El Sucre protege a sus restos arqueológicos La mayoría de
los objetos que se exhiben en el museo de la parroquia El Sucre están dentro de
vitrinas. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo Los hallazgos de hace 30 años
provocaron el comercio ilegal de estas piezas y migración. Hoy se impulsa el
turismo. José Miguel Castillo Marco Aymara regresó por fin a su natal parroquia
El Sucre, del cantón Patate en Tungurahua. Estuvo ausente por 15 años, forzado
por la búsqueda de un empleo fijo. “Extrañaba las montañas verdes, recorrer la
frontera del Parque Nacional Llanganates, la tranquilidad de la campiña y la
buena vecindad. Ahora, estamos retomando la organización de varios
emprendimientos para que el Ecuador y el mundo sepan más de nosotros”. El Sucre
es una zona rural situada a 25 minutos de Patate y a una hora de Ambato. Las 3
vías de acceso están asfaltadas, son estrechas y sinuosas, y se conectan con
las carreteras intercantonales Patate-Pelileo y Píllaro-Patate. El agua es
abundante, ya sea por los riachuelos de las montañas o por las lluvias, que son
continuas y copiosas. Estos factores permitieron desarrollar la agricultura y
la cría de ganado que pasta en extensas praderas cerca de las pequeñas casas de
tapial, teja, bloque o losa. El Sucre obtuvo fama nacional por los descubrimientos
arqueológicos derivados de los entierros Panzaleos y Puruhaes. Estos hallazgos
desataron una ‘fiebre’ por las búsquedas nocturnas de sepulcros precolombinos.
Así lo refiere Aymara y no puede evitar que se le quiebre la voz, pues esta
supuesta época dorada trajo consigo una etapa de “vacas flacas” de la que
todavía no se recuperan.
“La gente encontró vasijas, cráneos, huesos y otros
restos que luego vendían a los extranjeros. Se llevaban por costales. Toda la
gente se dedicaba al saqueo y eso creó enemistad entre vecinos. Por eso, de la
noche a la mañana, nos invadieron grupos de intermediarios que compraban
objetos de cualquier tamaño y a cualquier precio”. Nadie sabe con exactitud
cuántas piezas salieron de esta zona por causa del comercio fraudulento que
floreció sin control durante más de 25 años. Foto: Roberto Chávez / El
Telégrafo Borrón y cuenta nueva En la última década, los 3.500 habitantes de El
Sucre desean dar vuelta a la página de su vertiginoso pasado y ahora quieren
cuidar las pocas piezas arqueológicas que aún muestran en el museo. “Este
cambio empezó hace unos 8 años cuando el Instituto Nacional de Patrimonio
Cultural (INPC) intervino y prohibió las excavaciones bajo amenaza de multas y
de prisión”, explicó Rosa Chariguamán, teniente político. El año pasado fue
inaugurado el Centro Cultural Artesanal Urku Kuri a un costo de $ 500 mil. Es
una construcción que muestra una arquitectura andina con el predominio del
ladrillo, la teja y el adoquín de piedra en su construcción. Esta obra se
complementa con un mirador espectacular desde el cual se observa la belleza sin
par de los volcanes Tungurahua y Chimborazo. Esta obra de poco más de una
hectárea está ubicada a unos 2.700 m s.n.m. en lo alto de este pueblo con
calles adoquinadas y cuyo movimiento comercial le inyecta vida a los fines de
semana. Esos días arriban cientos de comerciantes a la plaza central. En Urku
Kuri funcionan 4 emprendimientos y cada uno cuenta con su propio espacio o
local para trabajar: turismo, gastronomía, artesanías y tejidos. “Estamos
laborando en la promoción de nuestra parroquia, no solo de las 85 piezas
arqueológicas y un cráneo que hay en el museo. También contamos con otros
atractivos como cascadas, lagunas, senderos, miradores, plantas y fauna”,
aseguró Elicio Rojas, miembro del grupo de turismo. En opinión de Chariguamán,
los descubrimientos arqueológicos, y lo que queda de ellos, les ha servido para
impulsar una nueva actividad económica: el turismo comunitario. “Nuestra gente
se interesó en ofrecer este servicio no solo para construir el centro cultural,
sino también para avanzar en otras actividades como el taller de artesanías en
donde un grupo de moradores fabrica réplicas de cualquier pieza que se exhiba
en el museo, en el tamaño que prefieran y en diversos precios. Así mismo en la
capacitación de guías y de otros servicios como restaurantes, orquidearios y
tiendas”. Entre los sitios turísticos que se promocionan están las cascadas
Mesa Tablón, Zapalluco y Caneluco. Las lagunas Yanacocha, Surahua y San Borja.
Se organizan caminatas por senderos y degustación de morocho, choclos, habas y
papas. Las fiestas locales más importantes son las Octavas de Corpus Christi.
(I) DATOS El museo de Urku Kuri está abierto los fines de semana y los feriados
de 08:00 a 12:00 y de 14:00 a 16:00. El ingreso cuesta $ 1 para adultos y $
0,50 para niños. También se ofrece alquiler de carpas, bicicletas, binoculares,
sacos de dormir y guías comunitarios. La cascada Mesa Tablón es la más alta de
la provincia, tiene una caída de 600 metros. Cuentan con 3 lagunas: Surahua,
Yanacocha y San Borja, ubicadas a 3 km del pueblo. La vía de acceso es de
segundo orden y está en buen estado. En los alrede-dores es posible acampar,
ciclear y pescar. Los lugareños aseguran que algunas piezas halladas en esa
jurisdicción se encuentran en el museo de Patate, que funciona junto al
Santuario del Señor del Terremoto, en el centro de esa ciudad. (I)
Tomado de diario el telégrafo de ecuador
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