Expertos detectan vacíos en El Bala
San Miguel de El Bala, donde se proyecta la hidroeléctrica del
mismo nombre, al norte de La Paz. | Daniel James Enid López Camacho
El financiamiento, el diseño y la mitigación del impacto
ambiental son algunos de los aspectos sobre los que hay vacíos en el proyecto
hidroeléctrico El Bala, según algunos especialistas que participaron, el
miércoles, de un foro organizado por la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA),
en La Paz. El funcionario del Ministerio de Hidrocarburos que debía presentar
el proyecto El Bala no asistió.
En el foro denominado “Cambio climático en el Madidi”, se
cuestionó el financiamiento del proyecto, porque hasta la fecha el Gobierno no
aclaró qué gestiones se realizan y ante qué instancia, informó el director de
la Fundación Solón y exembajador de Bolivia ante las Naciones Unidas
(2009-2011), Pablo Solón, quien fue uno de los participantes.
En julio de 2015, la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE)
firmó un primer contrato con la empresa italiana Geodata para realizar el
estudio de identificación del proyecto hidroeléctrico El Bala por 24,64
millones de bolivianos, del que hasta la fecha no brindó mayores detalles.
El estudio de diseño técnico y preinversión del proyecto,
también adjudicado a Geodata, debe ser entregado en un plazo de 15 meses. De
ser aprobado, la ejecución de la hidroeléctrica demandará una inversión de más
de 6.000 millones de dólares con un plazo de cinco a seis años.
En el foro en el que participaron expertos en biología,
hidráulica, hidrología y antropología, también se observó el diseño que
contempla el estudio de identificación del proyecto hidroeléctrico El Bala que
no hace alusión a la línea de transmisión de energía.
Según la información oficial difundida por ENDE, el proyecto
hidroeléctrico El Bala prevé inyectar al Sistema Interconectado Nacional (SIN),
3.676 megavatios (MW) de potencia y se convertirá en el proyecto de generación
más importante del país.
“Los costos van a ser mayores a los que se dicen porque no
se ha incluido, por ejemplo, el tendido de las líneas de transmisión de
electricidad hasta Collawasi, Brasil,
que es más de 300 kilómetros”, sostuvo Solón.
Al evento fueron invitados representantes del Ministerio de
Hidrocarburos y Energía y del Ministerio de Medio Ambiente y Aguas, pero no
asistieron.
Otro de los puntos que se analizó fue el impacto ambiental
que generará la represa Chepete. Al margen del área de inundación, los expertos
observaron que la ficha ambiental no contempla la emisión de gases de efecto
invernadero.
Para Solón, el estudio de identificación del proyecto
hidroeléctrico no contempla medidas concretas para preservar la biodiversidad
de la región. Añadió que el ascensor y la escalera para peses “no serían
soluciones” para enfrentar el problema que generará la inundación de 679.98
kilómetros cuadrados.
De los 6.337 millones de dólares presupuestados para la
construcción de la hidroeléctrica Chepete, sólo el uno por ciento está
destinado a mitigar el impacto ambiental, según el estudio de identificación
del proyecto divulgado por la Fundación Solón. Además, la construcción de la
represa Chepete, causará que un total de 53 localidades, 1.604 viviendas y
3.359 habitantes serán relocalizados para la construcción de la represa del
Chepete que forma parte del proyecto
hidroeléctrico El Bala, según un cruce de datos realizado por el Cedib, en base
a datos referenciales publicados en Geobolivia, que utiliza información del
INE, contrastados con la ficha ambiental del proyecto.
LAS REPRESAS Y LOS GASES CONTAMINANTES
Un estudio de la revista BioScience, citado por BBC Mundo,
asegura que 1,3 por ciento de los gases de efecto invernadero del mundo
provienen de los embalses y represas construidos por el hombre, ya sea para
generar electricidad, tener agua potable u otros fines; llegando a generar
1.000 millones de toneladas anuales de gases contaminantes.
En el caso de los embalses, los expertos creen que son
fuente importante de metano, un gas con efecto invernadero que, si bien tiene
una vida corta en la atmósfera, en un siglo es 34 veces más potente que el
dióxido de carbono.
La semana pasada, el Instituto de Oceanografía Scripp, en
EEUU, anunció que los niveles de CO2 en la atmósfera superaron las 400 partes
por millón (ppm), por lo que había pocas esperanzas de regresar a los niveles
de seguridad de 350 ppm.
Según la BBC Mundo, los expertos científicos creen que
mantener la concentración de gases de efecto invernadero por debajo de las 400
ppm es vital para evitar que la temperatura del mundo suba por encima de los 2
grados Celsius con respecto a la era preindustrial. Tomado d e los tiempos de Bolivia
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