Brasil frena hidroeléctricas por daño y Bolivia insiste en
su avance
Trabajadores realizan estudios de suelo en el Estrecho de El
Bala. | Alex Villca
Una vista panorámica de la binacional río Madera. |
Ministerio de Comunicación
Por Roger Medina Candia
Mientras el Gobierno de Brasil, el tercer productor mundial
de energía hidroeléctrica, anunció, en diciembre de 2017, la suspensión de los
proyectos hidroeléctricos en la Amazonía por el impacto socioambiental, el presidente
Evo Morales ratificó el pasado 22 de enero que se avanzará en los megaproyectos
nacionales que permitirán generar 6.000 megavatios (MW) hasta el 2025.
Los analistas en energía consultados por este medio
advirtieron que la construcción de las hidroeléctricas el Chepete-El Bala,
Rositas, Binacional Río Madera y Cachuela Esperanza, proyectados para exportar energía a Brasil,
generarán una dependencia económica con este mercado.
En 2016, el por entonces ministro de Hidrocarburos y Energía
de Bolivia, Luis Alberto Sánchez, informó que el Gobierno desarrollará 21
proyectos hidroeléctricos en todo el país, con la perspectiva de generar 10.936
MW de energía hasta 2025, con una inversión de 25.400 millones de dólares.
El pasado 4 de enero, el secretario ejecutivo del Ministerio
de Minas y Energías de Brasil, Paulo Pedrosa, explicó al diario O Globo, citado
por el portal El Espectador, que se cambiará las políticas hidroeléctricas en
la Amazonía por los impactos sociales y
ambientales que generan los megaproyectos.
“No tenemos un prejuicio en contra de los grandes proyectos
hidroeléctricos, pero tenemos que respetar las visiones que tiene la sociedad
sobre los mismos, y eso implica restricciones”, sostuvo Pedrosa.
Asimismo, adelantó que Brasil abandonará la construcción de
la hidroeléctrica de São Luiz do Tapajós, que inundaría parte de la reserva
indígena de Munduruku.
“No estamos dispuestos a llevar a cabo acciones que
enmascaren los costos y riesgos de los proyectos hidroeléctricos”, añadió.
Por su parte, el presidente Evo Morales aseguró, en su
discurso ante la Asamblea Legislativa Plurinacional del pasado 22 de
enero, que nuestro país tiene el desafío
de convertirse en el centro de Sudamérica,
También dio por hecho la construcción del megaproyecto
hidroeléctrico Chepete -El Bala y minimizó los rechazos a esta obra estimada en
más de 6.000 millones de dólares.
“Vamos a generar 6.000 megavatios (mw) a través de centrales
hidroeléctricas, 356 a través de energías alternativas, extender 7.400
kilómetros de líneas de transmisión”, dijo.
Al respecto, la investigadora de la Plataforma Energética,
Silvia Molina, explicó que la Comisión Mundial de Represas, dependiente del
Banco Mundial (BM), advirtió en el 2000 de los impactos de las grandes
centrales hidroeléctricas en los bosques tropicales y Amazonía, como
inundaciones, desplazamientos y segregación de pueblos indígenas. Agregó que
Brasil padeció sus consecuencias.
Finalmente, el director de la fundación Solón, Pablo Solón,
cuestionó la permanencia de los proyectos bolivianos. “No se puede
entender por qué si el Brasil está
abandonado proyectos megaeléctricos que no serían competitivos, nosotros como
Bolivia estaríamos haciendo exactamente lo contrario, estaríamos dando nuestro
futuro a estos grandes proyectos”, afirmó.
6.000 megavatios es la potencia de energía que el Gobierno
busca generar con los proyectos hidroeléctricos con miras a la exportación.
POTENCIAL NO ALCANZA
PARA CONVERTIRSE EN EL CORAZÓN ENERGÉTICO DE LA REGIÓN
El presidente de la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE
Corporación), Joaquín Rodríguez, estimó que Bolivia tiene un potencial para
generar más de 40 mil MW.
Por su parte, el secretario ejecutivo del Ministerio de
Minas y Energía de Brasil, Paulo Pedrosa, dijo que Brasil podría producir 50
gigavatios de energía adicionales a los 59 que ya tiene instalados para el año
2050, sólo el 23% de las megarrepresas que tendrían que construirse para
cumplir esta meta no afectarían reservas indígenas y áreas de reserva natural.
“No se puede entender
por qué si el Brasil está abandonado proyectos megaeléctricos que no
serían competitivos, nosotros como Bolivia estaríamos haciendo exactamente lo
contrario, estaríamos, dando nuestro futuro a estos grandes proyectos”, afirmó
por su parte el director de Fundación Solón, Pablo Solón.
Para la investigadora de la Plataforma Energética, Silvia
Molina, Bolivia no considera los cambios recientes en las políticas energéticas
de Brasil.
También señaló que el proyecto hidroeléctrico Rositas, que
generará 60MW, una vez concluido contribuirá a las aspiraciones del presidente
Morales. Asimismo, añadió que el proyecto Río Madera, con un potencial de 3.000
MW y una inversión de 3.750 millones de dólares, permitirá concluir la meta de
incrementar la generación eléctrica nacional.
Destacó el desarrollo del proyecto Cachuela Esperanza, con
un potencial de 990 MW y con una
inversión de 2.475 millones de dólares.
“Producimos menos del 3 por ciento de la energía de todo el
continente, pensar que vamos a ser el centro energético es realmente soñar”,
consideró Molina.
Indicó que los reiterados problemas registrados en proyectos
hidroeléctricos en diferentes puntos de país evidencian la ausencia de
planificación energética.
“Habría que preguntarse cómo se los está llevando adelante
en términos de estudios, diseños y transparencia”, dijo. TOMADO DE LSOS TIEMPOS DE BOLIVIA
NOTA esta redacción fue
muy crítica con las represas cuando el Presidente Lula las anuncio , no son de
rio de montaña sino de llanura, lo que significa inundar miles de hectáreas en
forma permanente
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