agua del mar Rojo al mar Muerto.
El lago recibirá pues un agua que necesita, pero no queda
claro si experimentará un beneficio real a largo plazo, pues una gran cantidad
de científicos y organizaciones ecologistas se han opuesto a un proyecto que
ven como más político que medioambiental.
Según el nuevo acuerdo, se extraerán hasta 200 millones de
metros cúbicos del mar Rojo cada año, que se trasvasarán al norte con un
entramado de cañerías sitas en Jordania. De ellos, unos 80 millones se
desalinizarán en una planta situada en la ciudad costera de Aqaba, que proveerá
30 millones de metros cúbicos de agua potable a Jordania y hasta 50 millones al
sur de Israel.
El resto, junto a los residuos originados por la
desalinización, se verterán al mar Muerto, 180 kilómetros al norte, con la
esperanza de combatir su dramática extinción. Israel se compromete, a su vez, a
desviar agua dulce del lago Tiberíades, en el norte, a Jordania y a venderle a
la Autoridad Palestina hasta 30 millones de metros cúbicos de agua potable por
año.
Foto satelital del Mar Muerto en 1972, en 1989 y en 2011.
Foto: Archivo
En 2005 las tres partes implicadas en este proyecto le
pidieron al Banco Mundial que analizara su impacto. Este certificó su
viabilidad el año pasado, previendo un precio final de 7200 millones de euros.
La primera fase, aprobada el lunes, costará hasta 290 millones.
Acuerdo histórico
Según dijo Silvan Shalom, ministro israelí de Energía y
Agua, la firma del acuerdo es 'nada menos que histórica'. 'Es un proyecto
piloto. En un año se pedirán licitaciones para construir las tuberías que
llevarán el agua y la planta de desalinización.
Luego, en tres o cuatro años se verá el impacto ambiental,
se analizarán los resultados y se verá si se construye un canal de forma
definitiva', explica Dan Catarivas, director de la división de comercio con el
extranjero de la patronal industrial israelí. 'Es un proyecto positivo, pues
avanza paralelo al proceso de negociaciones políticas, y de él se benefician
tres partes, que dan así muestra de cooperación sobre el terreno'.
Israel y Jordania firmaron un acuerdo de paz en 1994 y desde
entonces sopesaban la construcción de un conducto que lleve agua del mar Rojo
al norte. A instancias de EE UU, israelíes y palestinos reanudaron en julio las
negociaciones de paz. Cisjordania se halla bajo ocupación del Ejército israelí
desde 1967.
Dudas por el mega proyecto
Muchos científicos han puesto en duda que quien se vaya a
beneficiar de este proyecto sea realmente el lago. 'Los estudios preliminares
demuestran que al mezclar el agua del mar Rojo y el mar Muerto se producirían
depósitos de yeso. La calidad y composición química del agua de ambos cuerpos
es diferente.
Foto: Archivo
Existe el riesgo de crear una costra de yeso flotante.
Supondría matar dos veces al mar Muerto', dice Marcelo Sternberg, profesor en
el departamento de Biología Molecular y ecología vegetal de la Universidad de
Tel Aviv, quien, como muchos otros científicos, cree que la construcción de
estas vías de agua obedece 'a una necesidad política, y no medioambiental'.
Geológicamente el efecto de inyectarle al mar Muerto unos
100 millones de metros cúbicos por año será nimio, según los expertos. 'La
evaporación del agua del mar Muerto tiene dos efectos. A gran escala el suelo
de la zona se está alzando. A menor escala, se están produciendo numerosos
socavones, 500 al año.
Estos hundimientos en sus orillas se han ido incrementando
de forma notable en los pasados años, con un efecto negativo para el turismo y
el desarrollo', explica Ran Nof, del departamento de Geofísica de la
Universidad de Tel Aviv. 'Geológicamente, el plan de inyectar agua, como se ha
presentado, no va a tener un gran impacto'.
El mar Muerto es el punto más bajo en la superficie
terrestre, 422 metros por debajo del nivel del mar. Su única afluencia de agua
viene del río Jordan, cuyas aguas interceptan para su consumo tanto Israel como
Jordania.
La falta de entrada de agua y la extremada aridez del
entorno, con solo 50 milímetros de acumulación de lluvia al año, hacen que su
orilla retroceda 1,5 metros al año. Cada año sufre la evaporación de 500
millones de metros cúbicos de agua.
Oleaje de un plan
- 1960.
Israel, que aún no había firmado la paz con Egipto o Jordania, sopesa
construir un canal que una el mar Rojo con el mar Muerto
- 1980.
Tras la crisis del embargo de petróleo, diversos líderes israelíes se
plantean transportar agua desde el Mediterráneo
- 1994.
Israel y Jordania firman un acuerdo de paz. Se retoma la idea inicial
- 2005.
Israel, Jordania y la Autoridad Palestina piden al Banco Mundial que
evalúe la construcción del canal
- 2009.
Israel anuncia que impulsará la construcción de una tubería de 180
kilómetros entre los mares. Jordania sopesa hacerlo en solitario
TOMADO DE LA NACION DE AR
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