Sobrevivencia La Coronilla: historias entre la clefa, el
alcohol y la indigencia
Cochabamba
Un grupo de inhaladores de clefa en la colina de la
Coronilla. La única mujer es Rosmery. | AFP
Uno de los inhaladores de clefa sentado en su casa. | AFP
Elio Mamani Rivero
Una calamina vieja en medio de cactus y espinas de la
Coronilla es la puerta del hogar de Omar. La noche anterior no salió a beber ni
a “trabajar”, gracias a eso está lúcido y podemos conversar con él, pese a que
un día antes no podía ni siquiera abrir sus ojos. Con bastante recelo nos abrió
la puerta y nos invitó a pasar.
“Vivo hace 15 años en la calle, me vine de La Paz por
problemas familiares, mi mujer me ha dejado, tengo dos hijas, una ya tiene 21 y
la otra 19 —hace una pausa en su relato, respira profundo y continúa—. Quiero
dejar esta vida y volver a mi casa”, se lamenta, mientras mira a su alrededor
con resignación.
Se observan tres nichos en su “espacio” y cerca de su cama, lo que hace funesto el momento de
conversación pero a la vez más sensible. Con nostalgia, señala a quien
pertenece cada nicho: “Éste es de la Lurdes, éste del Reynaldo y este otro es
de la Paola. Todos han muerto con cirrosis”.
Omar tiene 42 años, vive en una carpa improvisada de dos
metros por tres, junto a unas 15 personas, entre inhaladores de clefa y adictos
al alcohol, que se dan modos para pernoctar en este lugar pese a la lluvia,
frío o calor.
En inmediaciones de la colina de San Sebastián existen ocho
“casas” precarias, pequeñas moradas cubiertas de cartón, calaminas, carpas o
simplemente trapos viejos.
En la parte más alta de la colina, vive el “Cabezón”, un
adicto a la clefa que pretende controlar la zona; mientras que los
“limpiaparabrisas” de la subida al monumento ponen resistencia. “Es abusivo y
muy agresivo”, nos cuentan.
“Me han punteado (acuchillado), mira lo que me ha hecho el
Cabezón”, sin pensarlo dos veces, Germán se baja el pantalón y nos muestra su
herida de aproximadamente 8 centímetros en el muslo izquierdo. No puede caminar
porque tiene la pierna inflamada.
“Cada vez el Cabezón baja con cuchillo a la Aroma, quiere
dominar este lugar”, termina su lamento y se vuele a echar en el suelo.
Esta población en situación de calle y adicción
anteriormente vivía debajo los puentes del río Rocha. Prácticamente abundaban
en todos los puentes, desde Muyurina hasta el puente Killman; hoy están
dispersos.
“Antes vivía debajo del puente Huaynakapac. Cuando llueve,
el agua llega con fuerza, se lo lleva nuestras camas y todas nuestras cosas. A
un chango el río se lo ha llevado el anteaño pasado, por eso nos hemos salido”,
dice Fernando, de 21 años pero vive en la calle desde los siete.
Tienen historias interminables. Carlos, de 27 años, aunque
aparenta unos 40, parece uno de los más agresivos del grupo, tiene heridas en el
rostro y sus brazos están cubiertos de cicatrices, no recuerda los motivos ni
la antigüedad de sus lesiones. “Me han metido un año y medio a la cárcel, con
mi amigo hemos robado su billetera de un chango, se ha alternado y le hemos
cortado su cara con una botella”.
Todas sus historias tienen trágicos desenlaces. El eterno
amigo de Carlos fue asesinado semanas después.
Rosmery es la única mujer del grupo, está embarazada, la
encontramos tambaleando por los efectos del pegamento. Sin reparo alguno, nos
dice que lleva cuatro meses de gestación, comienza a señalar a cinco jóvenes
que lo rodean: “Ellos son mis hijos, desde changuitos me los he criado”,
afirma.
Sus hijos biológicos también son cinco, tres varones y dos
mujeres. “Donde se los habrán llevado”, relata sin pena. La cárcel es su
segundo hogar, entró y salió por varios delitos, no piensa volver con su
familia. Gran parte de su vida la pasó en la calle, quiere morir en ella.
De lunes a viernes se quedan por la Coronilla, los fines de
semana se van a dormir al “tinglado” en la zona norte, donde pasan “ratos en
familia”.
¿DÓNDE VIVEN?
Adictos salieron de
los puentes
Según Rodrigo Santibáñez, efectivo de la Policía de Ayuda
Ciudadana (PAC), la mayoría de los inhaladores de clefa salieron de los puentes
porque en esos lugares se realizan trabajos de remoción de tierra por parte el
municipio, el control de la Policía y la guardia ambiental, por la temporada de
lluvias ante posibles inundaciones y también por las permanentes grescas entre
diferentes grupos.
Esta población buscó otros espacios en la calle, se
trasladaron a provincias cercanas, pero principalmente a la zona de la
Coronilla.
“Cuando están sanos, juegan fútbol los sábados y luego se
van al tinglado”, informo fSantibáñez.
Foto Germán muestra la herida que tiene en la pierna
producto de una puñalada.
AFP
OPINIÓN
Si no hacen nada, en un tiempo esta problemática será peor
Nelson orellana Director Policía de Ayuda Ciudadana PAC
Que todas las instituciones que tienen responsabilidad con
esta población se pongan a trabajar de verdad, que no sólo se dediquen a
elaborar proyectos.
Organizan un comité interinstitucional para tratar esta
problemática, pero después no acuden a las reuniones, no designan un
presupuesto. La única institución que cumple es la Policía.
Si no hacemos nada, de aquí a un tiempo estaremos hablando
de villas o lugares impenetrables donde abundará el comercio de drogas.
Las campañas temporales no resuelven el problema, hay un
protocolo para que todas las instituciones cumplan su labor con los niños y
adultos en situación de calle, pero no hacen nada.
foto La vivienda precaria de Omar y el nicho de una amiga,
Lurdes.
AFP SIN FECHA
Multimodal para atención de niños en situación de calle
El proyecto tendrá un costo de 30.667.261,82 bolivianos y
debe ser financiado mediante Convenio Intergubernativo entre la Unidad de
Proyectos Especiales (UPRE) y la Región Metropolitana Kanata, integrada por el
Gobierno Autónomo Departamental de Cochabamba y los Gobiernos Autónomos
Municipales de Quillacollo, Cochabamba, Sacaba, Colcapirhua, Tiquipaya, Vinto y
Sipe Sipe.
El proyecto será ejecutado en la comunidad de Playa Ancha,
de Capinota, sobre una extensión de 11.652,21 m2, con una capacidad para 314
menores. El plazo de ejecución será de 520 días computables a partir del inicio
de obra. Tomado de los tiempos de Bolivia
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