SOSTENIBILIDAD URBANA (SU) EN CLAVE DX Manuel Ludueña
El encanto de las máscaras está en su apariencia y en la
representación que interpreta el observador. Es promotora de emotividad, de
sensibilización y cuenta de antemano con la complicidad y ensoñación del
espectador. Es parte de una actuación cargada de intenciones y simbolismos,
convertidos en arquetipos del inconsciente colectivo e individual y representan
los temores y aspiraciones de una comunidad con criterios socioculturales
compartidos. No es una propaganda, que procura vender algo distinto de si mismo,
algo que no es. Tampoco es un sofisma, que en su discurso se desentiende de lo
verificable, con tal de lograr, sutilmente, la aprobación de algo diferente de
lo que se cree.
El uso de las máscaras es un modo de expresión para
sintetizar y precisar al mismo tiempo el mensaje que se desea transmitir.
El planeamiento, en un sentido amplio y poco académico,
tiene sus máscaras: planos, mapas, esquemas, grillas, cuadros, slogans,
normativas. Lo peligroso es cuando en el proceso de desarrollo de sus instrumentos
se propagandiza para que se “compren” problemas inexistentes o soluciones
innecesarias, o cuando se difunden discursos sobre soluciones sin tener las
competencias institucionales o se diagnostica sobre aspectos que jamás se
podrán resolver por esa vía o localmente.
Pensando en las apariencias, en las confusiones que se
deslizan, en el amague permanente de mejoras que no siempre llegan, en
expresiones voluntaristas que, finalmente,
logran lo contrario, es que se pretende presentar a las principales representaciones
de la sostenibilidad urbana en clave D antes de que nos podamos confundir de
máscaras ante el planeamiento de la ciudad.
SU en clave D
La libertad de expresión, el debate explícito, la tolerancia
y la voluntad de alcanzar consensos para actuar son algo más que el mero hecho
de votar; así como la corresponsabilidad. Son bienes públicos poco
implementados. La democratización de las entidades públicas y privadas es
inherente a alcanzar el involucramiento social. La ciudad es donde conviven sus
habitantes, no donde algunos sobreviven y otros condicionan la vida del resto.
La ciudad es para que todos podamos vivir, co-construirla, cuidarla,
responsabilizarnos. No solo todos somos iguales ante la ley, también somos
todos iguales en vivir y opinar, aunque cada uno lo haga de modos diferentes.
En igual sentido, en relación al futuro de la ciudad y la salud, se puede citar
la recomendación de la Organización Mundial de la Salud "promover las
discusiones y deliberaciones entre los dirigentes municipales y los ciudadanos,
con miras a adoptar medidas que contribuyan a mejorar políticas, actitudes y
comportamientos en relación con algunos de los aspectos de la urbanización más
perjudiciales para la salud" ([1]). Democratizar es clave.
SU en clave D
Toda persona, por su condición humana, debe poder realizarse
para tener una vida digna ([2]) y una relación integrada entre la persona y la
sociedad -consecuencia necesaria de la naturaleza humana-. Progresivamente se
han reconocido los derechos a la vida, a la integridad física, civiles y
políticos, con la libertad, los derechos económicos, sociales y culturales, con
el principio de igualdad, los derechos que precisan para su realización de la
cooperación a nivel planetario como la paz, la calidad de vida o las garantías
frente a la manipulación genética, vinculadas con el principio de la
solidaridad, y, más recientemente, como el derecho al medio ambiente, la
bioética y las nuevas tecnologías, vinculados con el ser humano en tanto
especie. Cada uno de ellos tiene un proceso producto de movimientos y
organizaciones sociales. Cada uno de ellos en proceso por alcanzarse en todos
los países.
En ese contexto, la Nueva Agenda Urbana (UN, Hábitat III
2016, Quito) se fundamenta en que todas las personas gocen de la igualdad de
derechos y oportunidades, con respeto por sus libertades fundamentales,
reconoce los “esfuerzos de algunos gobiernos nacionales y locales para
consagrar este ideal, conocido como “el derecho a la ciudad”, en sus leyes,
declaraciones políticas y cartas” en ciudades donde se cumpla “su función
social, entre ellas la función social y ecológica de la tierra”, se aliente “la
participación; promueven la colaboración cívica; generan un sentimiento de
pertenencia y propiedad entre todos sus habitantes; otorgan prioridad a la
creación de espacios públicos seguros, inclusivos, accesibles, verdes y de
calidad que creen las condiciones adecuadas para las familias”, reconociendo
tres principios interrelacionados: no dejar a nadie atrás, asegurar el
desarrollo de economías urbanas sostenibles e inclusivas, y garantizar la
sostenibilidad del medio ambiente, promoviendo el uso de la energía no
contaminante y el uso sostenible de la tierra y los recursos en el desarrollo
urbano. Todos ellos, requieren el respeto mutuo y asumir las obligaciones
emergentes. Los Derechos Humanos son clave.
SU en clave D
El desarrollo es un proceso económico, social, cultural y
político, que tiende al mejoramiento constante del bienestar de toda la
población y de todos los individuos sobre la base de su participación activa,
libre y significativa en la distribución justa de los beneficios que de él se
derivan ([3]), es el derecho que debe ejercerse en forma tal que responda
equitativamente a las necesidades de desarrollo y ambientales de las
generaciones presentes y futuras ([4]), la mejora de la calidad de vida dentro
de los límites de los ecosistemas ([5]). El desarrollo es una búsqueda
cualitativa, no cuantitativa, que se traduce en la sostenibilidad urbana como:
i/ principios de regeneración y asimilación: el acopio o recolección o uso de
bienes materiales/ energía deben ser iguales a la cantidad de los mismos
materiales/ energía que se regeneren; y,
la emisión de residuos deben ser iguales a las capacidades naturales de
asimilación de los ecosistemas a los que se emiten esos residuos. No se trata
de maximizar el precio de los productos sino de evitar superar el máximo
biológico; ii/ creación de sustitutos renovables: los recursos no renovables,
que no pueden mantenerse intactos, sería posible utilizarlos de modo limitado
en función de la creación de sustitutos renovables, asegurando la pervivencia
de la capacidad de los ecosistemas para absorber desechos; iii/ mayor
productividad de los recursos: aplicación de tecnologías que den prioridad a
aquellas que aumenten la productividad de los recursos, el volumen de valor
extraído por unidad de recurso, en lugar de las que incrementen la cantidad
extraída de recursos. El desarrollo es clave.
SU en clave D
Jacques Cousteau, investigador sobre la vida en la
Tierra, estudió como la modificación de
la vida de una especie podía significar una ruptura natural que pudo haber
llevado decenas de años o incluso siglos en su aparición, por lo cual difundió
la relevancia de que las pequeñas acciones pueden tener sobre el futuro del
medio. La diversidad es una noción que hace referencia a la diferencia, la
variedad, la abundancia de cosas distintas o la desemejanza. Por extensión, la
convivencia e interacción entre las distintas culturas en las ciudades,
respetado tanto por otras personas como por las autoridades, requiere asegurar
la diversidad cultural. Asimismo, la diversidad biológica, puesto que del
equilibrio ambiental dependen los diferentes
organismos vivos y las relaciones que se establecen entre ellos y su entorno,
en tanto la diversidad ecológica, es
decir, la variedad de especies que existen en un mismo hábitat, analizando la composición del paisaje, la variedad de
especies que residen allí y las influencias que unas proyectan sobre las otras
y la forma en que las acciones pueden modificar el medio natural. Igualmente la
diversidad funcional, entre los miembros de la ciudad donde cada uno tiene
determinadas capacidades; es esencial la independencia en todos los ámbitos de
la vida cotidiana: educación, trabajo, edificación, transporte, comunicación,
información, ocio, etc. contando cada persona con las herramientas que precise
para desarrollarse en esos ámbitos, de manera que tome el control de su propia
vida. En términos de las actividades urbanas también abarca múltiples
realidades y diferentes escalas, todas ellas con un denominador común: la
diversidad de componentes y de relaciones que se producen simultáneamente en el
espacio de la ciudad, es decir, la diversidad de usos, la diversidad
socioeconómica, la diversidad morfológica, la diversidad de equipamientos que
facilitan la diversidad cultural, la diversidad biológica, la diversidad
ecológica y la diversidad funcional. La diversidad urbana es clave.
SU en clave D
La clara oposición entre la desregulación de las actividades
urbanas en el Área Central –que posibilita el desplazamiento de las actividades
residenciales- y las crecientes inversiones públicas para optimizar la
accesibilidad a la misma, alienta la ampliación del Área Central, el aumento
del precio de la tierra y la intensificación de la capacidad constructiva, al
crecer actividades más especializadas, con mayor rentabilidad, tal como
servicios financieros y profesionales, comercios suntuosos, hotelería y
actividades complementarias. Movimientos que se retroalimentan con la expansión
metropolitana facilitada por la habilitación de tierras rurales para viviendas
residenciales suntuosas, prestación de servicios crecientes y medios de
comunicación que facilitan los
desplazamientos pendulares individuales –autopistas transitadas, entre la
periferia y el Área Central, con automóviles ocupados por una sola persona-.
Quizás se trate de la mayor insostenibilidad del Área Metropolitana Buenos
Aires y el mayor costo global por carecer de directrices y estrategias
metropolitanas comunes entre las jurisdicciones de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, la Provincia de Buenos Aires y los Municipios del área.
La desconcentración del Área Central en otros centros de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires es indispensable para alcanzar una mejor
distribución de las actividades y la población con inmediatos resultados en la
disminución de la distancia de los desplazamientos, la menor emisión de gases
con efecto invernadero y consumo de energía, la drástica disminución de la
contaminación atmosférica y el congestionamiento automotriz del Área Central,
así como la mejor funcionalidad para las actividades turísticas y el movimiento
portuario y ferroviario en general. Asimismo, es indispensable limitar
selectivamente el crecimiento del Noreste con el mismo fin, alentando
desplazamientos residenciales intra-urbanos a medida que se mejoran las
condiciones de habitabilidad del Sur de la ciudad. La desconcentración es
clave.
SU en clave D
El Área Metropolitana tiene diferentes densidades, las más
bajas están en la periferia con infraestructura, servicios y equipamientos
parciales y en los subcentros y centro se encuentran las mayores densidades,
así como, siguiendo la tendencia de la economía urbana, se densifican las
principales vías de transporte que relacionan la periferia con el Área Central.
Solo las áreas intermedias tienen una densidad media con infraestructura,
servicios y equipamientos, a diferencia de la periferia, y carecen de problemas
serios de tránsito y de contaminación atmosférica que si tiene el Área Central
y los corredores del transito motorizado.
El uso creciente de los automóviles particulares genera una
enorme presión sobre el espacio público, facilitado por un deficiente sistema
de transporte público que se substituye con modos alternativos. Si bien el uso
irresponsable de los automóviles, por tener una ocupación promedio próxima a 1
persona por auto, es un obstáculo, así como la deficiente prestación del
servicio de transporte público, es la alta centralidad –alta densidad
poblacional diurna y alta capacidad constructiva con espacios públicos
reducidos- la que induce cotidianamente al incremento de los viajes pendulares
con enormes pérdidas diarias de horas hombre. Facilitar el ingreso al Área
Central con alta densidad de empleo y de usuarios es contraproducente, puesto
que se re-congestiona permanentemente, y limita el desarrollo de subcentros.
La densidad poblacional y la capacidad constructiva o la
densidad edilicia no solo deben guardar relación con la infraestructura soporte
y la prestación de servicios públicos sino, también, con la diversidad de
equipamientos públicos. La inexistencia de metas de acompañamiento con la
densificación poblacional, debido al incremento de construcciones privadas y
públicas, sin equipamientos públicos básicos –educación, salud, seguridad,
recreación- promueve condiciones de vida
no equitativas en la ciudad –por expulsión y con privatización de los servicios
otrora públicos-.
La diversidad de densidades coadyuva con la diversidad de
actividades, así como con distintas manifestaciones económicas, de estilos y de
intenciones. Densificar como un estándar en función de la infraestructura, por
el contrario, puede ser una regulación que lleva a acelerar la demolición del
patrimonio histórico y a evitar mejorar su acondicionamiento como primer
instancia en términos de sostenibilidad (rehabilitación barrial).
Asimismo, la densificación “per se” es solo un instrumento
inmobiliario para aumentar el precio de la tierra y desplazar a los “vecinos”,
pero puede tener otras consecuencias no deseables que se agregan a la falta de
equipamientos equitativos generando nuevos déficits. Entre ellas: la
disminución de la seguridad vial al incrementarse la densidad de vehículos
motorizados; consecuentemente, el aumento de ruidos y el nivel de contaminación
atmosférica, así como los costos operativos –semáforos, señalizaciones
verticales y horizontales-; la anomia y afectaciones serias de la salud en las
altas densidades.
Quizás, la densidad sea una de las regulaciones más
delicadas que suele manejarse como atributo para la dotación de infraestructura
o viceversa, en función de la infraestructura existente y proyectada se
establece la densidad como una variable que luego desaparece por medio de
indicadores meramente morfológicos y con requisitos para cada local de los
edificios que nunca se verifican. En este caso se propone considerarla en relación
al medio ambiente y la interdependencia entre las actividades -sus alturas y
sus distancias- y el espacio público, que se correlaciona con las soluciones a
las críticas formuladas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las
observaciones de diversos estudios sobre los efectos de la contaminación
atmosférica y auditiva en relación con la densidad. Así, la OMS recomienda
incorporar a la salud como eje de las políticas urbanísticas, puesto que los
entornos urbanos tienden a desalentar la actividad física, la cual se ve
obstaculizada por factores urbanos como el hacinamiento, el gran volumen de
tránsito, la mala calidad del aire y la falta de espacios públicos seguros y de
instalaciones recreativas distribuidas ([6]). Con relación al nivel de ruido,
el tránsito automotor tiene mayor incidencia en el Área Central, así como en
las principales vías de circulación ([7]), que presentan concentración de
comercios, con mayores movimientos de personas y, por ende, una mayor densidad
de tránsito, en especial, automotor ([8]). Asimismo, y contradictoriamente, la
alta densidad implica vulnerabilidad creciente y mayores gastos del presupuesto
municipal para dichas áreas en detrimento del resto del territorio. La densidad
eco-urbana es clave.
SU en clave D
Es indispensable en términos de gobernabilidad con una
visión prospectiva de largo plazo –compatible con el desarrollo sostenible-
comprender profundamente el uso
responsable de los recursos naturales, regular la perdurabilidad de las
construcciones de edificios, infraestructuras y espacios públicos y privados,
promover la rehabilitación barrial y la protección de los bienes patrimoniales.
El mantenimiento urbano es el mayor de los gastos municipales inerciales y, en
muchos casos, incrementado por adoptar “nuevas tecnologías” inconsistentes con
la durabilidad, al ser simples parches que transforman en precario el estado de
la materialización del espacio urbano. La durabilidad es clave.
SU = 7D o Hydra
Hydra, el monstruo de las 7 cabezas, presente en la
mitología griega y símbolo del poder de los 7 reyes en el Apocalipsis, sería,
también, el monstruo contemporáneo que representa la insostenibilidad urbana:
autoritarismo, desconocimiento de la vida, crecimiento, homogeneización, concentración,
densificación y precariedad. Se propone hacer el trabajo de Hércules de:
descabezar al monstruo con más democracia, plenos derechos humanos, desarrollo
como valor cualitativo, diversidad global, densidad eco-urbana y durabilidad.
Las 7D son clave para la Ciudad Autónoma y el Área Metropolitana Buenos Aires.
Manuel Ludueña, Buenos Aires, enero 2017
[1] http://www.who.int/bulletin/vo lumes/87/2/09-062836/es/
[2] «sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma,
religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o
social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición», artículo 2
de la Declaración Universal de Derechos
Humanos (UN, 1948).
[3] UN (1986), Declaración sobre el derecho al desarrollo.
[4] UN (1992), Declaración de Río sobre Medio Ambiente y
Desarrollo, artículo 3.
[5] Unión Mundial de Conservación de la Naturaleza (1991).
[6] Según la OMS, CABA alcanzó los 30 microgramos por metro
cúbico en 2012. Para la OMS, el promedio anual no debería superar los 20
microgramos por m3. En abril de 2014, la OMS publicó nueva información que
estima que la contaminación atmosférica fue responsable de la muerte de unos
3,7 millones de personas menores de 60 años en 2012. El organismo subrayó
además que la contaminación del aire interior y exterior combinados se
encuentran entre los mayores riesgos para la salud en todo el mundo;
http://www.lanacion.com.ar/169 8471-medio-ambiente-una-ciudad
-con-buenos-aires-pero-no-tant o; http://www.clarin.com/sociedad /OMS-contaminacion-Ciudad-pued
e-salud_0_1134486603.html.
[7] “Buenos Aires, malos ruidos… Esto es lo podría decirse
de la capital argentina considerando que, según la Organización Mundial de la
Salud, es la ciudad más ruidosa de América Latina, una región donde la competencia
por este título parece fuerte”. http://news.bbc.co.uk/hi/spani
sh/science/newsid_5324000/5324 434.stm
[8] http://www.atlasdebuenosaires.
gov.ar/aaba/index.php?option=c om_content&task=view&id=392&It
emid=200&lang=es
TOMADO DE ENVIO EN RED FOROBA POR JORGE MAYA
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