domingo, 14 de enero de 2018

GENTE DE LA CALLE

 Una vida de adicciones, decepción y amistades que continúa latente
Cochabamba
Un recolector de botellas de plástico del puente Muyurina muestra a dos de sus perros más pequeños, la semana pasada. | Daniel James
Jóvenes observan un grafiti a espaldas de las camas donde duermen, bajo el puente Recoleta. | Daniel James
Un joven que solía vivir en los puentes trabaja limpiando parabrisas. | Daniel James
Por Sabrina Lanza
Como pocos, Julián dejó de hacerse preguntas y se dijo a sí mismo que el lugar donde se encuentra es parte de su destino. Casi sin noción del tiempo y con el continuo sentimiento de decepción, duerme sin temor bajo el puente Muyurina.
Oculto entre frazadas y edredones que lo protegen del frío, ningún visitante logra distinguirlo a primera vista. A su alrededor, cuatro cachorros duermen plácidamente. Cuando alguien se asoma, despierta con sorpresa. Mientras, sus guardianes —otros perros más grandes— ladran a todo pulmón, ahuyentando a la posible amenaza.

Segundos después, abre los ojos y su mirada recibe con calma a los visitantes. Tomado de los tiempos de Bolivia 

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