E l Ministro Etchevere entre ríos de glifosato
Por Osvaldo Nicolás Pimpignano
Primera parte
Hace poco tiempo, me ocupé de la problemática que acarrean las
“Modificación de las prácticas
agrícolas.” En la misma comentaba que la agricultura ha cambiado sus reglas
dramáticamente, ya que del cultivo tradicional, que alguna vez nos dio el
título de granero del mundo, donde los cultivos se rotaban para mejorar y
conservar los suelos, hemos pasado a los actuales agronegocios, manejados no
por agricultores, sino por fondos de inversión que compran o arriendan grandes
extensiones de campos, para producir con métodos que podríamos
denominar
industriales.
La principal modificación introducida en las prácticas agrícolas,
es la falta de rotación de cultivos para la conservación de los suelos, ya no
se arán los terrenos, se utiliza la llamada siembra directa que compactan los
suelos, impidiendo la adecuada absorción del agua de lluvia que a juicio de
algunos especialistas justifica las recientes inundaciones que sufrieron en un
momento 14 provincias Argentinas. Solo se cultivan aquellos granos que tienen
mayor demanda en el mercado, independientemente si los mismos son los que
requiere la alimentación humana.
Estamos viviendo una paradoja, cada año, según la FAO aumenta la
producción de granos y al mismo tiempo aumenta el hambre en el mundo. Los
agronegocios requieren obtener de cada hectárea cultivada el mayor rédito
económico, para esto solo cultivan lo que mayor precio tenga en el mercado y
para esto apelan a semillas modificadas y grandes cantidades de agroquímicos, o
como afirma los damnificados por estas prácticas, “agrotóxicas”.
Y aquí está el núcleo de la discusión. Quienes llevan adelantes
este tipo de explotación agrícola, que requieren de fertilizantes, pesticidas y herbicidas químicos aseguran que
las mismas son inocuas, que no causan ningún daño ni al ambiente ni a las
personas que habitan las zonas rurales. Recientemente fue nombrado Ministro de
Agroindustria de la Nación un terrateniente entrerriano, Luis Miguel
Etchevehere, quien fuera hasta ese momento titular de la Sociedad Rural
Argentina, (SRA), el más importante
nucleamiento de ruralistas de Argentina y habló de diversos temas vinculados a su
cartera entre los que defendió el uso de ciertos químicos como el glifosato.
“Vamos a continuar con las políticas que está llevando adelante la
Argentina, de buenas prácticas en las aplicaciones. Incluso, la palabra
agrotóxicos es un poco agresiva. Son productos fitosanitarios que se utilizan
para mejorar la producción ni más ni menos que de alimentos”, definió
Etchevehere. Sin intención de polemizar
con el Ministro recuerdo que la OMS clasifica al glifosato como cancerígeno.
Además los dichos del flamante Ministro parecen estar desmentidas
en los hechos. Hace unos años un mapeo epidemiológico realizado en un barrio de
las periferias de la ciudad de Córdoba, demostró que estas prácticas son
perjudiciales para la Salud. En el barrio Ituzaingó, el mapeo realizado por los
vecinos demostró, que muchos de sus habitantes tenían acumulación de estos
tóxicos y los enfermos y fallecidos por cáncer eran mucho mayores que el
promedio estadístico. Esta recogida de pruebas
llego a la justicia quien
condenó a tres personas por esto.
Tampoco está de acuerdo con el ministro su coterráneo, el senador
provincial Exequiel Blanco (Departamento Tala) quien presentó un proyecto de
ley para prohibir “el uso, aplicación, almacenamiento, distribución y
comercialización del producto llamado glifosato, y toda aquella composición que
lo contenga”.
Una investigación publicada por la revista internacional
Environmental Pollution y realizada por científicos del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) reveló que el herbicida
glifosato no hace más que acumularse en los campos argentinos, principalmente
en la provincia de Entre Ríos y Urdinarrain encabeza el ranking mundial.
Simultáneamente en otras regiones de nuestro país, se producen
situaciones semejantes, por sus condiciones productivas, Santa Fe registra una
cantidad de denuncias de fumigaciones que no respetan los límites de seguridad
entre los sembradíos y los pueblos, y en particular, las escuelas rurales,
también en la Pampa Húmeda sur aparecen las quejas. Recientemente una
publicación francesa investigó el caso y en la ciudad de Rojas encontró que
Guillermo Arejo Fischnaller, realiza campañas a través de redes sociales
y reuniones ciudadanas para concientizar a la gente acerca de los peligros de
la agricultura intensiva.
“¿Inocuo? ¿El glifosato? Pregúnteselo a los argentinos. En veinte
años, la Pampa húmeda fue colonizada por cultivos transgénicos de soja, trigo y
maíz y bombardeada de glifosato, provocando un terrible daño a la salud de
niños y adultos” afirmo Fischnaller.
Y agrega la publicación. “Cánceres, malformaciones, trastornos de
la tiroides se multiplican”, mientras que los suelos pierden vida pues dejan de
absorber el agua de lluvia, que termina inundando campos y pueblos y transmiten
los contaminantes al agua subterránea y a los ríos. El colmo de los colmos: el
herbicida que se supone que mata todas las malezas no deseadas ha engendrado
más de 30 variedades que ahora son resistentes a ella. El Viaje al país del «
milagro glifosato » que se convirtió en una pesadilla…”(1)
Ya en marzo de 2015, la Agencia Internacional para la
Investigación del Cáncer (IARC), que forma parte de la Organización Mundial de
la Salud (OMS), concluyó que "existe evidencia suficiente" para
relacionar al glifosato con, precisamente, la proliferación de la enfermedad.
Pero en el terruño del Ministro Etchevehere también se cuecen
habas.
El foco de atención recaló recientemente en Concepción del
Uruguay, Entre Ríos, donde se desarrolló un juicio por intoxicación de una
maestra y cinco alumnos ocurrida en diciembre de 2014, que condenó a un año y 6
meses de prisión en suspenso a los tres imputados por una fumigación aérea
sobre la Escuela Nº 44 República Argentina de Colonia Santa Anita.
El tribunal, condenó a los tres imputados, el presidente de la empresa fumigadora de
Villaguay, Aero Litoral SA, Erminio Bernardo Rodríguez; al dueño que contrató
el servicio, José Mario Honecker; y al piloto que manejaba la aeronave, César
Martín Visconti, por “lesiones leves culposas y contaminación ambiental
culposa”, por realizar la tarea en los alrededores de la escuela en horario de
clase.
Pero si esto no fuese suficiente, el pasado 19 de Noviembre el
diario porteño Tiempo Argentino publicó una nota con un título impactante, (por
no afirmar que aterrador), “Gualeguaychú la ciudad que no toma agua de la
canilla por miedo al cáncer”
En Gualeguaychú ya nadie toma agua de la canilla. Muchos hasta
dejaron de bañarse en el río. Una mujer reconoce que siente miedo hasta de
respirar. Ninguno que conozca su historia se atrevería a decir que está
exagerando cuando relata que, su hija Antonella González tenía la vida que
quería tener a los nueve años. Antonella era tratada por asma y viajó a Santa
Fe en busca de una segunda opinión, el
médico que la reviso "Con sólo
tocarla se dio cuenta de que tenía el bazo inflamado y que debía internarla de
inmediato porque podía ser leucemia". De regreso a Entre Ríos La madre de
la niña recurrió un médico privado quien confirmó el diagnóstico. Sucede que en el hospital de Gualeguaychú no se
registran niños con cáncer, no hay una
lista de chicos que hayan sido diagnosticados alguna vez, pero tampoco hay
oncopediatras, una buena razón para no
contar con una nómina de enfermos, El médico le dijo “hasta acá llegué” y le
aconsejó que la llevara a Buenos Aires.
"Los tipos de
tumores que crecieron pueden estar relacionados con los agroquímicos"
Héctor Aracena tiene 60 años, es jefe del Servicio de Oncología
del Hospital Centenario, de Gualeguaychú, y responsable del Registro Provincial
de Tumores de Entre Ríos para la Zona 4, que comprende Gualeguaychú, Gualeguay,
Urdinarrain, Paranacito e Islas del Ibicuy. Avisa que él no hace Oncopediatría,
sino que se ocupa sólo de los adultos, y con esa aclaración revela un dato
importante: en toda la provincia no hay especialistas que traten el cáncer en
niños y en consecuencia no hay estadísticas.
El registro de los casos en Entre Ríos (solo de adultos) se creó
en 2001. Desde entonces se publican a través del Instituto Nacional del Cáncer.
Pero el último informe completo es del año 2012.
"En 2001 teníamos en Gualeguaychú 270 nuevos casos por año.
En 2012, esa cifra trepó a 460 (un aumento del 70 %). Eso quiere decir que hay
más de un nuevo caso de cáncer por día", explica Arocena.
El oncólogo destaca que la incidencia (aparición de nuevos casos)
del cáncer aumentó a nivel nacional y mundial y que, por supuesto, Gualeguaychú
no es la excepción. Sin embargo, presenta una particularidad que enciende las
alarmas: la ciudad registra el doble de incidencia en comparación con el resto
de las zonas en cuatro tumores: linfomas, estómago, vejiga y riñón. "Si en
las otras zonas de la provincia, el índice está en siete u ocho por ciento, en
Gualeguaychú llega a 17%, y eso tiene que ser estudiado, porque puede estar
relacionado con la ingesta de agua contaminada con agroquímicos, que sabemos
que son cancerígenos. Cuando uno ingiere líquido, pasa por el estómago, es
absorbido por los riñones y luego depositado en la vejiga para eliminarlo.
Volviendo a Antonella González fue ingresada al Hospital Garrahan y
a las pocas horas la dejaron internada y una de las enfermeras preguntó qué
pasaba en Entre Ríos, porque la mayoría de los chicos con cáncer que eran
atendidos en el hospital venían de ahí.
Según la revista internacional Environmental Pollution lo que pasa
en Entre Ríos es el glifosato. Una
investigación publicada por la revista y
realizada por científicos del Conicet reveló que el herbicida volcado en los
campos argentinos por el agronegocio no se degrada, por lo tanto, se acumula y
que la concentración de glifosato constatada en Entre Ríos, con epicentro en la
localidad de Urdinarrain, dentro del departamento de Gualeguaychú, se encuentra
entre las más altas a nivel mundial.
Por su parte el bioquímico Gustavo Lerer relato que: "En el
Hospital Garrahan se atienden muchos niños provenientes de Entre Ríos, pero
también de otras provincias sojeras, como Santa Fe. Nosotros presentamos notas
a la dirección para tener un protocolo de atención especial para estos casos
que incluya, por ejemplo, preguntas sobre el lugar donde viven, si están cerca
de campos fumigados, pero seguimos esperando una respuesta. Los trabajadores
venimos alertando sobre los agrotóxicos hace mucho, pero nadie asume la
responsabilidad", se queja Lerer, que además de bioquímico es delegado de
ATE en el Garrahan.
En la segunda parte de esta nota comentare que se opina en Europa.
La importancia de conocer lo que se come y la
agroecología como alternativa de modelo de producción
(1) https://www.ouest-france.fr/economie/agriculture/como-el-glifosato-envenena-la-pampa-humeda-5382816
FUENTES: Imágenes capturas Web - riouruguay.uy - Tiempo Argentino
Sobre Ciencia, Uruguay -
www.ouest-france.fr - Propias -
Revista El Federal
Segunda
parte.
En la primera parte de esta nota comentábamos la problemática del
uso indiscriminado de glifosato y la posición del flamante Ministro de Agroindustria
de la Nación Luis Miguel Etchevehere, que sorprendió al declarar que fertilizantes, pesticidas y herbicidas químicos utilizados
por la agroindustria son inocuas, cuando
inapelables entidades y la justicia afirman con sólidos argumentos lo contrario.
Aquí les ofrezco la segunda parte.
Europa lentamente
hacia la prohibición del glifosato
En Europa productos como el glifosato tienen licencia de uso por
términos determinados, en este caso era de cinco años y se lo renovó por igual
término, con el voto favorable de 18 países, 9 en contra y 1 abstención. Esta
votación con un 30% en contra, es sin duda un aviso a los agricultores para que
vayan modificando sus métodos. Sin embargo países que no apoyan su uso como Bélgica e
Italia anunciaron que lo prohibirán localmente. Por su parte, Francia anunció,
que tomará las medidas necesarias para asegurarse, que el uso del glifosato
quedara prohibido en su territorio, tan pronto como exista una alternativa
viable y como muy tarde, dentro de tres años.
Estas restricciones no alcanzan solamente a la utilización local
del glifosato, sino también la introducción en estos países de productos
primarios o elaborados que contengan este producto en su
cultivo o
industrialización.
Por otra parte, muy cerca de nosotros, en la República Oriental
del Uruguay, rige desde el 1º de enero del 2015 en el Departamento de
Montevideo el decreto municipal del etiquetado obligatorio de alimentos
genéticamente modificados (OGM), una iniciativa que tiende a informar al
consumidor que ingiere. Fue redactada por un importante grupo
interdisciplinario, como integrantes del Laboratorio de Trazabilidad Molecular
Alimentaria (LaTraMa) del Instituto de Biología Celular y Molecular de Facultad
de Ciencias de la Universidad de la República, además de abogados, nutricionistas,
médicos, agrónomos y químicos, entre otros .
Este decreto, que ya cursa su tercera actualización, fue analizado
por el Congreso de Intendentes y rige además de en la capital del país, en los
departamentos de Lavalleja, Minas y Maldonado.
El Uruguay tiene una diferente organización política respecto de
la Argentina, cuando decimos departamento es sinónimo de provincia e Intendente
de Gobernador, de manera que el Congreso de Intendentes es un importante
organismo de gobierno.
El doctor en biología molecular Claudio Martínez Debat, integrante
de LaTraMa, explicó que en Uruguay están permitidos la soja y el maíz
transgénicos, pero aclaró que el decreto marca el porcentaje de cada componente
de un alimento por separado.
“Si un alimento tiene 0,6% de transgénico de soja y 0,6 % de maíz,
no se va a etiquetar, porque no se suman, cada uno es considerado
individualmente. Pero si en un alimento hay un 1% de uno y otro tiene 0%, sí va
a constar en la etiqueta. Habla del porcentaje, no del total del producto, sino
de esa sustancia en particular. La etiqueta de los productos es redondo, con
fondo blanco y letras en celeste”, aclaró Martínez Debat.
Saber qué
comemos
Es sabido que la industria alimenticia incorpora derivados de la
soja y el maíz GMM en casi todos los alimentos que consumimos y en los que
solemos encontrar ingredientes como la lecitina de soja, el almidón de maíz y
el jarabe en alta fructuosa de maíz. Estos componentes se utilizan en gran
variedad de productos, desde hamburguesas, pastas, galletitas, golosinas y
hasta bebidas.
Este estudio lo realizó en conjunto con investigadores mexicanos
del Instituto de Ecología (IE) y del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3)
de la UNAM, grupo encabezado por la investigadora Elena Álvarez-Buylla, ganadora
del Premio Nacional de Ciencias 2017 otorgado por el gobierno
mexicano.
“En México se consume medio
kilo de maíz por día y por persona. Empezamos a sacar ADN de los productos que
venden, se hizo un trabajo centrado en maíz, en harina de maíz, tortilla de
maíz y tostadas; se tomaron más de 400 muestras; y se encontró que el 90% de
las tortillas industrializadas tenían transgénicos, y de esas, casi un 40%
tenía restos de glifosato. Es el primer estudio a nivel mundial que analiza a
la vez transgénicos y glifosato en alimentos”, destacó Martínez Debat y agregó
que el glifosato queda en los alimentos, porque estos granos recibieron altas
dosis de esta sustancia, un producto que además se usa como secante en todos
los granos para acelerar el tiempo de cosecha.
La
agroecología como alternativa de modelo de producción
Para Martínez el sistema del monocultivo es un modelo que se
encuentra en un “callejón sin salida porque no se sostiene el ambiente, no se
sostiene la salud, no se sostiene el modelo en sí”. Agregó que la agroecología
es una buena alternativa que rinde más y es más sustentable porque existen cada
vez más trabajos científicos que lo demuestran. El investigador Claudio
Martínez Debat dijo que la agroecología es una opción sustentable y rinde más
que la producción que usa agroquímicos, pero es contraria a los intereses de la
industria agroindustrial, ya que no tiene ninguna participación en la misma.
“Este año (2017), han
surgido algunos elementos muy interesantes con respecto a conflictos de
intereses e incluso corrupción por parte de las industrias, la ciencia y los
organismos de contralor. Están los llamados Monsanto Papers, que es el trabajo
de muchos abogados a raíz de juicios que hicieron los pacientes de cáncer en el
estado de California. Están también los llamados The Poison Papers, que son
gente que llegó a viejos informes y reportes de la década del 60, de cómo los
pesticidas, con supuesta inocuidad se saltearon controles cuando no le daban
bien las cosas, las dejaban de lado para que fueran aprobadas.
Para los analistas el cambio de postura de Alemania, que en una
votación anterior se abstuvo, fue una decisión que influyó a otros países. El
gobierno alemán pidió cambios en el texto para limitar el uso privado del
glifosato y sobre el respeto de la biodiversidad. Sin embargo la ministra
alemana de Medio Ambiente, lamentó la decisión, “Está claro que Alemania tenía
que abstenerse”, dijo en un comunicado, y explicó que había transmitido a su
colega, el ministro de Agricultura, su oposición a renovar la autorización
“incluso bajo ciertas condiciones.
Todo hace suponer que en Alemania, quien en principio se había
abstenido se desató una tormenta perfecta. Monsanto, dueña del glifosato fue
recientemente adquirida por Bayer que tiene su casa matriz en Alemania, ya
sabemos que puede suceder cuando las políticas confrontan contra los negocios.
Según representantes del agronegocio argentino, la prohibición de uso de glifosato en la UE
habría generado perjuicios
significativos en un negocio que mueve 16.800
millones de dólares al año y son trabajadas más de cinco millones de hectáreas
tratadas con agroquímicos. Si se preocupasen de la salud y del cuidado del
suelo tanto como de sus negocios seguramente gozaríamos de una mejor calidad de
vida.
Recientemente el pasado 28 de diciembre el Diario Rio Negro de
Bariloche, informo que los responsables
de un emprendimiento inmobiliario en la península San Pedro y el empleado que
contrataron para efectuar el desmonte del terreno fueron sancionados por la
Justicia Civil con una multa de 90 mil pesos por los daños ambientales que
provocaron con la tala indiscriminada, la quema de restos forestales y la
aplicación de glifosato. El importe deberá ser depositado en favor de la Cruz
Verde Rionegrina.
El fallo del Juez Cristian Tau Anzoátegui llega más por impulso de
la ONG Árbol de Pie, que presentó un amparo colectivo. El Juez sostiene que los
imputados, Rafael Bone, Jorge González Galé y Joel Contreras Bahamondez, no están libres de culpa porque hicieron “un
uso incorrecto y abusivo” de los permisos obtenidos para la limpieza del
terreno
Por su parte la provincia de San Luis, por Ley 958 publicada en su
Boletín Oficial en diciembre de 2016 prohíbe la aplicación en cultivos
productivos de glifosato y/o herbicidas equiparables y/o cualquier tipo de
agroquímicos en zonas ubicadas a una distancia menor de mil quinientos metros
del límite de los centros urbanos o desde la última línea de edificación de
centros poblados o espacios públicos definidos como tales por los Municipios.
Ante la falta de delimitación Municipal se considerará última línea de
edificación a la última calle pública del trazado urbano o de 300 metros de
toda casa o recinto habitado y ubicado en áreas rurales
Mientras tanto el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Humano,
Rabino Sergio Berman, desconociendo este antecedente redujo los límites de
seguridad que protegen a las zonas urbanizadas donde se prohíbe fumigar para
proteger las poblaciones. La decisión fue tomada en base a un informe de la
Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa, llamados popularmente,”
los sojeros”.
Otra vez el lobo cuidando la granja… !!!!!
FUENTES:
Imágenes capturas Web - riouruguay.uy - Tiempo Argentino
Diario Rio Negro, de Bariloche - - rionegro.com.ar
http://www.rionegro.com.ar/bariloche/multaron-a-los-que-usaron-glifosato-en-bariloche-DC4163104
Sobre Ciencia, Uruguay - www.ouest-france.fr - Propias
Osvaldo Nicolás Pimpignano
Periodista de Investigación
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