El bloqueo de agua dulce ha provocado un colapso de la
Ciénaga Grande de Santa Marta. FOTO CORTESÍA EL HERALDO
El Gobierno anuncio una inversión $18.700 millones de pesos
más, que se suman a $23.400 millones que se venían invirtiendo desde el 2015 en
la Ciénaga Grande.
Uno de los sitios más impactados es el corregimiento de
Nueva Venecia, un pueblo palafítico de 362 casas. FOTOS Esteban Vanegas -
Cortesía El Heraldo
Uno de los sitios más impactados es el corregimiento de
Nueva Venecia, un pueblo palafítico de 362 casas. FOTOS Esteban Vanegas -
Cortesía El Heraldo
Uno de los sitios más impactados es el corregimiento de
Nueva Venecia, un pueblo palafítico de 362 casas. FOTOESTEBAN VANEGAS -
CORTESÍA EL HERALDO
42 mil millones de
pesos han invertido las autoridades desde 2015 en su recuperación.
EN DEFINITIVA
La Ciénaga Grande de Santa Marta se está quedando sin
oxígeno y la gran cantidad de sedimentación la tienen al punto del colapso.
Este es el complejo de humedales más importante del Caribe.
La sedimentación, el exceso de sal, la falta de agua dulce,
la cantidad de jarillones que han bloqueado su equilibrio e incluso las
megaobras que transforman las vías del país, tienen a la Ciénaga Grande de
Santa Marta en una muerte lenta. La laguna litoral más grande de Colombia se
quedó sin oxígeno. Y su agonía se hizo más fuerte con la muerte, hace dos
meses, de 10 toneladas de peces. Sin embargo, desde hace años, este tipo de
sucesos es recurrente.
La Ciénaga Grande tiene todos los pergaminos. En Colombia es
área protegida bajo la categoría de Santuario de Flora y Fauna. Además, sus 730
kilómetros cuadrados hacen parte de la Reserva de Biosfera declarada por la
Unesco y es también considerada como humedal Ramsar. ¿Qué pasó entonces? ¿Qué
se ha hecho por su conservación? ¿Se puede perder la categoría Ramsar con todo
este colapso? Las respuestas no son nada alentadoras.
Sandra Vilardy, doctora en ecología, profesora
de la Universidad del Magdalena y una de las académicas que más ha investigado
sobre la ciénaga, explicó que este es el complejo más grande de humedales del Caribe
el cual está entrando en
una fase de colapso ecológico “y tiene que ver
fundamentalmente con el funcionamiento del sistema, que depende del agua dulce
que entre. Lo que está pasando es que las vías de entrada de agua dulce están
intervenidas, cerradas y no permiten que le fluya agua dulce al sistema”.
La académica Vilardy explicó que muchas veces se entiende
mal a la ciénaga porque se piensa que el elemento fundamental es el intercambio
con el mar y no es así. “Hay que recordar que la Ciénaga Grande hace parte del
delta del río Magdalena, así que los principales aportes de agua dulce le
entran por el Magdalena y por los ríos que bajan de la Sierra Nevada y sí,
claro, hay un intercambio efectivo con el mar, pero no es el más importante. Lo
más importante para el funcionamiento de la Ciénaga es que le entre agua dulce
del río Magdalena y de los ríos que bajan de la Sierra. Todos están
intervenidos”.
Y están intervenidos por múltiples razones: intereses
económicos, sociales y hasta políticos. Por ejemplo, el agua dulce que baja de
la Sierra Nevada es utilizada en distritos de riego y lo poco que
logra llegar
al humedal es insuficiente para mantener su funcionamiento.
“Muchos de los caños del río Magdalena están sedimentados,
otros los usan en las fincas para su aprovechamiento, muchos han sido
intervenidos para la construcción de la carretera que están haciendo paralela
al río. Entonces, las afectaciones son de muchos tipos. Tenemos toda suerte de
talanqueras que bloquean la entrada de agua dulce a la ciénaga”, explicó
Vilardy.
Primera muerte: sin agua dulce. Sin oxígeno.
¿Qué carreteras pasan por la ciénaga? Son dos vías, dos
grandes proyectos de infraestructura. Una, es la vía Ciénaga-Barranquilla que
va bordeando el mar, la cual ya existe, pero hay un proyecto para ampliarla a
doble calzada. Lo que se logró desde el Ministerio de Ambiente y desde la
académica es construir una agenda paralela entre el proceso de los diseños de
la doble calzada y los estudios requeridos para garantizar el intercambio
hidrológico en el complejo de humedales.
“El gran problema para nosotros es la vía que se está
haciendo paralela al río Magdalena que se conoce como la Vía de la Prosperidad.
Una vía lamentablemente famosa porque es el proyecto con más riesgos que se
construye con regalías, según el DNP, y que tiene una inversión cercana al
medio billón de pesos. Pues bien, este proyecto es clave porque es paralelo al
río y por ahí es como el río alimenta la ciénaga”, dijo Vilardy y agregó
—vehementemente— que esa carretera es un “error de diseño porque una vía dique
en una planicie de inundación va en contra de la naturaleza de ese territorio,
esa zona es el área de desborde del río, entonces, al hacer un dique pues
afectan los flujos de la ciénaga. Lamentablemente se ha pensado que el agua del
río Magdalena solamente entra por los caños y se les ha olvidado que todos esos
pantanos están conectados por el suelo”.
Segunda muerte: Dos proyectos de infraestructura, dos
carreteras billonarias.
Con todo este panorama, ¿la Ciénaga Grande podría salir de
la convención Ramsar? Aunque el Gobierno y la academia están optimistas, no se
sabe. Y no se sabe porque precisamente hace un par de semanas miembros de la
comisión visitaron la zona y este mes, harán sus recomendaciones. “No creo que
vamos a perder la categoría Ramsar, creo que el gobierno colombiano en este
momento no se puede dar ese lujo, perder un sitio Ramsar sería catastrófico. Lo
más probable es que la misión nos pida que el país incluya al humedal en de la
lista de Montreux que es la lista de humedales amenazados. Con esto lo que pasa
es que se acepta que la ciénaga está en colapso y que el Gobierno colombiano
tiene que invertir unos recursos adicionales y garantizar su gestión.
Indudablemente, este sería un jalón de orejas necesarios”.
Frente a este tema, el ministro de Ambiente, Luis
Gilberto Murillo, está a la espera, con la incertidumbre que trae una
evaluación en un momento de crisis.
“Hasta que no vea esas recomendaciones de Ramsar no voy a
dejar de estar preocupado porque no sé realmente cómo se van a venir. La
realidad es que a la ciénaga se le acumulado problemas por muchos años. Esto sí
requería de un liderazgo muy importante desde el Ministerio para acompañar a la
región porque los problemas sobrepasaron la capacidad. Yo creo que nos
demoramos un poco en actuar y por eso me preocupa que los expertos del convenio
hagan recomendaciones muy duras, nos pueden hacer un llamado de atención muy
fuerte”, dijo.
Tercera muerte: La posible salida del listado Ramsar.
¿Qué se ha hecho?
Murillo advierte, sin embargo, que en este momento, tienen
todos los convenios en ejecución y que en un año, la ciénaga debe comenzar a
recuperar el oxígeno. “Estuve la semana pasada visitando la región y me
encontré que la temporada de lluvias ha favorecido el balance de agua dulce con
el agua salada y eso mejoró mucho su estado, pero esto es transitorio y
realmente nos corresponde tomar medidas”.
Explicó que se creó, mediante resolución, el Comité de
coordinación para la acción integral de la ciénaga en el que participan los
ministerios de Agricultura y Vivienda, el Fondo Adaptación, la comunidad, la
academia, la Gobernación y los alcaldes. También se activó el comité de control
ambiental en el que están la Policía y la Fiscalía. “Mire, nos pusimos al frente
de esto y por eso vamos a revisar el tema de la autoridad en la ciénaga ya que
se están cometiendo unos delitos que en su mayoría están asociados al uso del
agua”.
Indicó Murillo que también se va a firmar un convenio con
Corpamag para poder tener un sistema de alertas que pueda advertir dónde se va
presentar una emergencia y activar los planes de contingencia. Ese convenio se
suma al que ya tiene Invemar para el monitoreo de la calidad del agua.
Adicional a esto se firmará también con Invemar un convenio para que revise
cuál es el estado actual de la ciénaga y cuál es el modelo hidrosedimentológico
y así determinar dónde hay que hacer limpieza de caños, dónde hay que abrir
unos nuevos y con base en eso, realizar inversiones. Frente a los recursos,
explicó Murillo, entre 2015 y lo que va de 2016 se llegará a una inversión
cercana a los 42.000 millones de pesos.
“Firmaremos un convenio con la Universidad del Magdalena
para que haga un diálogo social con las comunidades que viven en la ciénaga, en
donde habitan cerca de 441.000 personas, porque realmente queremos tener una
visión de cuál debe ser la ciénaga a futuro con la participación de todos. Nos
hemos dado cuenta de que está muy fracturada la comunidad, hay muchos grupos de
interés, entonces necesitamos unirlos”, subrayó Murillo.
Cuarta muerte: Una comunidad fragmentada.
Por último, Julia Miranda, directora general de
Parques Nacionales Naturales, explicó que conoce la dimensión de la
problemática y que en la región no están actuando solos.
“Tenemos claro lo que se debe hacer en restauración como la
eliminación de los jarillones. Nuestra meta es poder recuperar el flujo de agua
dulce completamente. No hay duda de que todas las transformaciones que están
afuera de la ciénaga como los diques y los jarillones; tienen que ser
restaurados y recuperados”.
Frente a la evaluación de Ramsar también está optimismo,
pero espera un regaño. “Para nosotros fue muy importante la visita de la
convención, es una evaluación que vemos con buenos ojos. No creo que nos vayan
a sacar de Ramsar. Eso no va a pasar. No hay duda de la afectación del humedal,
pero también está claro que tenemos muchos planes para su recuperación, está la
hoja de ruta clara”.
Frente al por qué apenas se están tomando estas medidas y el
por qué ahora sí hay claridad sobre cómo garantizar su conservación, Miranda
fue sincera y afirmó que indudablemente las amenazas les cogieron ventaja y
“las autoridades debimos actuar con mucha más contundencia, pero mucha, mucha.
Es impactante lo que pasa allá, debimos haber llegado antes con tanta
contundencia como ahora”.
Quinta muerte: el olvido.
PARÉNTESIS¿QUÉ ES LA CONVENCIÓN RAMSAR?
La Convención sobre los Humedales de Importancia
Internacional, llamada la Convención de Ramsar, es —según información oficial—
el tratado intergubernamental que ofrece el marco para la conservación y el uso
racional de los humedales y sus recursos. La Convención se adoptó en la ciudad
iraní de Ramsar en 1971 y entró en vigor en 1975. “Desde entonces, casi el 90%
de los Estados miembros de las Naciones Unidas de todas las regiones
geográficas del planeta se han adherido al tratado. La lista Ramsar es la red
más extensa de áreas protegidas del mundo. Hay más de 2.200 sitios Ramsar que
abarcan más de 2,1 millones de kilómetros cuadrados”. En Colombia hay seis
sitios que están en esta convención. Se trata de: Sistema Lacustre de Chingaza,
Complejo de Humedales Laguna del Otún, Complejo de Humedales de la Estrella
Fluvial Inírida, Laguna de la Cocha, Delta del Río Baudó, Sistema Delta del Río
Magdalena-Ciénaga Grande de Santa Marta.
OPINIÓNLA PREOCUPACIÓN DE LOS
PESCADORES
MARÍA
VICTORIA CORREA ESCOBAR Soy
periodista y candidata a máster en Humanidades. Me gusta el periodismo que se
hace caminando. El Chocó, la infraestructura y el vallenato son mi ruta. Tomado
de el colombiano
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