viernes, 14 de octubre de 2016

SUCRE ECUADOR PROTEGE PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO

El Sucre protege a sus restos arqueológicos La mayoría de los objetos que se exhiben en el museo de la parroquia El Sucre están dentro de vitrinas. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo Los hallazgos de hace 30 años provocaron el comercio ilegal de estas piezas y migración. Hoy se impulsa el turismo. José Miguel Castillo Marco Aymara regresó por fin a su natal parroquia El Sucre, del cantón Patate en Tungurahua. Estuvo ausente por 15 años, forzado por la búsqueda de un empleo fijo. “Extrañaba las montañas verdes, recorrer la frontera del Parque Nacional Llanganates, la tranquilidad de la campiña y la buena vecindad. Ahora, estamos retomando la organización de varios emprendimientos para que el Ecuador y el mundo sepan más de nosotros”. El Sucre es una zona rural situada a 25 minutos de Patate y a una hora de Ambato. Las 3 vías de acceso están asfaltadas, son estrechas y sinuosas, y se conectan con las carreteras intercantonales Patate-Pelileo y Píllaro-Patate. El agua es abundante, ya sea por los riachuelos de las montañas o por las lluvias, que son continuas y copiosas. Estos factores permitieron desarrollar la agricultura y la cría de ganado que pasta en extensas praderas cerca de las pequeñas casas de tapial, teja, bloque o losa. El Sucre obtuvo fama nacional por los descubrimientos arqueológicos derivados de los entierros Panzaleos y Puruhaes. Estos hallazgos desataron una ‘fiebre’ por las búsquedas nocturnas de sepulcros precolombinos. Así lo refiere Aymara y no puede evitar que se le quiebre la voz, pues esta supuesta época dorada trajo consigo una etapa de “vacas flacas” de la que todavía no se recuperan.
“La gente encontró vasijas, cráneos, huesos y otros restos que luego vendían a los extranjeros. Se llevaban por costales. Toda la gente se dedicaba al saqueo y eso creó enemistad entre vecinos. Por eso, de la noche a la mañana, nos invadieron grupos de intermediarios que compraban objetos de cualquier tamaño y a cualquier precio”. Nadie sabe con exactitud cuántas piezas salieron de esta zona por causa del comercio fraudulento que floreció sin control durante más de 25 años. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo Borrón y cuenta nueva En la última década, los 3.500 habitantes de El Sucre desean dar vuelta a la página de su vertiginoso pasado y ahora quieren cuidar las pocas piezas arqueológicas que aún muestran en el museo. “Este cambio empezó hace unos 8 años cuando el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) intervino y prohibió las excavaciones bajo amenaza de multas y de prisión”, explicó Rosa Chariguamán, teniente político. El año pasado fue inaugurado el Centro Cultural Artesanal Urku Kuri a un costo de $ 500 mil. Es una construcción que muestra una arquitectura andina con el predominio del ladrillo, la teja y el adoquín de piedra en su construcción. Esta obra se complementa con un mirador espectacular desde el cual se observa la belleza sin par de los volcanes Tungurahua y Chimborazo. Esta obra de poco más de una hectárea está ubicada a unos 2.700 m s.n.m. en lo alto de este pueblo con calles adoquinadas y cuyo movimiento comercial le inyecta vida a los fines de semana. Esos días arriban cientos de comerciantes a la plaza central. En Urku Kuri funcionan 4 emprendimientos y cada uno cuenta con su propio espacio o local para trabajar: turismo, gastronomía, artesanías y tejidos. “Estamos laborando en la promoción de nuestra parroquia, no solo de las 85 piezas arqueológicas y un cráneo que hay en el museo. También contamos con otros atractivos como cascadas, lagunas, senderos, miradores, plantas y fauna”, aseguró Elicio Rojas, miembro del grupo de turismo. En opinión de Chariguamán, los descubrimientos arqueológicos, y lo que queda de ellos, les ha servido para impulsar una nueva actividad económica: el turismo comunitario. “Nuestra gente se interesó en ofrecer este servicio no solo para construir el centro cultural, sino también para avanzar en otras actividades como el taller de artesanías en donde un grupo de moradores fabrica réplicas de cualquier pieza que se exhiba en el museo, en el tamaño que prefieran y en diversos precios. Así mismo en la capacitación de guías y de otros servicios como restaurantes, orquidearios y tiendas”. Entre los sitios turísticos que se promocionan están las cascadas Mesa Tablón, Zapalluco y Caneluco. Las lagunas Yanacocha, Surahua y San Borja. Se organizan caminatas por senderos y degustación de morocho, choclos, habas y papas. Las fiestas locales más importantes son las Octavas de Corpus Christi. (I) DATOS El museo de Urku Kuri está abierto los fines de semana y los feriados de 08:00 a 12:00 y de 14:00 a 16:00. El ingreso cuesta $ 1 para adultos y $ 0,50 para niños. También se ofrece alquiler de carpas, bicicletas, binoculares, sacos de dormir y guías comunitarios. La cascada Mesa Tablón es la más alta de la provincia, tiene una caída de 600 metros. Cuentan con 3 lagunas: Surahua, Yanacocha y San Borja, ubicadas a 3 km del pueblo. La vía de acceso es de segundo orden y está en buen estado. En los alrede-dores es posible acampar, ciclear y pescar. Los lugareños aseguran que algunas piezas halladas en esa jurisdicción se encuentran en el museo de Patate, que funciona junto al Santuario del Señor del Terremoto, en el centro de esa ciudad. (I) 

Tomado de diario el telégrafo de ecuador 

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