Monumento ecuestre a José Martí: en la eterna claridad
(+Fotos y Video)
Presidió el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer
Secretario del Comité Central del Partido
Comunista de Cuba y Presidente de los
Consejos de Estado y de Ministros, el acto en el aniversario 165 del natalicio
del Héroe Nacional
Autor: Madeleine Sautié
La escultora norteamericana Anna Hyatt Huntington (1876-1973
tuvo a su cargo la obra en la década de los 50 del pasado siglo, para evocar el
momento en que dio su vida por la causa a la que se había consagrado.
La escultora norteamericana Anna Hyatt Huntington (1876-1973
tuvo a su cargo la obra en la década de los 50 del pasado siglo, para evocar el
momento en que dio su vida por la causa a la que se había consagrado. Foto:
José.M. Correa Armas
Para conmemorar el aniversario 165 del natalicio de José
Martí, Héroe Nacional de Cuba, quedó oficialmente inaugurada ayer, en el
capitalino parque 13 de Marzo, una réplica de la estatua ecuestre –de Anna
Hyatt Huntington–, que desde 1965 lo inmortaliza en Nueva York. El General de
Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido
Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros
presidió el acto en el cual participaron miembros del Buró Político del
Partido, del Consejo de Estado y de Gobierno, junto a representantes de la
alcaldía de Nueva York, del Museo del Bronx y de ciudadanos de EE. UU. que
contribuyeron con creces a la
realización del proyecto.
José Martí vio en la muerte necesaria la almohada, la
levadura y el triunfo de la vida y habló de la necesidad de morir bien para
continuar viviendo. Acaso fue esta el aura del homenaje en que fuera evocado el
más universal de los cubanos al trascender, desde la voz de los oradores, la
inmortalidad de un hombre de extraordinarias dimensiones.
Asiste Raúl a la inauguración de la estatua ecuestre de
Martí Foto: José.M. Correa Armas
En nombre de la Junta administrativa del neoyorquino Museo
de las Artes del Bronx, prestigiosa institución que ha rectorado tanto empeño,
y de su directora Holly Block –recientemente fallecida– se dirigió al público
Joseph Mizzi, Presidente de la Junta de Fideicomiso del Museo, para reconocer
como un honor el «estar hoy aquí para obsequiar esta escultura al pueblo de
Cuba».
Mizzi destacó la voluntad de Holly, incluso ya con su salud
deteriorada, de defender el proyecto cuyo significado «simboliza la amistad
imperecedera entre el pueblo de Estados Unidos y el de Cuba». Para
materializarlo trabajó incansablemente, explicó, y reveló que durante la
realización del proyecto los implicados han aprendido mucho –y compartido con
otros amigos- de la obra martiana, entre esos saldos, su compromiso con la
independencia de Cuba, la importancia de la dignidad humana, y la propia
historia de Estados Unidos, que escribiera durante los 15 años que viviera el
cubano en ese país. En sus agradecimientos aludió al más de un centenar de
donantes que hicieron posible el proyecto y en especial a su directora, la
señora Leanne Mella, presente en el acto.
Un sugestivo mensaje envió Bill de Blasio, alcalde de la
ciudad de Nueva York, que dio a conocer a los presentes José A. Velázquez
Zaldívar, representante de la Alcaldía. Entre otros detalles, refirió que la
icónica estatua que se yergue en el Parque Central ha sido una fuente de
inspiración y empoderamiento para neoyorquinos cubanos, y la reproducción hoy
en La Habana asegura que su legado histórico en la búsqueda de la independencia
sea compartido por las futuras generaciones. Para concluir, dijo sentirse
«orgulloso de unirme a los que hoy se congregan para conmemorar esta ocasión,
en la que celebramos la amistad que nuestra ciudad comparte dignamente con
Cuba».
La sugestiva intervención del Dr. Eusebio Leal Spengler,
Historiador de La Habana, a cuyo cargo estuvieron las palabras centrales,
pusieron en la ceremonia lirismo y vehemencia. «Todo convida esta mañana al
recuerdo y a la devota gratitud a los padres fundadores de nuestra patria»,
expresó, y trajo al recuerdo el alumbramiento que tuviera lugar hace 165 años,
muy cerca de allí, en la calle Paula.
«Evocamos a Martí en el acto de su supremo sacrificio, por
la causa que escogió como una motivación para su vida», prosiguió, y con el
verbo reposado y seguro orientó al auditorio hacia el monumento. «Obra de un
sentido estético y técnico superior, la escultura marcó en la vida de la
artista un momento excepcional».
El momento de la muerte del Apóstol de la Independencia está
rememorado poéticamente Foto: José.M. Correa Armas
Explicó que a sus 82 años la escultora acogió el proyecto
pensando tal vez que en Nueva York, entre las estatuas de Simón Bolívar y José
de San Martín faltaría una pieza fundamental –la que finalmente hiciera- en el
discurso de Nuestra América.
Señalando que la autora quiso representarlo a caballo, es
posible la pregunta de si fue, o no, Martí un jinete. Para asentir recordó al
niño, que en la primera carta que le enviara a su madre desde Hanábana, a donde
fue a acompañar a su padre el celador, le hablara desde entonces de un caballo
que debía engordar «como un puerco cebón» y que montaba todas las tardes.
Hermosas confluencias va tejiendo el disertante entre la
obra y la vida legendaria del Apóstol. «Es el corcel blanco que le traen en
nombre del Mayor General José Maceo, para que lo luzca en la revolución», dice
y dirige las miradas hacia la imagen espantada de la bestia ante el fuego que
su montador recibe de frente y de costado, que lo hace desprender de su mano
«el arma que quizás nunca utilizó».
Estuvieron presentes norteamericanos y cubanos residentes en
Estados Unidos que contribuyeron a la materialización del proyecto, así como
representantes del cuerpo diplomático. Foto: José.M. Correa Armas
Describe ahora la serenidad del rostro moribundo y la
hermosura en el conjunto en el cual el caballo pisa la yerba, donde un día,
como «aseguró» Martí, crecería junto a su verso. A pesar de la estampa letal
que se expone no gana la muerte terreno en las almas. «No venimos hoy con
tristeza y apocamiento ante su monumento».
Eusebio prefirió hilvanar algunas coincidencias con el
«bello amanecer» de aquellos que aman a su patria. Al aniversario 165 del Héroe, juntó el hecho de
que en el mismo sitio donde se levanta ahora, otros próceres de la
independencia también se reunieron, y en la Loma del Ángel, muy cerca del
emplazamiento, descansan algunas de las más importantes leyendas de La Habana,
donde él nació. No faltaron en la cita el aniversario 150 del inicio de las
guerras de la Independencia, el 60 de la Revolución Cubana y todo ello incluido
en el aniversario 500 de La Habana, testigo y protagonista de hechos muy
notables de Cuba y América.
Demoró 22 años la iniciativa de emplazar en La Habana la
pieza de bronce de 8,5 toneladas de peso sobre un pedestal de mármol negro,
situada en el Parque 13 de Marzo. Foto: José.M. Correa Armas
Eusebio de nuevo agradeció a todos los que hicieron aportes
para conseguir la ejecución de la obra y encomió «a la filántropa mexicana que
siempre ha querido que su nombre permanezca en la sombra». Tras aludir a las
nuevas generaciones que mantienen viva la memoria martiana, tal como se
demostrara en el Desfile de las Antorchas, protagonizado hace apenas unas horas
por los jóvenes habaneros, el Historiador visualizó el monumento al General
Máximo Gómez, a pocos metros del de Martí, y recordó cuando el Generalísimo
«enternecido» lo reconoce como el delegado electo del Partido Revolucionario
Cubano y le concede el grado de Mayor General del Ejército Libertador de Cuba.
«Ese es el Martí que contemplamos hoy sobre la montura».
El «periplo» oral va ahora al teatro de la muerte, de la que
no lo pudo salvar su Ángel de la Guardia, el soldado que lo acompañaba. «A la
vista del dagame (...), a la vista de un anoncillo y un fustete, cae, vestido
inusualmente, roto el corazón, rotos los labios de los cuales habían surgido
versos y palabras que conmovieron a los corazones más endurecidos».
Un auditorio sacudido, ante la narración desgarradora de los
hechos, nota en el discurso un cambio gramatical. De la tercera persona que
describe, el orador habla ahora con Martí, (segunda persona) a cuyo rostro de
bronce iluminan los primeros rayos.
«Por eso hoy, cuando nos acercamos a tu monumento, rendimos
culto a aquellos que hicieron posible que tus ideas prevalecieran más allá de
la muerte; a las legiones que sufrieron y padecieron buscando un camino para
Cuba, para esta Cuba actual, para la cual luchamos».
«Maestro, hemos cumplido!», –le dice– y no hay quien dude
que Martí desde algún sitio escucha. «Cuba te agradece, el pueblo cubano todo
deposita ante ti una ofrenda de flores, y estos signos y estos trenos recuerdan
que tu sacrificio no fue inútil». Entonces le explica que no ha sido este un
develamiento como los otros, en los que se quita un parabán y queda desnuda la
estatua. «Hemos preferido que sea la bandera la que ondee sobre el cielo azul
de Cuba».
La tricolor ondeante es lo que encuentran los ojos que
siguen el curso de las palabras de Eusebio, las que invitan a mirar a la parte
superior donde el rostro herido declina. Empieza a clarear. La luz del día
ilumina el semblante del que está destinado por la obra de su vida a vivir en
la claridad. «Bendito seas, Maestro», concluye Eusebio.
¿Cuándo comenzó a gestionarse
este proyecto?
Desde hace 20 años, la Oficina del Historiador de La Habana,
con Eusebio Leal al frente, realizaba esfuerzos para traer la estatua desde
Estados Unidos.
La pieza de 8.5 toneladas de bronce arribó a Cuba a
principios de octubre de 2017 y fue ubicada en el Parque 13 de Marzo, de La
Habana Vieja, sobre una base de granito negro, igual que la original, y con las
mismas inscripciones en español e inglés.
Entonces, Eusebio Leal dijo a la prensa que la obra de arte
reafirma en los momentos actuales que «más allá de los extravíos, las políticas
erráticas y de los que tratan de destruir los puentes y la comunicación», puede
existir la paz entre las naciones sobre la base del respeto, reseñó la ACN.
¿Por qué ubicar la
estatua en el parque 13 de marzo?
En palabras de Eusebio Leal: «Este lugar tiene una alta
significación: desde la terraza norte de Palacio donde Camilo Cienfuegos
pronunció su histórico discurso, siguiendo a Máximo Gómez, el generalísimo que
lo acompañó en la hora definitiva y mirando al mar, hacia ese país que conoció
como pocos».
¿Cómo surgió la idea
de la obra original?
Anna Hyatt Huntington modelando la estatua de nuestro
Apóstol, foto aparecida en Bohemia en 1957. Foto: Osvaldo Salas
«La obra original —que comparte una plazuela en el área sur
del afamado espacio norteamericano con los monumentos consagrados a Simón
Bolívar y José de San Martín, en el inicio de la Avenida de las Américas, y que
se dedicó como un regalo del pueblo de Cuba al pueblo de Estados Unidos— fue la
última gran estatua ecuestre concebida por Hyatt a sus 82 años. Tiene 18,5 pies
de altura», explicó a Juventud Rebelde la periodista Magda Resik Aguirre,
directora de Comunicación de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La
Habana.
Algunos conocedores sustentan la tesis de que Hyatt
Huntington tomó en cuenta el cuadro de Esteban Valderrama fechado en 1917,
representando ese instante crucial de la muerte de Martí en Dos Ríos. El lienzo
original fue destruido por el autor ante las críticas de inexactitud histórica
y luego rehízo el óleo en el escenario real a la hora en que se registra su
caída, durante un mes de mayo, señala Resik. Tomado de la Granma de cuba
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