domingo, 28 de enero de 2018

POBREZA EXTREMA , DROGAS E INDIGENCIA

Sobrevivencia La Coronilla: historias entre la clefa, el alcohol y la indigencia
Cochabamba
Un grupo de inhaladores de clefa en la colina de la Coronilla. La única mujer es Rosmery. | AFP
Uno de los inhaladores de clefa sentado en su casa.  | AFP
Elio Mamani Rivero
Una calamina vieja en medio de cactus y espinas de la Coronilla es la puerta del hogar de Omar. La noche anterior no salió a beber ni a “trabajar”, gracias a eso está lúcido y podemos conversar con él, pese a que un día antes no podía ni siquiera abrir sus ojos. Con bastante recelo nos abrió la puerta y nos invitó a pasar.
“Vivo hace 15 años en la calle, me vine de La Paz por problemas familiares, mi mujer me ha dejado, tengo dos hijas, una ya tiene 21 y la otra 19 —hace una pausa en su relato, respira profundo y continúa—. Quiero dejar esta vida y volver a mi casa”, se lamenta, mientras mira a su alrededor con resignación.
Se observan tres nichos en su “espacio” y cerca  de su cama, lo que hace funesto el momento de conversación pero a la vez más sensible. Con nostalgia, señala a quien pertenece cada nicho: “Éste es de la Lurdes, éste del Reynaldo y este otro es de la Paola. Todos han muerto con cirrosis”.
Omar tiene 42 años, vive en una carpa improvisada de dos metros por tres, junto a unas 15 personas, entre inhaladores de clefa y adictos al alcohol, que se dan modos para pernoctar en este lugar pese a la lluvia, frío o calor.
En inmediaciones de la colina de San Sebastián existen ocho “casas” precarias, pequeñas moradas cubiertas de cartón, calaminas, carpas o simplemente trapos viejos.
En la parte más alta de la colina, vive el “Cabezón”, un adicto a la clefa que pretende controlar la zona; mientras que los “limpiaparabrisas” de la subida al monumento ponen resistencia. “Es abusivo y muy agresivo”, nos cuentan.
“Me han punteado (acuchillado), mira lo que me ha hecho el Cabezón”, sin pensarlo dos veces, Germán se baja el pantalón y nos muestra su herida de aproximadamente 8 centímetros en el muslo izquierdo. No puede caminar porque tiene la pierna inflamada.
“Cada vez el Cabezón baja con cuchillo a la Aroma, quiere dominar este lugar”, termina su lamento y se vuele a echar en el suelo.
Esta población en situación de calle y adicción anteriormente vivía debajo los puentes del río Rocha. Prácticamente abundaban en todos los puentes, desde Muyurina hasta el puente Killman; hoy están dispersos.
“Antes vivía debajo del puente Huaynakapac. Cuando llueve, el agua llega con fuerza, se lo lleva nuestras camas y todas nuestras cosas. A un chango el río se lo ha llevado el anteaño pasado, por eso nos hemos salido”, dice Fernando, de 21 años pero vive en la calle desde los siete.
Tienen historias interminables. Carlos, de 27 años, aunque aparenta unos 40, parece uno de los más agresivos del grupo, tiene heridas en el rostro y sus brazos están cubiertos de cicatrices, no recuerda los motivos ni la antigüedad de sus lesiones. “Me han metido un año y medio a la cárcel, con mi amigo hemos robado su billetera de un chango, se ha alternado y le hemos cortado su cara con una botella”.
Todas sus historias tienen trágicos desenlaces. El eterno amigo de Carlos fue asesinado semanas después.
Rosmery es la única mujer del grupo, está embarazada, la encontramos tambaleando por los efectos del pegamento. Sin reparo alguno, nos dice que lleva cuatro meses de gestación, comienza a señalar a cinco jóvenes que lo rodean: “Ellos son mis hijos, desde changuitos me los he criado”, afirma.
Sus hijos biológicos también son cinco, tres varones y dos mujeres. “Donde se los habrán llevado”, relata sin pena. La cárcel es su segundo hogar, entró y salió por varios delitos, no piensa volver con su familia. Gran parte de su vida la pasó en la calle, quiere morir en ella.
De lunes a viernes se quedan por la Coronilla, los fines de semana se van a dormir al “tinglado” en la zona norte, donde pasan “ratos en familia”.
¿DÓNDE VIVEN?
Adictos salieron de los puentes
Según Rodrigo Santibáñez, efectivo de la Policía de Ayuda Ciudadana (PAC), la mayoría de los inhaladores de clefa salieron de los puentes porque en esos lugares se realizan trabajos de remoción de tierra por parte el municipio, el control de la Policía y la guardia ambiental, por la temporada de lluvias ante posibles inundaciones y también por las permanentes grescas entre diferentes grupos.
Esta población buscó otros espacios en la calle, se trasladaron a provincias cercanas, pero principalmente a la zona de la Coronilla.
“Cuando están sanos, juegan fútbol los sábados y luego se van al tinglado”, informo fSantibáñez.
Foto Germán muestra la herida que tiene en la pierna producto de una puñalada.
AFP
OPINIÓN
Si no hacen nada, en un tiempo esta problemática será peor
Nelson orellana Director Policía de Ayuda Ciudadana PAC
Que todas las instituciones que tienen responsabilidad con esta población se pongan a trabajar de verdad, que no sólo se dediquen a elaborar proyectos.
Organizan un comité interinstitucional para tratar esta problemática, pero después no acuden a las reuniones, no designan un presupuesto. La única institución que cumple es la Policía.
Si no hacemos nada, de aquí a un tiempo estaremos hablando de villas o lugares impenetrables donde abundará el comercio de drogas.
Las campañas temporales no resuelven el problema, hay un protocolo para que todas las instituciones cumplan su labor con los niños y adultos en situación de calle, pero no hacen nada.
foto La vivienda precaria de Omar y el nicho de una amiga, Lurdes.
AFP  SIN FECHA
Multimodal para atención de niños en situación de calle
El proyecto tendrá un costo de 30.667.261,82 bolivianos y debe ser financiado mediante Convenio Intergubernativo entre la Unidad de Proyectos Especiales (UPRE) y la Región Metropolitana Kanata, integrada por el Gobierno Autónomo Departamental de Cochabamba y los Gobiernos Autónomos Municipales de Quillacollo, Cochabamba, Sacaba, Colcapirhua, Tiquipaya, Vinto y Sipe Sipe.

El proyecto será ejecutado en la comunidad de Playa Ancha, de Capinota, sobre una extensión de 11.652,21 m2, con una capacidad para 314 menores. El plazo de ejecución será de 520 días computables a partir del inicio de obra.  Tomado de los tiempos de Bolivia 

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